❝ soy un tonto por ti, roier❞
Cellbit Lange era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de Mexico y qu...
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‒ ¡Roier!‒ el llamado del castaño bicolor hizo que el mencionado se tensara un poco. Le dio una mirada rápida y luego se apegó más al brazo de Mariana.‒ ¡Roier! Necesitamos hablar.
El más alto quien venía en silencio junto a su amigo, no pudo evitar entrar en pánico cuando observo el rostro adverso‒ ¡Dios! ¡¿Cellbit, quien te hizo eso?!‒ de manera inconsciente se acercó a Lange, el pelinegro de inmediato se separó de Mariana y se quedó estático en su lugar.
‒Nada, no es nada‒se limitó a decir, intentando acercarse a roier.
‒Ya no mientas. ¿Peleaste con alguien?‒ le reprocho, deteniéndolo al sujetarlo de la muñeca‒Pensé que ya habías dejado esas cosas, Lange.
‒Ese es mi maldito problema‒alzo la voz, mirándolo fijamente al más alto‒ Gracias por preocuparte, pero en serio necesito conversar con roier.
‒ ¿Roier?‒repitió‒ hey, ¿Sabes lo que le pasa? No ha querido decirme nada y vino muy mal a la clase pasada.
‒Justamente por eso...‒ ladeo levemente su cabeza, intentando mirar al pelinegro‒ ¡Maldita sea, se fue!‒ maldijo exasperarse.
‒Espera, tienes que calmarte que gritando no lograras nada‒ le explico serenamente‒ Además debes decirme que es todo esto ¿Roier está así por qué discutieron? ¿Es grave?
Cellbit aspiro y exhalo el aire con profundidad, intentando no llamar la atención de los demás‒ ¿Siempre soy yo el problema, verdad?
‒ ¿Qué? Yo no dije eso, Cellbit‒ lo soltó de inmediato, intentando analizar los gastos del rostro contrario.
‒Siempre término por arruinar las cosas‒ sonrió con desánimo‒ Mariana, la historia es algo larga. Pero ahora no puedo contratarla, primero necesito hablar con roier.
‒Pero como tú has visto, te está evitando.
‒Lo sé joder, lo sé‒susurro, cogiendo los mechones de su cabello en ambas manos‒Pero no puedo dejar las cosas así, él debe escucharme al menos.
‒Veré si puedo hablar con roier.‒suspiro el otro castaño‒ Durante toda la mañana ha estado muy raro y no me ha dicho el porqué.
‒No, Valdo. Puede sentirse incómodo‒frunció el labio.
‒Es mi amigo también, así que es normal que me preocupe por ambos y que les hostigue con tal de saber si puedo ayudar en algo.
‒Mariana.
‒Ok, ok... solo le hablaré al respecto, si no quiere explicarme no lo obligaré. ¿Feliz?
‒No estoy nada feliz, pero creo que puedo aceptar eso‒se encogió de hombros.
