Capítulo Doce

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—Deberes reales, perfecto.—hablé en voz alta con algo de sarcasmo—Tengo que redactar unas cartas, no me esperéis en la cena.

Después de que mi madre se marchase mi padre me empezó a hablar, quería que asistiera al próximo baile de Solaria y que diera un discurso para los habitantes del reino, no había sugerencia en su voz ya que no le hizo mucha gracia que pasara tiempo con mamá. Tomé una pluma y empecé a escribir pero nada servía, llevaba al menos tres pergaminos tirados a la basura cuando decidí ir a la biblioteca en busca de algo de inspiración.

—La señorita Bloom lleva buscándote para darte la cena durante treinta minutos—la voz de Griselda hizo que alzará la cabeza—parecía un pequeño cachorrito perdido así que me ofrecí para traerle a la princesa de Solaria algo de comida.

—Gracias Griselda.—contesté con una sonrisa dejando la pluma en el tintero mientras me frotaba los ojos—Solo llevo un par de líneas dios...

—Come un poco me quedaré aquí para hacerte compañía, no deberías estar aquí sola.—habló con cierta dureza mientras yo empezaba a comer la sopa.

—¿Has visto que ordenada dejamos la biblioteca?—dije con cierto orgullo provocando en ella una sonrisa—Lo peor de todo es que Bloom es igual que la directora Faragonda, un maldito desastre.

—Créeme lo se, espero que os dé las gracias por evitar que la castiguen.—asentí con una sonrisa viendo con atención a la mujer de gafas—Estas velando el sueño de ellas ¿No es así?

—Menos el de Tecna, ella no suele dormir mucho por lo que está bien.—reconocí antes de seguir comiendo—¿Se ha solucionado ya el problema?

—En ello estamos pero tu madre ha sido de gran ayuda.—admitió bajando la cabeza—Siempre es bueno ver a la reina Luna.

—Sí, ella es...—mi voz falló, sentía como si alguien me apretará la garganta—Dios, lo siento yo estoy demasiado cansada solo quiero acabar esto.

—Está bien Stella al igual que está bien si te marchas a dormir y acabas esto por la mañana.—la amabilidad en su voz me molestaba, sus ojos me miraban con cierto grado de lástima, lo sabía aunque ella lo negara.

—No, no lo está y no me mires así.—respondí apretando los puños enfadada.

—¿Cómo?—preguntó notablemente confusa.

—Con lástima, como si no fuera digna.—contesté levantándome, poniendo cierta distancia entre ambas.

—No te miró así Stella, te miró como una adolescente que se está esforzando demasiado y...—negué cogiendo el pergamino y caminando lejos de la biblioteca, no iba a escucharla—¡Stella!

Volví a la habitación, las luces ya estaban apagadas así que nadie me molestaría, chasquee los dedos invocando cuatro lunas para cada una de ellas pero me asusté al ver a Bloom sentada en el suelo con la cabeza escondida entre sus piernas y apoyada en la puerta de mi habitación.

—Bloom.—susurré acercándome a ella con velocidad, levante su cabeza con cuidado viendo como sus ojos estaban rojos de llorar pero también de no dormir.

—Todo estaba tan oscuro y el fuego me comía, quemaba todo a mi alrededor...La habitación, a Flora, Musa, Tecna y tú—apretó los labios volviendo a llorar—t-tú morías mientras me decías que todo iría bien.

—Ven aquí.—la apreté contra mi pecho al mismo tiempo que besaba su cabeza—Todo irá bien de ahora en adelante, mi madre se ha encargado del problema y pronto todas en Alfea podremos dormir bien; las chicas están bien y yo también ¿No lo ves?

Los ojos azules estaban llenos de miedo pero también de tristeza, mi magia se sentía pesada pero aún así invoqué una pequeña esfera de luz que la calmó de inmediato. La volví a apretar en mis brazos mientras nos levantábamos, sería otra noche en mi habitación, miré mi mano izquierda: El pergamino tendría que esperar hasta que Bloom se durmiera. Tomó varias horas que ella se durmiera, al igual que tomo el resto de la noche en acabar el discurso, la cabeza me dolía y sentía como mi cuerpo pesaba el doble pero no podía quedarme dormida cuando apenas faltaban unas horas para la excursión, debía aguantar hasta la noche.

Me metí en la ducha donde tardé más de lo normal en busca de que me despertará, llegando justa con el resto de Winx para desayunar. Fruncí el ceño, tampoco habían dormido muy bien tanto Flora como Musa casi caen contra sus tazones de cereales

—¿No ha funcionado la luna?—pregunté clavándome las uñas en las palmas de las manos dándome cuenta de algo—Se desintegraron después de dos horas ¿Verdad?

—Sí pero no importa Stella.—se apresuró a decir Flora con una pequeña sonrisa—Tu y Tecna habéis hecho demasiado, viéndolo en perspectiva somos las que estamos mejor.

—Y que lo digas, mira allí.—señaló la peli azul. Todas miramos a la mesa más alejada donde unas alumnas de tercer año acaban de caer encima de sus platos de comida y estaban de muy mal humor.

—La falta de sueño parece que ya está haciendo mella—apuntó Tecna con una mueca, me miró y yo asentí.

—Lo mejor será que no nos separemos durante la excursión.—dije masajeándome la sien. La cabeza me estaba matando, mi magia parecía que se esfumaba, sabía que todo era por la falta de sueño pero aún así tenía que hacer algo.

—Toma.—Bloom apareció con una gran taza de café que puso delante mía antes de posicionarse detrás y empezar a masajear mis hombros , una oleada de paz me envolvió—Cuando volvamos yo me encargaré de velar tu sueño, no te preocupes.

Asentí con una pequeña sonrisa antes de beber el café, la conversación volvió a fluir con normalidad aunque preferí quedarme fuera, demasiado cansada para participar o prestar atención.

¿Acaso crees que en una guerra el enemigo te dejará dormir? La voz dura de mi abuela se deslizó en mi cabeza con tanta facilidad que incluso busqué en la sala si ella de verdad estaba en Alfea.

Todas las hadas caminamos bajo la dirección del profesor Paladio hasta el bosque, allí tras darnos unas cuantas indicaciones nos separó en varios grupos y transportó a diferentes partes del bosque, el ejercicio consistía en encontrarnos y llegar a la meta juntas.

—¿Algún plan?—pregunté mirando al resto de Winx, yo había pasado la prueba el año pasado y no podría más que guiarlas un poco para que fuese completamente justo.

—Con la magia de Flora podemos escuchar las plantas y podemos movernos hacía el resto de hadas.—apuntó Bloom mirando a su alrededor.

—Y con la magia de Musa podemos escuchar al resto de chicas.—añadió Flora con una sonrisa mirando a la pelirroja ya que hace poco la había estado ayudando con su conexión con algunas plantas. Parecía feliz de que alguien recordará cómo funcionaba su magia "Realmente debe haberlo pasado bastante mal"

—Crearé un mapa del bosque así cuando nos encontremos será más fácil salir de aquí.—apuntó Tecna tecleando en su teléfono con rapidez.

Escondí mi sonrisa viendo como trabajaban juntas, seguramente serían las primeras en salir del bosque pero aquel sentimiento duró muy poco, el cansancio empezó a pasar factura no solo a mí sino al resto de Winx.

—No puedo hacerlo.—murmuró Flora de repente, sus manos temblaban—No escuchó nada, todo está muerto, todo a mi alrededor ni siquiera yo...

—No puedo ver la música, mi magia, no la música yo...—ahora era el turno de Musa de sentir la ansiedad.

—No os pasa nada malo, el cansancio os está provocando todo así que mantened la calma por unos segundos y todo pasará...—antes de que pudiera acabar la frase las dos cayeron sobre sus rodillas, me giré para ver a Tecna quien parecía estar mejor pero sus piernas temblaban.

Se estaba haciendo la fuerte todo este tiempo y yo no lo había notado, Bloom se acercó a Musa y Flora, la cara llena de preocupación. Quise acercarme a Tecna para ofrecer mi ayuda pero mis pies parecían pegados al suelo, parece que aquí estaba mi límite.

—Hay algo que se acerca, un monstruo.—advirtió la chica de cabellos magenta con una mueca de dolor en su rostro.

"No puedes descansar en mitad de una guerra, los débiles no tienen ese privilegio" la voz de mi abuela sonó en mi cerebro con demasiada fuerza, ella tenía razón una vez más. Alcé la cabeza hacía el sol, brillaba con fuerza como lo hacía usualmente, podía sentir la presencia que detectaba Tecna pero había más.

—Ven a mí sol, acude a la llamada de Solaria, préstame tu energía por unos instantes para librar la oscuridad que me acecha.—pedí alzando las manos mientras me transformaba. Esto no garantizaría que el sol decidiera ayudarme pero debía pedirlo antes de siquiera poder exigirlo  

When the sun meets fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora