Todo era caos, destrucción y violencia. Los hombres se amontonaban entre ellos y sus pisadas se oían como ecos por todo el navío que se había detenido. Ya no se sentía ese balanceo de las olas del mar ni el desequilibrio al caminar. Era una pausa inédita donde todo, irónicamente, se acelera.
El manto negro que cubrió el barco seguía ahí, como si la noche hubiese regresado y reclamado al día su lugar de vuelta, pero no había calma ni ese silencio nocturno que arrullaba a los tripulantes. Solo sus gritos, alaridos crudos y exigentes, retumbaban en medio del mar. Solo se pudo oír a Ivar muy a lo lejos, como si su voz se uniera al estruendo de afuera, siendo sus palabras las que perdían fuerza y desaparecían sin más, porque cuando Yoongi fue atrapado por esa tenebrosa sombra, perdió el latir de su corazón.
Esa oscuridad que había despertado la alarma del Rivière venía de algo mucho más grande. Las olas, inquietas y opacas, traían con ellas el remezón del peligro, la llamada al ataque que no esperó al amanecer para advertir al navío pirata de la llegada de otro barco que se imponía con grandes velas y numerosos hombres, todos armados y uniformados. El galeón enemigo estaba tan cerca que las voces de su tripulación se unieron a las del navío pirata, mezclándose entre sí con la misma fuerza y el mismo odio que solo una pelea podía exponer, mientras que el temor quedó encapsulado en los ojos del joven Min, que tuvo que aferrarse a una columna de madera picada para que sus piernas no le traicionaran de nuevo.
─ Nos están atacando.
De entre las velas que se conectaban las cuerdas que sostenían los mástiles se interponía el viento débil y fresco de la mañana junto a los primeros rayos del sol del nuevo día. Los telares se contrajeron y las cuerdas temblaron como las telarañas de los troncos secos que durante el invierno se infestaban de insectos, insectos que ahora eran hombres trepando hasta llegar a la cima para apuntar sus armas al Rivière.
─ No ─el pelirrojo chistó ante lo asustado que sonaba el joven Min, pero ni sabiendo cómo se sentía lo miró, no se acercó, solo pasó a su lado con una hacha de metal oxidado en mano y se quedó de pie a pocos metros de la puerta del almacén─. Los estamos atacando.
¡Fuego!
El primer disparo despertó en Yoongi el primer latido. El impacto resonó en su pecho, en sus tímpanos y en su corazón. Y en el primer soldado que caía al agua. Riley Poe estaba de pie, en primera línea, al borde de la cubierta, con ambas manos aferradas al revólver, del que caían cenizas y humo blanco.
El cuerpo del soldado flotó en el océano y su sangre lo pintó con ese leve tono de rojo muy similar al de su traje. Estaba hecho. Poe había asesinado a un hombre.
─ Oh, dios ─el aire escapaba de sus pulmones, intentó cerrar sus ojos y borrar de su memoria el cadáver en el agua, pero la imagen fue el nuevo eco que lo hizo desear seguir soñando─, está muerto…
─ Ese viejo jamás falla.
Por más que el hombre de los sellos sonó orgulloso, Yoongi entendió que no solo no era la primera vez que Poe mataba a alguien, sino que era impecable al disparar. El viejo se había mostrado tan amable que le había sido difícil imaginarlo así. Lo esperaría de todos los demás, menos de él. Aún más del capitán. Y justo cuando ese nombre brotó en su mente, lo vio.
Seokjin tomó el lugar de Riley Poe cuando las balas del viejo se terminaron. Yoongi tardó en entender que su sorpresa era estúpida. Tenía en frente a un criminal sin temor de la ley con vasta experiencia en masacrar que se veía bastante cómodo pensando en los hombres del otro barco como víctimas sin perdón, culpables de solo haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. Y es que su porte lo decía todo. La manera en que sus ojos buscaban un objetivo y lo seguían hasta encontrar el momento preciso para apretar el gatillo era inaudita. Las ansias de eliminar a cada navegante contrario crecían cada vez que no atinaba al blanco y su cuerpo se mantuvo firme sin nada que lo protegiera a la espera de los impactos que nunca llegaron, ágil en todo momento. No tenía miedo a morir porque algo en él, algo que Yoongi no pudo descifrar por más que trató, le había declarado la guerra a la muerte hacía mucho.
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The Story of Tonight ─ JinSu (pausada)
FanficSer un mártir es todo lo que un joven anhela en una revolución que no conoce el perdón. Yoongi lo sabe. No hubo ni habrá cosa alguna que lo aparte de ese sueño, tanto así que, tras un rechazo del ejército, se embarca hacia el sur donde la lucha por...