No me rendiré.

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-Te vas y yo me quedo. Te llevas una parte de mi alma y yo me quedo una parte de tu recuerdo: te vas en paz y yo me quedo en duelo.
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Después de una noche intensa para Lisa y Rosé junto con su grupo de amigas, cada una se despidió y se fue a su casa, dejando a la tailandesa sola en su hogar. Decidió que era mejor irse a dormir, ya que el día siguiente sería largo y agotador. Los ensayos se volverían el doble de duros, solo quedaban cuatro días para las dos últimas funciones de la gira mundial.

Lisa ni siquiera bajó a cenar; no quería verle la cara a su progenitora. Sabía que, si pasaba un minuto en el mismo espacio que ella, estallaría de rabia. Incómoda por la situación y completamente agotada emocionalmente, prefirió acostarse temprano.

Cerró los ojos con fuerza y se aferró a la esperanza de que el mañana sería un día mejor.

Al otro día...

La tailandesa se veía completamente demacrada. No había logrado conciliar el sueño durante toda la noche, su mente había estado despierta y atormentada, y cuando finalmente pudo pegar un ojo, las pesadillas la asaltaron, manteniéndola despierta y ansiosa hasta que el sol salió por la ventana.

Con pesadez, se levantó de la cama y comenzó a prepararse para el día. Su rostro mostraba el cansancio y parecía un auténtico zombie. Al bajar las escaleras, se encontró con su madre en el comedor, quien parecía estar esperándola. Lisa ni siquiera le dedicó una mirada, tratando de ignorarla por completo, respiró hondo y siguió su camino hacia la puerta.

-¿No desayunarás? -interrumpió su madre, mirándola fijamente. -Mandé a preparar esto para ti, debes tener hambre ya que no cenaste anoche.

Un silencio frío fue la única respuesta que recibió por parte de su hija. La madre, decidida a romper ese muro de indiferencia, insistió:

-¿No hablas? -volvió a preguntar la mayor. -No sé qué pa-...

-¿Puedo irme o también vas a obligarme? -respondió la menor cortante, interrumpiendo a su madre. Al ver que esta no respondía, Lisa continuó hablando con frialdad. -Eso creí...

Sin decir una palabra más, ella se dio la vuelta y se fue. La madre, visiblemente afectada por la actitud de su hija y cómo la trata, solo podía observarla salir en silencio. La tensión entre ambas era palpable y la distancia entre madre e hija parecía haberse vuelto aún más grande.

-Nana... -llamó a la sirvienta, y esta se presentó de inmediato.

-Sí, mi señora. -respondió la sirvienta haciendo una reverencia.

-Recoge esto. Quiero que prepares todo para una cena que voy a tener mañana. -dijo La matriarca de la familia, aún visiblemente afectada por el encuentro con su hija, limpió sus manos con la servilleta y la arrojó con desdén antes de retirarse.

-Por supuesto, mi señora.

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En la Agencia...

La tailandesa, llegó rápidamente a la agencia y en la entrada se encontró con Rosé. Ambas sabían que todavía tenían un tema pendiente, pero decidieron posponerlo hasta que las cosas se calmaran. Juntas, subieron a la oficina de coordinación, dónde se les explicó que se habían cambiado por completo las coreografías para los dos últimos conciertos. Esto las dejó perplejas, ya que debían aprender más de 15 coreografías diferentes en cuatro días y medio era imposible.

Moonlight - Lisoo/ Chaennie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora