CAPÍTULO DIECISÉIS || 16

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No estaba precisamente dónde me gustaría; y a lo qué me refiero a "dónde me gustaría", es estar con ella, no lo sé, sólo hablando de cualquier bobada pero, por lo menos eso sí me gustaría, sería tiempo bien invertido y lo fisdrutaría, claramente más que estar en la mugrosa habitación de una estúpida niña. Ocho en éste mismo momento, estaba concentrada (entre comillas) en la conversación qué estaba teniendo ahora mismo con la niña esa y Allison. Pero no se veía precisamente cómoda ahí, casi ni hablaba y de vez en cuando cuando la chica decía algo y Allison sólo reía, ella hacía muecas qué revelavan lo tonto que sonaba para ella lo que sea que la chica haya dicho.

Lo cual para mí es simplemente adorable. Sus muecas, cómo sólo se les queda mirando como si fueran cosas raras. Okay, eso sonaba muy mal, pero era adictivo ver que a veces puede llegar a ser tan juzgona y ni se dá cuenta. Y sí lo hiciera, sé que se sentiría muy mal. Pero no se lo haré saber, la dejare ser, cómo diría el idiota de Klaus.

—Así qué... ¿Ya te le declarazte? —hundí mi entrecejo al oír esa repentina pregunta, girando abruptamente la mirada hacia mi hermano, el cual tiene una sonrisa maliciosa en los labios.

Esa tan repentina pregunta sólo causaba un revoltijo en mi estómago, ¿por qué diablos preguntaba eso? Justamente éso. Es frustrante cómo a mí maldita cabeza llego una imagen de ella al oír esa pregunta, cómo sí ya supiera muy bien a quién se refería, cómo si tuviera muy claro que esa pregunta estaba muy relacionada con ella.

Y eso estaba mal, no, eso estaba muy mal.

—¿De qué carajos hablas ahora? —intenté que mi tono de voz sonará indiferente.

No tenía que ser tan obvio.

Él giro los ojos y se acercó a mí, pasando su brazo por mis hombros, formando un círculo confidencial, muy patético a mi parecer.

—De Ocho, ¿de quien más voy a estar hablando sí parece que es el centro de la tierra para ti? —sonrío de lado, a mí solo me quedo fingir demencia—. Y eso me gusta, mira como soy un gran hermano te ayudare a conquistarla. —aseguro.

Abrí en grande mis ojos, ¿yo conquistarla a ella? Eso sonaba tan.... Bien, sí bueno, que suene tan bien no era el punto ahora, sino que él noto que estaba total y absolutamente concentrado en ella, significa que tal vez ella también pudo darse cuenta y si ella se dio cuenta, eso significaría qué...

¡Ya basta! Deja de sobrepasar maldita sea.

Bueno ya, ya me calme.

—No tengo idea de lo que estás hablando —finge demencia, siempre funciona—. Ocho es sólo una conocida, eso y nada más, ¿entiendes?

Su expresión me dejó muy en claro qué no me creyó nada.

Genial...

Notase el sarcasmo.

—Claro y Michael Jackson no se sigue recortando la nariz —giro los ojos—. Sólo admitelo, todos se dieron cuenta menos tú, tarado.

Frunci el ceño, eso no era verdad, no podía ser verdad.

—No, no lo hicieron.

—Sí, sí lo hicimos. —sonrío burlón Diego, lo mire mal.

Claro, ahora todos andaban de metiches. Me pregunto porque no habrán estado así cuando todos encontramos a Luther y a Allison en el armario a punto de besarse y sepuestamente estában "compartiendo escondite" oh, tengo que aclarar que estábamos jugando al escondite.

—Por eso no tienen amigos. —afirme, resignado a su estupidez.

Luther pareció ofenderse, al contrario del idiota del pueblo que aún seguía con esa mirada pícara, no entendía muy bien que le sucedía. Pero lo único que se me apatece con ver su cara, es darle un buen castañazo, a ver si así sigue de metido.

—Vamos Cinco, no tienes que avergonzarte, ____ es muy linda. Es entendible qué ella te guste —animo Luther, causando que lo fulminara, ¿no podía guardar silencio? Sentía mis mejillas arder de la vergüenza.

—No soy tú Luther, a mí no me gusta mi hermana. —juro que me ardió la garganta al usar esa palabra con ella pero tenía qué.

El rubio al oír mis palabras se torno a un rojo carmesí, en mi rostro se formó una sonrisa llena de burla por él. Aparto la mirada, avergonzado, sin tener el coraje para negarlo. Diego giro los ojos con fastidio.

—Sí ajá, ahora dime Cinco, ¿qué pretendes? —sus ojos entornados me escanearon ahora con recelo—. Porque no veo que quieras algo serio con ella, dime ¿ella es un juego para ti? —cuestiono acusatorio.

Su cambio tan repentino me pareció absurdo. ¿Quien se creía? ¿Su padre o qué rayos? Ridículo, totalmente ridículo.

—¿Juego? ¿Ahora de qué coño hablas? —la burla en mi voz no espero a salir.

—De que la miras cómo si fuera la última hamburguesa del mundo —intervino Ben, como si fuera demasiado obvio—. Y cuando no te presta atención solo a ti, te desesperas ¿no lo notaste? —apreté los labios, otra vez iban a empezar.

Todos estaban en mi contra. Debería deshacerme de todos pero no, eso sería mal visto. ¿Qué le pasaba a la gente? Claro que me desesperaba que no me prestara atención, ella tiene qué hacerlo. ¿Nadie podía entenderlo? Ella era... ¡Por un demonio no sé cómo explicarlo!

Mía.

No, tuya no.

Sí, mía sí.

¡No es un objeto!

Nunca dije que lo fuera.

Eres un...

—¿Ves? Te quedaste sin palabras —festejo Klaus, muy entusiasmado, sacándome de mi pequeña pelea con mi subconsciente.

—Sin palabras vas a quedar tú cuando te rompa la mandíbula si sigues así de pesado —gire los ojos.

¿Cuando se supone que venga Reginald? Quiero irme.




+

Hola!

Hoy estuve muy feliz porque es el cumpleaños de los Hargreeves.

No puedo procesar bien el hecho de qué en 2024 ya acabara su historia y (no quiero sonar dramatica) mi vida también, ¿qué haré? Literalmente de eso vivo.

Bueno, cambiando un poquito de tema; espero que les haya agradado esté capítulo :)

Sin más que decir:

Ahí se ven, Moles con patas.





𝗟𝗮 𝗖𝗵𝗶𝗰𝗮 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 [𝙴𝚗 𝙿𝚛𝚘𝚌𝚎𝚜𝚘] ᶜⁱⁿᶜᵒ ʰᵃʳᵍʳᵉᵉᵛᵉˢ ʸ ᵗᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora