CAPÍTULO DIECINUEVE|| 19

184 14 3
                                    

CINCO.

—No me arrepiento de nada. —Zanjé, tajante a mi padre, quien me miraba con desaprobación.

Puede o puede que no, me haya desempeñado demasiado en el entrenamiento de hoy; causando que mi buen hermano acabará en enfermería, con un ojo morado y muchos moretones.

Ahora sí se había quedado sin labio.

—Le rompiste una costilla a tu hermano —me recordó mi padre.

Mmm, debieron ser dos.

—Ajá, ¿qué no era ese el punto del entrenamiento? —Conteste, burlón.

Reginald suspiro, claramente no me haría entender que supuestamente había hecho algo mal. ¿Qué mal había causado? Ninguno. Tocó algo que no debío y el que la hace la paga.

—Ahora entrenarás dos horas más todos los días como castigo —informo, pero no pudo importarme menos—. Se repite una vez más y te arrepentirás, Número Cinco. —Amenazó severamente.

Gire los ojos.

—Sólo demostré que soy mejor que él, no es mi culpa que sea un completo inepto —defendí, irritado.

Reginald me dio una última mirada antes de irse, suspire.

Me teletransporte a la cocina, en busca de algo de café para calmar mi mal humor, últimamente estoy más irritado de lo normal y sé exactamente a qué se debe, lo cual me irrita más.

Celos...

Ajá... Pude inquirir que se trataban de celos. Ya saben, esa sensación que causa un nudo en tu estómago y que quieras vomitar por alguna razón, esa que hace que quieras ir y gritarle a ciertas personitas que se alejen, esas que alejan tus principios y hacen que te dé dolor de cabeza.

Nunca en mi maldita vida los había sentido... Bueno, tal vez sólo cuando mi ahora despreciable hermana (sí, así es hermana). Me abandono.

No te abandono, sólo se fue, ignorandote por completo para ver a otro chico. Uno que no eras tú, por cierto.

Arrugue la expresión por aquel pensamiento, si antes estaba de mal humor, ahora estaba peor. Serví el café en mi taza, sintiendo aquel aroma, mi favorito.

Era mi ciela, era.

Ya cállate.

Hasta que a mis fosas nazales llego otro aroma... Okay, esté sí era mi favorito pero...

Era el de ella.

¿Cómo hacía la desgraciada para oler a jengibre y vainilla? Cómo la odio... Tal vez si la ignoro ella me haga lo mismo, o al menos eso espero, no quería ni mirarla, estaba ofendido, más que ofendido indignado.

No le voy a contestar si me habla, ya verá...

—Cinco. —Llamo de manera enojada.

No la mires, no la mires, sí la ignoras ella entenderá porque, ella debé rogarte para que le hables y... ¡ESPERA, NO! ¡¿POR QUÉ AHORA LA ESTAS MIRANDO?! ¡ESTÓ NO ES PARTE DEL PLAN, IMBÉCIL!

—¿Qué quieres?

Te maldigo, maldito perro rastrero, pareces babosa arrastrandote así... Qué humillación, juro que voy a renunciar. Espera... ¡Por qué nos mirá de esa forma!

Es qué quiero estar enojado con ella, pero la maldita tenía una expresión enojada... ¡Se veía linda hasta enojada!

—¿Qué diablos te pasa? —Interrogó.

No iba a decirle. Tal vez vuelva a mi comportamiento pasivo-agresivo...

—¿Qué te importa? —cuestione con indiferencia.

Sus ojos me miraron, estaba enojada y confundida por más que no lo quiera mostrar. Se acerco dos pasos más a mí, sin apartar ni por un instante su enojada mirada de la mía, y lo admito... Me puso nervioso la muy maldita.

—Qué cuando llegue querías a toda costa sacarme de aquí por tu supuesto miedo a qué "lastime a tu familia" —hizo comillas con sus dedos, se acerco un paso más, haciendo qué yo retroceda nervioso—. Luego, me confundes haciendo escenitas como las de la mansión —se acerco otro paso, apuntandome con su dedo índice—. Oh, y ahora tú mismo, el obsesivo, imbécil y idiota, cuyá mayor preocupación siempre fue su familia, aún sin demostrarlo, le rompé una costilla a su hermano.

Diría que dio otro paso, pero no fue así porque estoy seguro de que si daba otro íbamos a quedar más juntos de lo que a ella le gustaría, y tan justos como para hacer que yo estalle en una crisis nerviosa.

La miré, sólo eso me quedó hacer, nuevamente me había dejado sin palabras y su acercamiento ahora había bajado casi todas mis defensas. Al no recibir alguna respuesta de mí, volvió a hablar, ahora en un tono de voz gélido, que hizo por un momento qué mi mundo temblará.

—Así qué dime, Número Cinco, ¿qué te pasó? Porque la verdad no pude reconocerte hoy en la mañana.

Sí viejo, antes eras cheberé...

No es momento para referencias...

Sin saber porqué, me enojé. ¿Cómo se atrevía a preguntarme eso? O es tan jodidamente estúpida como para no darse cuenta de las cosas, o yo en serio soy un tarado, también esta la opción de que era más ingenua de lo que me gustaría...

Quizá sean todas...

—¡Tú! —Exclamé, mirándola acusador—. ¡Tú pasaste, tú eres el problema! ¿Qué no lo ves?

Sí tan sólo ella no... Agh, ni siquiera tenía la culpa.

—¡Eso ni siquiera tiene sentido! —Se indigno ella.

—¡Pues para mí sí!

—¡Entonces explicaló!

—Eres una... —apreté los labios desviando por un momento la mirada—. ¿Por qué lo hiciste, eh? No te entiendo, tus acciones son tan extrañas como tú. —Solté, enojado.

Ella por otro lado sólo pareció confundirse.

—¿Y ahora qué hice? Dímelo, siempre tienes alguna queja sobre mí, siempre te quejas una y otra vez y nunca te dignas a decirme porque. Luego la que es una inmadura soy yo, ¿verdad? Pues déjame decirte que la que siempre trata de arreglar las cosas soy yo.

Apreté los labios, quisiera que se callarle la boca de una vez.

Y no me refiero a hacerlo con palabras...

¿Qué? ¡No!.... O sea, sí pero no...

—Pues tal vez si consideraras prestarle un poquito más de atención a lo que sucede a tu alrededor, pudieras darte cuenta tu sola —Bufé, apretando la mandíbula.

La que bufó esta vez fue ella, se veía harta, enojada, en sus ojos pude notar la incredulidad, lo que hizo que tragará en seco.

—Me dí cuenta de las cosas hace mucho tiempo Cinco, hacerme la tonta es otra cosa muy distinta. —Dijo ella de manera arisca.

¿Cómo dices qué dijiste?




___________________

Algo corto, ya sé.

We, ¿cómo que la rayis se estaba haciendo la estúpida?

En finolas, espero que les haya gustado.

Hastaaaa la próximaaaaaa!





𝗟𝗮 𝗖𝗵𝗶𝗰𝗮 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 [𝙴𝚗 𝙿𝚛𝚘𝚌𝚎𝚜𝚘] ᶜⁱⁿᶜᵒ ʰᵃʳᵍʳᵉᵉᵛᵉˢ ʸ ᵗᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora