Latidos

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"Las personas que saben hacerte reír de verdad son las únicas por las que, inevitablemente,
vas a tener que llorar algún día"
-Anónimo 🫀

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En Seúl...

Rosé había caído en una espiral de autodestrucción desde que alejó a Jennie de su vida. La rubia pasaba sus noches en bares, bebiendo y buscando distracciones para olvidar su dolor. Ignoraba a todos a su alrededor, incluyendo a la pelinegra que veía cómo esta se hundía cada vez más en la oscuridad.

La rubia se encontraba en uno de sus bares favoritos y exclusivos de Seúl, rodeada de música estridente y luces de neón que parpadeaban en la oscuridad. Había decidido salir a cazar esa noche.

Se sentó en un taburete junto a la barra y pidió su bebida favorita, un cóctel de frutas exóticas con un toque de vodka. Mientras disfrutaba de su bebida, no pudo evitar notar a dos mujeres que se encontraban en la esquina del bar, charlando y riendo entre ellas. Parecían estar pasándola genial, y eso despertó su curiosidad.

Con una sonrisa socarrona, Rosé decidió acercarse a las dos mujeres. Llevaba un vestido elegante blanco y su cabello rubio caía con gracia sobre sus hombros, lo que la hacía destacar en medio de la multitud. Se inclinó sobre la barra y les dirigió una mirada coqueta.

-Hola, preciosas. ¿Puedo unirme a la diversión? -preguntó la rubia con un tono juguetón.

Las dos mujeres se giraron hacia ella y la miraron con sorpresa. Eran jóvenes, sexys y con una vibra sensual. La que estaba más cerca de Rosé sonrió con picardía.

-¡Claro que sí! ¡Bienvenida cariño! -exclamó, invitándola a tomar asiento entre ellas.

La rubia aceptó la invitación y se acomodó entre las dos mujeres. Pronto, comenzaron a beber, charlar y reír juntas. Sin tan solo supieran que se agregarían a la lista de nombres de: Solo es una noche de sexo con Rosé.

Solo eran simples presas para la rubia, una mera distracción para ella.

La ausencia de Jennie la tenía sumida en la negación, y Rosé no podía aceptar que su corazón todavía sigue latiendo por ella. Quería pensar en la posibilidad de que alguien pudiera reemplazar a la castaña, pero su corazón no la dejaba. A pesar de todo, la rubia se aferraba a la esperanza de que Jennie regresaría a ella después de esas palabras, pero mientras tanto, se perdía en un abismo de alcohol y malas decisiones.

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En otra parte de Seúl...

Al otro día, después de llegar a Seúl, el señor Jum y Lisa subieron a un carro de alquiler. Querían evitar levantar sospechas y asegurarse de que el público no se enterara de su presencia. Se dirigieron hacia la ubicación que la menor había enviado.

El señor Jum se sentía ansioso y fuera de su zona de confort. Mientras conducía por una parte rural de la ciudad que no había visitado en mucho tiempo, se preguntaba qué trama Lisa.

-Es en esa casa. -señaló la menor.

El mayor obedeció y estacionó el carro frente a la casa. Lisa tomó su celular y verificó la fecha.

-Hoy estamos a primero de septiembre. Me quedan 4 días de vacaciones. -informó Lisa al señor Jum. -Pasaré estos cuatro días aquí, con una amiga. El martes 5 vendrás a recogerme. No quiero que nadie sepa que estoy en Corea. Encárgate de mis padres y del viejo.

Moonlight - Lisoo/ Chaennie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora