CAPÍTULO DIECIOCHO || 18

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OCHO.

La semana había transcurrido con normalidad, quitando el hecho de qué mi querido amigo Número Cinco me ignora (otra vez). La última vez que hablé con él fue en mi habitación donde él mismo me dejó con la palabra en la boca. Esta vez no buscaría que dejara de ignorarme o me prestara atención, me veía simplemente patética haciendo eso. Y aunque aprecie de verdad a Cinco, quizá solo necesite tiempo para sí mismo.

Me encontraba en mi entrenamiento adicional con Diego, la verdad ya no lo necesitaba pero ambos nos divertíamos peleando uno con el otro para luego ir y comer lo primero que se nos cruce.

—¡Chingada madre! —Lo oí maldecir al recibir mi puñetazo.

Hice una mueca, pensé qué iba a esquivarlo pero ni modo, me acerque para tratar de ver que tan duro fue el golpe.

—¿Estás bien... —no logré terminar porque él me devolvió el golpe, por la impresión no pude esquivarlo y me dio en el labio, haciendo qué sangrara.

Solté un quejido, sintiendo ardor en donde me había golpeado, por su parte mi hermano estaba más que satisfecho, volviendo a su posición de pelea, haciendo ademánes de que me acercara con una expresión retadora.

—¡Nunca en ningún momento bajes la guardia! Es una de las primeras cosas que aprendiste. —Reprocho girando los ojos.

—¡Eres mi hermano! Sólo quería ver si te había roto un diente o algo —puntualicé, igual de indignada que él.

—Con más razón tienes que cubrirte, sin excepción —exclamó.

Cuando estaba a punto de tirarle una patada voladora oigo una voz que hace que me desestabilice y caiga en medio del acto, ganando un fuerte golpe, giro a mirar a Klaus con enojo por eso.

—¡Me no hablar ispanish! —Se quejo acercándose.

Diego giro los ojos y se acercó, me ayudó a levantarme y me pregunto si estaba bien, al recibir mi confirmación solo se dedico a mirar mal a Klaus.

—Acabamos —desvío su mirada de mí a Klaus—. Y estoy 90% seguro de que te viene a joder a ti, así que nos vemos luego hermanita —se despidió con una sonrisa sarcastica y se fue, dejándome sola con Klaus.

—¿Y, qué haz estado haciendo con tu vida? —cuestiona como si nada con una sonrisa de oreja a oreja.

—No mucho, respirar... —conteste con gracia—. Caerme por culpa de hermanos entrometidos, ya sabes lo normal. —Le reste importancia.

Klaus se acerco a mí sin importar que estaba toda sudada y pareciera que recién estaba peleando con un oso por un salmón, entrelazo su codo con el mío y me arrastro hacia la cocina.

—Klaus, me tengo qué ir a bañar —me quejé, pero no pareció importarle mucho.

—Bañarse una vez al año no hace daño, además ahorras agua. —Aconsejo.

Okay, definitivamente no voy a seguir ese consejo.

—Ya, quita esa cara, nada más vamos a limpiarte ese labio, que parece dispensador de ketchup.

Deje que me arrastrará como si fuera una muñeca de trapo hasta la cocina, me senté en una silla y mientras él hablaba y hablaba curaba mi labio, con una gran delicadeza la verdad, lo cual se me hizo tierno.

—¿Pero cómo hizo para romperte así el labio? Es un salvaje. —Comentó mi hermano, con ese tono de voz de madre preocupada, lo cual se me hizo chistoso.

—Él se quedó sin labio. —Bromee, a lo qué ambos reímos.

Luego claro que me regaño por ponerme a reír, pues se supone que tenía que quedarme quieta para que limpiara mi labio.

La verdad sólo ardía un poquito.

CINCO.

¡¿Cómo qué se quedó sin labio?!

Me apetecería ir ahí y.... Agh, sería ilegal.

Aunque la mayoría de las veces las cosas que quiero hacer son ilegales. ¡Ese no es el punto ahora!

Infeliz malnacido del demonio, hijo del diablo, hijo de mi estupenda madre...

Okay, la cosa es inhalar y exalar, pero justo ahora se me estaba complicando eso. ¿Los resoplidos cuentas como exaltación? Trataré de convencerme de que sí.... Esto no está funcionando.

Claro, una mísera semana y me remplaza con el imbécil de Diego. O sea, con Diego. ¡Hasta su nombre es estúpido! Juro que sería menos irritante si fuera con Ben, digo, el tipo al menos lee libros. ¿Diego siquiera sabe leer? Probablemente no. ¿A ustedes les parece lógico estó?

Además, ni siquiera tiene edad para besar ¡ni yo lo he hecho! Apenas trece años, debería ser ilegal, ¿podría demandar a Diego por eso? Es una opción fiable, técnicamente ella es menor de edad.

Tienen la misma edad baboso.

Suspire... O bueno, bufé, irritado, más de lo que ya estaba hace un momento, si eso era posible claro. Ella no podía ser tan estúpida. Y yo que ya me estaba sintiendo mal por enojarme sin siquiera ver que ellos hicieran algo raro. Y ahora me sale con estó.

Ni tienes porque enojarte, ella no es nada tuyo.

Y ese detallito.

Ella no era nada mío.

Sin mencionar la rara relación de amistad que teníamos. ¿Esó era considerado amistad? No lo sé y ya ni eso puedo decir que somos. De hecho, nunca estuve ni remotamente cerca de ser alguien en su vida, es decir no más que el tipo raro con el cual a veces pasa ratos.

Pasaba bro...

Te odio.

Dile eso a tu ego.

—Imbécil... —me autoinsulte, enojado.

Yo era muy impulsivo. Y lo único que me mantenía aquí en esta habitación quejándome mentalmente y no yendo a darle su buen merecido a mi hermano por el módico hecho de existir, era mi orgullo.

Y lo peor, ¡¿Por qué lo hizo ella?! Ni siquiera puedo imaginar una escena de ellos dos sin querer ir a estrellar la cabeza de mi estúpido hermano contra la pared más cercana, es decir, los he visto, no pasan ni la mitad de tiempo juntos que ella y yo.

¡Para eso estoy yo!

Ay si tú, se te acerca y ya te sonrojas.

Aún así soy mejor que él. Apuesto a que ni siquiera la quiere...

Un segundo.... ¡¿Y sí sólo la está usando?! Debo investigar.

Y volvió don paranoico.





+

Hola, perdón por la tardanza.

Sólo para decir que trataré de actualizar más seguido.

Gracias por leer, espero les haya gustado.

Ahí se ven.












𝗟𝗮 𝗖𝗵𝗶𝗰𝗮 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 [𝙴𝚗 𝙿𝚛𝚘𝚌𝚎𝚜𝚘] ᶜⁱⁿᶜᵒ ʰᵃʳᵍʳᵉᵉᵛᵉˢ ʸ ᵗᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora