Promesas

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"No hay ser humano, por más cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor."
-Platon
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Residencia Kim

El señor Kim se encontraba en su despacho, encargándose de los problemas que habían surgido debido a la gran bomba que su hija había soltado en la mesa. Después de su discusión con su mujer, se pasó varias horas en el teléfono haciendo llamas. Los altos ansiados del clan pedían respuestas, a algo que ni siquiera el sabia.

La presión era abrumadora, pero como el monarca de un antiguo y gran clan, sabía que debía mantener la calma y resolver ese problema con su hija. Esa noche fue la peor de su vida, recibir aquella noticia tan a la ligera por parte de la castaña, le dolió en su corazón. Quería a su princesa de vuelta, pero ella cada vez se alegaba de él.

Estaba tan sumergido en su pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que ya no estaba solo, su hijo había irrumpido en la habitación esperando hablar. Mirando al muchacho fijamente, espera hasta que este le de buenas noticias, porque si no le iría muy mal.

-Padre ya me hice cargo, controlé la situación. -dijo el menor bajando la mirada, sentía miedo de él.

El mayor no mostró ninguna reacción ante lo dicho. El joven al darse cuenta de que sus palabras eran ignoradas, decidió decir lo más importante.

-Ella está en la entrada.

Cuando el mayor salió disparado de su despacho en busca de la castaña. Una vez más dejaba ver su favoritismo con esta.

Mientras se acerca a la entrada, se podía escuchar un revuelo, algo ocurría y debía descubrir que pasaba. Su hijo lo seguía detrás como una sombra, teniendo curiosidad también de lo que pasaba.

Estado de frente a la puerta principal, las abre abruptamente y lo que ve lo deja con los pies clavados al suelo, como si su alma se la arrebatarán del cuerpo y un sabor amargo invadió su boca.

Al ver a muchos de sus hombres tirados en la entrada. Cuando dirigió su mirada a la culpable, miro a Rosé sucia de sangre sosteniendo en sus manos al jefe de su equipo de seguridad. Vio que esa chica era una amenaza.

Ella lo tenia tomado del cuello, como si fuese un muñeco de trapo. El sujeto se miraba casi moribundo y sumamente golpeado.

-¡¿Qué demonios haces?! -gritó el señor Kim saliendo de su transe.

Las menores al escucharlo se giran a verlo, principalmente Jennie, quien se alegra de ver su expresión de terror. Por su lado, Rosé ni siquiera se inmutó ante su presencia.

-Oye... -llamó la rubia concentrándose en el hombre que tenía sujetado, olvidado a todos a su alrededor. -¿Ya te moriste? 

-¿Qué mierda te pasa? -le grita el castaño conmocionado.

-¡Tú cállate! -exigió Jennie, le molestaba su voz chillona.

La castaña bajando del capo del auto en donde estaba sentada, caminó directo hacia su padre. Estaba harta de todos, sobre todo de él.

-Este es el resultado de tus acciones... todos ellos. -dijo señalando los cuerpos. -Cayeron en vano.

-¡Jennie! -llamó el mayor.

-Tú me desechaste... ¿sabes cuanto tiempo espere a que volvieras por mí? -sus ojos comenzaron a nublarse y su voz a quebrarse. Su padre la escuchaba atentamente. -Aquella niñita que solía llorar por ti se ha ido... tú no eres nada para mí, no tengo padre.

Moonlight - Lisoo/ Chaennie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora