Stella tomó con cuidado las manos de Bloom guiándolas hacía el cuenco, las apretó con suavidad y dulzura ofreciendo algo de seguridad antes de separarse.
—Cierra los ojos y mantén la mente en blanco hasta que te diga.—ordenó la rubia alejándose un par de pasos. Pasaron al menos cinco minutos donde la pelirroja se mantuvo con los ojos cerrados —Estás demasiado tensa, respira y relájate o no harás nada.
—Muy sencillo de decir.—contestó Bloom bufando y abriendo los ojos encontrándose con los avellanas profundos de la princesa de Solaria.
—Respira conmigo, no quiero que pienses en nada, es importante.—volvió a acercarse a la más joven, se colocó detrás de ella—Eres una hada, la magia fluye en ti. Si yo lo puedo notar tu también lo harás.
—Se que tengo que pensar en un recuerdo feliz pero—Stella le pellizcó el cuello para que no continuará—Auch ¿A que ha venido eso?
—Los recuerdos felices pueden volverse tristes así que concéntrate en tu piel, en el calor que desprende tu cuerpo y deja que fluya.—susurró en su oreja mientras ponía sus manos sobre las de su amiga—Se que no es lo que has escuchado hoy pero créeme, es mucho mejor.
Bloom asintió con lentitud antes de volver a cerrar los ojos centrándose en el toque de Stella y la calidez de sus propias manos, podía sentir como cada respiración se volvía más profunda, podía escuchar sus propios latidos al igual que los de Stella. El aire se había vuelto pesado para la chica de Gardenia y sintió como sus manos empezaban a picar, sintió como algo cálido quería salir y lo dejó fluir.
—Es fuego, lo puedo controlar.—murmuró la pelirroja viendo como de sus manos salía fuego y podía moverlo a placer—Lo he conseguido.
—Te lo dije, eres un hada.—Bloom cerró las manos haciendo desaparecer el fuego para mirar los ojos brillantes de orgullo de Stella—Solo necesitabas un pequeño empujón y esto es lo que me enseña Faragonda, era lo mínimo que podía hacer por ti Bloom.
—Hagámoslo juntas.—pidió la pelirroja tomando las manos de la rubia con decisión aunque al ver la sorpresa dibujada en el rostro de la más alta las soltó con rapidez—No quería sonar como una orden pero quiero ayudarte tanto como lo haces tú.
—Ya lo haces pero ya que estamos aquí.—ambas sonrieron antes de ponerse enfrente del caldero—Si te digo que te agaches y te cubras el rostro, obedece ¿Sí?
"Ella realmente está preocupada por si me hace daño" pensó Bloom viendo como Stella respiraba antes de tomar sus manos con precaución.
—Se que no me harás daño Stella, confió en ti y en tu magia.—murmuró la pelirroja apretando las manos algo temblorosas de la princesa—Solo deja tu mente en blanco, ni buenos ni malos recuerdos; además solo estamos nosotras dos, yo no te juzgaré Stella, sabes que no.
Ambas chicas cerraron los ojos al mismo tiempo, Bloom podía sentir el nerviosismo de Stella simplemente al tacto así que acarició sus manos con sus pulgares. Ella confiaba en ella.
La rubia lo sentía, sentía el calor de su magia junto a la de Bloom brotando ¿Cuándo fue la última vez que su magia se sintió bien sin la instrucción de la directora? No había recuerdos, solo el tacto de su mejor amiga, la confianza que ella le brindaba. La confianza que solo su madre le daba dentro del núcleo familiar.Y de repente ambas chicas sintieron como si algo en ellas explotará.
Stella sintió su magia salir como lo hacía durante su infancia, cuando estaba aprendiendo junto a su madre y abuela, sintió esa libertad que había olvidado que venía ligada a la magia pero al abrir los ojos se sorprendió al encontrar su luz mezclada con el fuego de Bloom quien miraba maravillada aquel espectáculo.
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When the sun meets fire
FantasiBloom siempre se había sentido como un pez fuera del agua en Gardenia, no conseguía conectar con nadie y solo conseguía ser plenamente feliz cuando estaba inmersa en alguna historia de fantasía mientras acariciaba a su pequeño conejo Kiko pero eso c...