0. LA EXCAVACIÓN

54 3 0
                                    

El viento soplaba con mucha fuerza, provocando un agudo silbido al pasar entre los secos y deshojados troncos de los árboles que daban forma a los bosques de Éisber, la región más fría de todo Éndel. Del cielo, negro y lleno de brillantes estrellas, caían espesas bolas de nieve que se estampaban contra el suelo, cubriendo toda la superficie hasta dos palmos de altura. En esta enorme región del norte destacaban los Yúncumos, una de las cordilleras montañosas más altas del mundo, la misma en la que a sus pies nacía Valquia, antigua capital de la región que había sido diezmada hacía más de veinticinco años. Las ruinas de la ciudad se habían convertido en un lugar de especial interés para Zoltan Vánderhoff, gobernador de Narsova. Su empresa llevaba financiando carísimas expediciones durante los últimos años, enviando allí a muchos hombres para levantar una profunda excavación con el objetivo de hacerse con la fuente de energía que el enemigo había utilizado para crear sus armas durante la Gran Guerra.

En el exterior del túnel, los soldados cargaban pesados recipientes de metal con forma rectangular en los camiones, todos ellos llenos de una extraña sustancia de color negro que habían logrado extraer de la fosa del nivel inferior. Nadie sabía decir con exactitud que era aquella cosa, pero su carga energética era impresionante.

Los hombres estaban exhaustos, habían empezado aquella tarea durante la noche anterior, después de haber encontrado aquello que el señor Vánderhoff llevaba buscando con un ansia desesperante desde que había sido elegido cómo gobernador. A pesar del calor producto del esfuerzo, las bajas temperaturas de la zona estaban empezando a pasarles factura a las tropas y a muchos de ellos ya les flaqueaban las fuerzas.

—¡Maldito frío! Apenas siento las manos, Borges —dijo uno de los soldados sin dejar de caminar hacia uno de los camiones sujetando uno de los recipientes por una de sus asas de metal. Era un hombre de mediana edad, muy alto y delgado, con la cabeza estrecha, alargada y cubierta con muy poco pelo, dejando a la vista sus diminutas orejas—. A ver cuando se acaba este martirio.

—Venga, Petros. Que ya queda menos —dijo su compañero de carga, vestido con un uniforme negro con detalles dorados, igual que el resto de la expedición. Era de su misma edad, calvo y más bajo, pero también más ancho y fuerte, con una ligera panza y unos enormes brazos. Su rostro era cuadrado, siendo su gruesa nariz y sus ojos azules lo que más destacaban en él—. Tú solo sigue andando.

—Si tan solo saliera un poco el Nácadis —anhelo Petros, posando el recipiente en el suelo con mucho cuidado.

—Pues siéntate a esperarlo —dijo Borges en tono irónico, imitándolo—. A estas horas su luz no llega a esta zona de la región. Ya deberías saberlo.

—Y tú deberías de saber que madrugar no es lo mío —Petros se sentó sobre el recipiente—. Prefiero trasnochar haciendo guardias nocturnas.

—Pues hoy te ha tocado. —Borges se sentó a su lado y sacó una petaca del bolsillo interior de su uniforme para darle un trago. Luego le ofreció un poco a Petros, pero su amigo negó con la cabeza—. Lo más brillante que vas a ver por aquí es el peinado de nuestro comandante —dijo después de volver a beber, haciendo luego un gesto con la mano que sujetaba su petaca llena de whisky para señalar hacia el hombre que observaba a las tropas desde lo alto de uno de los vehículos.

Dóniel Egeo, el comandante de cabellos dorados y engominados hacia atrás, les lanzó una mirada de desprecio a través de los cristales negros de sus gafas.

—¡Eh! ¡Vosotros dos! ¿Qué se supone que hacéis? ¡Que estos camiones no se van a cargar solos! —gritó el comandante con enfado, mostrando su indiferencia ante el cansancio de las tropas—. ¡Tenemos que acabar con esto cuanto antes! ¡Ya sabéis lo importante que es este cargamento para el señor Vánderhoff! ¡El gobernador quiere que llegue a la ciudad antes del festival! ¡Así que, a darle brío, soldados!

EL CICLO DE ÉNDEL: La Leyenda de los ArcanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora