Enojo

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Pov Dick.

Estaba preocupado.

Hoy mi día había comenzado bastante normal.

Me desperté, me arreglé y baje a desayunar junto con Tim y Jason, obviamente también Bruce.

No me di cuenta de que Damian no había bajado a desayunar por estar hablando con Jason.

Después del desayuno todos fuimos a realizar nuestros planes para el día.

Bruce fue a realizar algunos trámites en la empresa.

Jason fue a investigar un caso que había desde hace algunos días.

Tim se fue a realizar su tarea y a estudiar para su examen de matemáticas.

Alfred fue a hacer… cosas de Alfred.

Y yo salí de la mansión para pasar el día con mis amigos.

Cuando volví a la mansión, Bruce estaba en su estudio mientras que Jason y Tim estaban en sus habitaciones, Alfred estaba en la cocina preparando la cena.

¿Y Damian?

Ahora que lo pensaba no había visto a Dami en el desayuno y en este momento no tenía ni idea de donde estaba.

¿¡Cómo no me di cuenta de que mi hermanito no se había presentado al desayuno!?

Con rapidez llegue a su habitación y toque la puerta tres veces.

Sin respuesta.

Toque dos veces más antes de entrar para ver que el lugar estaba vacío.

Ni un rastro de Dami.

La cama estaba hecha y al parecer nadie había dormido en ella desde ayer. El día anterior había estado buscando a Damian para la cena y cuando entre a su habitación, su cama estaba igual de ordenada y limpia que ahora.

Por lo que Damian no había dormido anoche.

Intente recordar si hubo algo diferente en el comportamiento de mi hermanito ayer, pero no se me ocurría nada fuera de lo normal.

Pero algo tuvo que haber pasado ayer.

De eso estaba seguro.

Con eso en mente recorrí toda la mansión en busca del de ojos verdes.

Busco en todos lados y el menor no estaba en ninguno de ellos.

Busco en la cocina, la sala, su sala de pintura, su cuarto de instrumento, los cuartos de entrenamiento… ! LOS CUARTOS DE ENTRENAMIENTO¡

No había buscado ahí.

Sin pensarlo corrí a los cuartos de entrenamiento rezándole a todos los dioses que conocía para que Damian estuviera ahí.

Gracias a dios estaba ahí.

Dami traía una camisa manga corta que dejaba ver todas las cicatrices que tenía en sus brazos debido a peleas anteriores y a su infancia, algo que el menor no había admitido, pero aun así Dick sabia que era así. También traía un short negro y estaba descalzo.

Sus manos estaban vendadas, pero a pesar de eso se notaban varias manchas de sangre en ellas. Golpeaba furiosamente un saco de boxeo, una y otra vez sin parar.

Se notaba que llevaba tiempo entrenando, ya que su cuerpo estaba cubierto de sudor, tenía algunos raspones y moretones, mientras que en su rostro se notaba el cansancio.

Iba a acercarme, pero al ver con la rabia y fuerza que golpeaba Damian decidí dejar que se desahogara, cuando estuviera calmado hablaría con él.

Damian siguió golpeando el saco de boxeo durante aproximadamente quince minutos para después comenzar a entrenar con el simulador.

One Shots - Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora