• Capítulo 28 •

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 El día de la competición

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El día de la competición...

¿Alguna vez habéis sentido un agujero que es imposible rellenar? Justo en medio del pecho, sintiendo que la vida se te va por ese gran agujero, viendo a la persona que amas cada día sin poder abrazarla, besarla o decirle esas dos palabras que tanto te encantaba decirle.

Pues eso llevo sintiéndolo yo durante casi cuatro meses, sí, cuatro meses en los que he existido, pero no he vivido. Me hace falta sus besos, sus abrazos, sus "te amo", sus caricias, sus noches en las que me leía con una gran sonrisa en sus bonitos labios... me hace falta mi princesa porque lo que tengo ahora es a Eleonor.

- Hoy es el gran día, hermano - Damon me da una fuerte palmada en el hombro al verme por la mañana -. Una competición con demasiada importancia, una mujer hermosa como pareja, el problema de todo esto es que es tu ex.

Le doy un puñetazo en el brazo haciendo que se queje dramáticamente.

- Deja de burlarte o el próximo será en la cara. - le amenazo.

Lleva los cuatro meses "bromeando" con eso. Bromas que me dejan llorando antes de dormir o cuando me quedo solo.

Echo de menos los "te amo" cuando terminamos un entrenamiento, echo de menos que entre a la pista cuando termino mis entrenamientos de hockey, me bese y hablemos de todo y nada durante al menos cinco minutos antes de que Nicki llegue y nos interrumpa, echo de menos llegar a casa y escucharla correr en mi encuentro, echo de menos comer con ella en la cafetería de el pabellón. La echo demasiado de menos.

- Buenos días, bella durmiente. Vamos a ignorar el hecho de que te queda media hora para arreglarte. - saluda mi hermano a Eleonor que aparece en la puerta de la cocina.

Giro mi cabeza observándola. Está despeinada a más no poder sonrío al analizar su cara de dormida.

- Cállate, Damon. - le contesta de mala forma a mi hermano.

Eleonor no tiene muy buen despertar.

- Joder, te estaba avisando de buena fe. - Damon se sirve una taza de café.

Eleonor le ignora y camina hasta la cafetera, recuerda que debe coger una taza y da la vuelta dirigiéndose al mueble donde se encuentran, pero no llega por su mínima altura. Sonrío aún más al verla de puntillas y estirándose, ni así llega a las tazas, ni siquiera las roza.

- Toma - le doy mi taza y me levanto yo a por otra -. No he bebido nada, le falta una cucharada de azúcar para que esté como te gusta.

Eleonor acepta la bebida mirándome con asombro. ¿Qué le sorprende? ¿Que sepa como le gusta el café? Se lo preparaba casi todas las mañanas, obviamente sé cómo le gusta.

- Gracias.

- ¿Para que le dices que no has bebido? Todavía tiene tus babas en su boca, la saliva del otro dura seis meses en la boca. - interviene Damon.

Sobre el hielo  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora