capítulo siete : Alex

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Hoy decidí que ya había tenido suficiente de clases y me escapé un par de horas antes de que terminara el día. Es viernes y merezco relajarme un poco antes de irme de fiesta. Por fin me siento libre, sin Leah que me critica por todo lo que hago. La aprecio, pero a veces quisiera que fuera más flexible y divertida conmigo; es más estricta que mi mamá.

Recapitulando, era un viernes por la tarde y yo estaba sentado en el salón de clases, aburrido y cansado de escuchar al profesor de matemáticas. Miré el reloj y vi que faltaban dos horas para que terminara el día. Pensé en todo lo que me estaba perdiendo: la fiesta en casa de posibles amigo, la música, las risas, las chicas... Sentí una fuerte tentación de levantarme e irme, fue así como termine en mi habitación preparándome para irme de fiesta.

Leah era mi mejor amiga desde la infancia, pero también la más responsable y estudiosa de los dos. Siempre me decía que debía tomar en serio mis estudios y que no podía faltar a ninguna clase si quería llegar a ser un gran médico. Ella era como una verdadera madre para mí, pero a veces me agobiaba con sus sermones.

Me pregunté qué haría ella si yo le dijera que me iba a ir de fiesta, y que salí antes de mis clases. Seguramente me regañaría y me haría sentir culpable. Tal vez hasta me dejaría de hablar por un par de días. Pero yo no quería perderme la diversión, ni tampoco perder su amistad. ¿Qué debía hacer? ¿Seguir las reglas o seguir mi corazón?

El sonido del teléfono indicando que un mensaje ha llegado me saco de mis pensamientos, dejándome con una respuesta clara en mente. Lo saqué de mi bolsillo del pantalón y cheque de quién se trataba; Edward, el tipo de la fiesta de bienvenida. Ni siquiera recordaba haberle pasado mi número de teléfono. Debo moderarme de ahora en adelante con el whisky, pero totalmente es culpa de Leah. Se supone que debe protegerme de mi mismo.

El mensaje se ilumino como si de un rayo de luz se tratara, en el me proponía ir a una fiesta que la fraternidad había organizado. Sé que ingresar a una fraternidad ofrece apoyo académico, pero no está contemplado en mis planes recrear la película Buenos Vecinos.

Es conveniente, hasta hace un minuto no sabía a dónde ir. Tenía planeado vagar hasta encontrar un buen club, pero esto definitivamente me beneficia. En la preparatoria solía anhelar estar en la universidad para asistir a las famosas fiestas de las fraternidades, mis pensamientos eran penosos.

Teclee una respuesta afirmativa antes de girar sobre mis talones y pararme frente al espejo de cuerpo completo que tengo recargado en la pared cerca de la entrada. Sólo para pulir los últimos detalles. No tengo que esforzarme en cómo ir vestido, tengo unos buenos genes, de modo que todo se me ve bien.

━━Recuerda, eres un chico atractivo. Ninguna chica se negaría a salir contigo.

Otro mensaje me interrumpió de mi sesión de chulería, es totalmente necesario recordarme en cada momento que tengo muchas más posibilidades que la mayoría de los chicos universitarios. Ya llegara alguien a bajarme de mi pedestal, pero ahora es necesario. Me devolví en mis pasos y tomé mi teléfono de la cómoda. Edward me estaba avisando que pasaría por mí en cinco minutos. Justo a tiempo. Acomode algunos de mis cabellos frente al espejo y me lance una mirada ganadora. Salí de la habitación cerrando la puerta tras de mí, confió en mi capacidad de ser tan bueno con las chicas que no pienso regresar esta noche a la habitación.

Al salir de la residencia una Jeep Wrangler gris con la canción: Zipper de Jason Deluro, me dieron la bienvenida. Esos autos son para chicos con padres millonarios, me estoy haciendo amigo de chicos interesantes. Edward me hizo una seña para que subiera al asiento trasero, sin tiempo que perder me apresure a subir al auto. Él arranco al tiempo que yo me acomodé en el asiento. Un chico pecoso que me hacía compañía en el asiento trasero me saludo muy animado y procedió a gritar.

Odio a primera vista; Alex & Henry: [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora