CAPÍTULO VEINTE || 20

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CINCO.

Me hele por completo, sólo mirándola como un idiota esperando que lo que escuche fuera sólo un engaño de mi cabeza y aún así al mismo tiempo me encantaría que sea lo que pienso. Ella estaba parada frente a mí, quieta, mirándome de manera desafiante.

Juro que es tan bajita frente a mi y aún así hizo que me sintiera chiquito... muy chiquito.

Desgraciada... la odio.

—¿Cómo dijiste? —logro pronunciar, tratando de sonar confundido.

Hay que disimular.

Me mira impaciente, estoy seguro de que quiere golpearme ahora mismo.

—¿Sabes qué? Es una absoluta pérdida de tiempo malgastarme hablando contigo. —dice por último, antes de irse con la cabeza en alto.

Eso dolió.

Seguí su pequeña existencia con la mirada, hasta qué se perdió, haciendo qué ya no pueda verla.

¿Entienden? ¿Pequeña existencia? Jaja, soy una cosa pero barbara.

No es momento.

Suspiro y enojado me teletransporto a la azotea. ¿Qué para qué? Quejarme en silencio. ¿Por qué ella tiene qué enojarse así? ¿Tanto le importa el idiota de mi hermano? Es una cínica... ahora también la detesto. Puff ¿qué? ¿Cree qué con eso logrará hacer que me arrepienta? Ahora no sólo voy a molestar a Diego... no, también la molestare a ella. Ya estoy decidido.

Antes cuando trataba de hacerlo no la conocía pero ¿qué tal ahora?

Mala idea.

Tu cállate.

Qué se calle tu abuela.

Gire los ojos y ignore a mi propio subconsciente.

***

La seguí con la mirada, hoy el viejo había hecho un viaje de negocios, volvería en una semana, ahora estábamos desayunando, todos menos ella que estaba ayudando a mamá a cocinar lo que faltaba. ¿Qué por qué lo hacía? No tengo idea, Grace es un robot, no necesita ayuda.

No empece a molestarla directamente como hago con Diego... sólo la fastidio cuando puedo, es divertido.

Aclare mi garganta, a propósito.

—Ocho ¿me pasas el jugo de naranja? —pedí, con naturalidad.

Ella sólo me miró un momento, antes de tomar la jarra y dejarla en la mesa, volviendo a la cocina con mamá. Sonríe y me sirvo jugo.

—Ocho ¿me pasas la mermelada de arándanos? —volví a pedir, tomando un sorvo de mi vaso.

Ella se detuvo por un momento, pareciendo pensar y luego toma el frasco y me lo paso, junto a una cuchara. Ni siquiera le dije gracias. Sé que no es el fastidio más grande pero también se que si algo ella odia es que le piden cosas mientras hace otras.

Volví junto a mamá, ayudandole con el tocino. Deje la mermelada a un lado, ni siquiera me gustan los arándanos y creo que ella lo noto porque me miró mal al ver que ni siquiera me giraba a mirar a la bendita mermelada.

—Ocho ¿me pasas las tostadas? Estas están quemadas. —dije, viendo las tostadas que estaban en un plato aparte, que claramente estaban en perfecto estado.

Ella las miró y luego a mi para luego suspirar, yendo por las tostadas, dejándolas frente a mi. Sonreí, ya podía notar la mirada extrañada de mis hermanos, pero no les di importancia.

𝗟𝗮 𝗖𝗵𝗶𝗰𝗮 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 [𝙴𝚗 𝙿𝚛𝚘𝚌𝚎𝚜𝚘] ᶜⁱⁿᶜᵒ ʰᵃʳᵍʳᵉᵉᵛᵉˢ ʸ ᵗᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora