Sol

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Como todos los días dormía bajo un árbol en la colina en las tardes cálidas de aquella primavera, el verano no se veía tan lejano aquellos días, el sol brillaba cálidamente, los días pasaban  y era feliz, pero un día ese cálido sol no salió, la noche era eterna y no veía ni mi propia mano frente a mis ojos, desesperado no supe que hacer, me quede sentado esperando que saliera el sol y al mirar por la ventana ningún rayo se asomaba en el horizonte, parecía que solo desapareció.

Después de pasar horas encerrado por temor, salí afuera y mire al cielo, grande fue mi sorpresa al notar que el sol se había congelado y estaba ahí, dándome la espalda prácticamente, se veía vacío pero al otro lado se veía que iluminaba otro planeta y me di cuenta que el sol me había abandonado, frustrado y sin saber qué hacer, me arrodillé mientras maldecía al sol por haberme dejado en la obscuridad, a ciegas después de haberlo venerado tanto y haber estado mirándolo siempre con fascinación, en ese instante fue cuando un segundo parpado se desprendió de mis ojos a causa de las lágrimas, mire al cielo nuevamente, el sol estaba congelado aún, dándome la espalda, pero el cielo era inmenso, estaba lleno de estrellas lejanas, lleno de soles que me daban un poco de su luz, lejanos e indiferentes me miraban desde la lejanía, casi sonriendo melancólicamente, estaba en la obscuridad la cual no era total, la tenue luz se resbalaba como cuando cae una cascada, esas luces no eran para mí, pero ahí estaban y la obscuridad ya no es total, hay un poco de luz, el sol se ha ido, pero hay muchos soles que no podía ver por mi ceguera, hace frio, pero no está todo perdido, puedo sobrevivir aún sin luz.

Y si el sol volviera algún día espero no haberme congelado.

Arroz vinagre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora