❝ soy un tonto por ti, roier❞
Cellbit Lange era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de Mexico y qu...
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‒ ¿D-de que hablas?‒logro pronunciar roier
‒ ¡De que cellbit no tiene la culpa de lo que paso!‒ alzo la voz mariana‒ ¡Spreen, dilo ya!
‒Pero primero tengo que salir‒se quejó el pelinegro, no aguantaba estar unos minutos más ahí con lange, su corazón latía demasiado rápido y los nervios estaban a flor de piel.
‒Sé que puede ser incómodo, pero quiero aclararlo con ustedes primero
‒Pero esta no es la manera‒ respondió cellbit, con voz neutra y segura. Por un momento, creyó que sería una gran oportunidad para poder conversar con el pelinegro, pero al verlo distante y totalmente incómodo, supo que quizás su presencia era desagradable para roier.
‒Ya cállense ambos, por favor‒pido mariana mientras recostaba su espalda en aquella puerta. Para él estaba más que claro que no lo dejaría salir hasta que arreglen todo este enrollo innecesario entre ambos.
‒Roier, yo solo quería decirte que nada de lo que tú viste esa mañana fue a causas de cellbit.
Roier enmudeció sorprendido y el castaño bicolor tampoco se quedó atrás. ¿En verdad Ivan iba a cumplir con lo dijo? Rápidamente sus ojos fueron a analizar todas y cada una de las facciones del pelinegro, anhelando que este pudiera por fin creerle.
‒Y si te preguntas de cómo es que lo sé. Pues es tan simple y quizás decepcionante para ti...‒Ivan sonrió apenado, siendo únicamente observado por el más alto que estaba a su costado‒... pero es que todo esto fue causa mía. Nadie más que yo tuve la culpa de lo que paso aquella vez.
‒ ¿Qué? No entiendo nada. Spreen no estoy para tus juegos y Mariana eso también va para ti‒ alzo la voz roier al reprocharles por la conversación.
‒No guapito‒dijo el castaño, evitando no entrará en pánico por la actitud de Luque‒Por favor, escucha lo que te va a decir ivan, por favor‒suavizo su voz ante la última frase.
El pelinegro sintió como sus manos fueron delicadamente tomadas por las de cellbit, ambos mirándose fijamente. Con aquel brillo especial reluciendo el sincero amor que se tenían.
‒Y lo lamento de verdad‒prosiguió Spreen‒Yo fui quien le dio la idea a abril para que besara a Lange. Ella está casi obsesionada con él y no se negó.
‒Yo también soy consciente del cambio de Cellbit‒la voz de mariana se hizo presente‒Y ya te lo dije aquella tarde en tu departamento. Las personas más cercanas a él nos hemos dado cuenta. Es tan tonto cuando se trata de ti.‒canturreo como si lo que dijo fuera lo más obvio.
