Devuelta en el juego...

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"La gente buena también ha lastimado a otra gente. Nadie está exento de cometer errores, la diferencia es que unos buscan mejorar y otros no"
-Usuario Anónimo

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En la Residencia de Rosé...

Las menores habían llegado a la casa de la rubia en poco tiempo, y cada una de ellas se dispuso a hacer lo suyo. La tailandesa fue hacia el cuarto de huéspedes para bañarse y cambiar su ropa, mientras que Rosé, con pasos pesados, se dirigió a su habitación.

Una vez dentro, la rubia comenzó a desvestirse con extrema delicadeza. Cada prenda fue retirada con cuidado, revelando una piel que, en lugar de ser tan tersa como la porcelana, ahora estaba marcada por magulladuras de un violeta oscuro. Eran los recordatorios visibles de su intento por ser una heroína, se burló amargamente de sí misma por la estupidez que hizo.

Con un suspiro, Rosé se acercó al espejo y examinó las marcas en su piel. Eran prueba de su dolor y sufrimiento que la hizo reflexionar sobre las decisiones que había tomado. Luego, caminó hacia el baño y abrió la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre su cuerpo, como si tratara de lavar no solo su cuerpo, sino también las heridas que no podían verse a simple vista.

Después de una hora, ellas dos estuvieron listas. A pesar de las heridas que llevaban, ambas se vistieron con ropa cómoda y adecuada para la ocasión. Cuando terminaron de arreglarse, salieron de la casa y se dirigieron hacia la casa de Hyeri, donde se encontraban las otras chicas.

El camino hacia su destino estaba lleno de pensamientos y emociones encontradas. Las heridas físicas que llevaban eran evidentes, pero también había heridas emocionales junto con las tensiones no resueltas entre ellas y las otras chicas.

Con cada paso que daban hacia la casa de Hyeri. Rosé y Lisa sentían como poco a poco se olvidaban de las mayores. Ansiaban poder dejar atrás la tensión y los conflictos por un momento al llegar allí. Sabían que las heridas aún estaban frescas y la reconciliación sería un camino difícil de recorrer, sumándole el atrevimiento de haber humillado al CEO, estaban jodidas.

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En la casa de Hyeri...

Hyeri, había organizado una pequeña reunión en su casa. Hacía mucho tiempo que no se juntaban todas. En la fiesta en JeJu, no habían tenido la oportunidad de socializar adecuadamente antes de que las tensiones comenzaran a surgir en el ambiente.

A medida que las invitadas llegaban, el ambiente se llenaba de emociones encontradas. La castaña, se encontraba ocupada preparando algunas picaduras y bebidas para sus invitadas cuando de pronto escuchó el timbre sonar.

-Una de ustedes por favor, vaya a abrir. -dijo la mayor, un poco apurada mientras cortaba algunos quesos para hacer una tabla de aperitivos.

Con amabilidad, una de las chicas se levantó y se dirigió a atender el timbre. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con una sorpresa que la dejó perpleja. Frente a ella había una chica rubia, impresionantemente hermosa y alta, como si hubiera sido esculpida por los Dioses. Pero lo que más llamó su atención fue la presencia de otra invitada que había llegado con ella.

-¿Y tú qué haces aquí, maldito nomo del infierno? -preguntó la tailandesa con fastidio, mirando a la chica que abrió la puerta. Las tensiones eran palpables y la sorpresa se mezclaba con un aire de confrontación en la entrada.

-¿Lisa que te pasa? -devolvió la rubia recriminándole.

-¿Qué pasa? ¿por que no entrar? ¿Rosé? ¿Lisa? -preguntó ahora la anfitriona, entrado en escena. -¿Todo bien Chaewon?

Moonlight - Lisoo/ Chaennie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora