En nombre de Dios

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Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos.

Romanos 16:17

Un mes había pasado desde que Jesús llegó a las vidas de Crowley y Aziraphale, un mes desde que ambos habían tenido que aprender a ser padres, un mes desde que sus noches no eran tranquilas por miedo a que fuera la última ocasión en la que estuvieran juntos.

—Crowley cariño ¿Quieres ir a comer? Hay un nuevo local de comida asiática que está abierto hasta las nueve, aún tenemos algo de tiempo.

El demonio negó dejando que el biberón llegara a los labios del bebé—No, Jesús debe de dormir.

Aziraphale apretó los labios, sabía que el pequeño no era lo que le tenía estresado—¿Puedes ser un marido amable y complacerme?

Crowley dejó al bebé en la cuna—¿En verdad quieres que sea un marido responsable? ¿Por qué no empiezas tú a ser un esposo responsable y te niegas a ir a esa absurda guerra en el cielo? ¿Por qué no cumples con tu obligación de quedarte a mi lado por toda la eternidad? ¿Acaso tus votos eran mentira?

—Mi amor, por favor escúchame.

—No, estoy harto de escuchar tus absurdos pretextos. Sé que el cielo ha sido siempre importante para ti pero a veces me gustaría ser igual de vital en tu vida como ese tonto lugar— el demonio siseó, intentando no gritar— Vas a abandonarme por segunda vez, vas a dejar de nuevo por el cielo.

—Crowley.

—Puedes morir ¡Tú mismo lo dijiste! Esta guerra no tendrá caídos, el infierno no será tu castigo ¿Crees que en verdad quiero que desaparezcas? ¿Crees que quiero volver a perderte?— el demonio comenzó a temblar de ira— Una cosa es que Dios me desterrara, otra muy diferente que quiera arrebatarme al amor de mi vida ¡Quiere arrebatarte de mi lado!

El bebé comenzó a llorar desesperado, tanto que las cosas de la librería comenzaron a caerse.

Sí, el pequeño daba muestras de su poder dependiendo sus estados de ánimo, era algo que habían descubierto recién llegó Jesús a sus vidas.

—Voy afuera.

—Debes de perdonar a mi esposo— Aziraphale tomó al pequeño en brazos— Está molesto y lo entiendo, pero el bien del mundo que amamos depende de esto, que sigamos existiendo cerca del universo que creó Crowley depende de mi decisión— la mano del bebé se colocó en su nariz— Me prometes que vas a cuidar a nuestro demonio, porque sabes tan bien como yo que él no es malo, jamás lo ha sido.

Como si entendiera el bebé asintió, bajando su mano hasta que esta quedó en la mejilla del ángel.

—Señor Fell, ya he llegado con la leche y pañales que encargó— Muriel un poco más animada entró en la librería, sonriendo al bebé que le extendió los brazos, era seguro que Jesús quería estar con un ser que no tenía los ánimos alborotados.

Aziraphale tomó el encargo entre sus brazos para dejarlos en la mesa, pero no llegó muy lejos cuando sintió algo que lo hizo detenerse. Con horror comenzó a negar, mientras se retiraba su pajarita y abrigo, pues sentía que se sofocaba.

—Crowley, tengo que ir a buscarlo— su respiración se hizo más pesada, sus pasos se volvieron lentos, como si sus pies no quisieran ir hasta la puerta— Tengo que ir, tiene que saber que lo amo que yo...

Alguien más, algo más estaba tomando el control del cuerpo de Aziraphale. Era el llamado, su llamado a la guerra.

—¿Aziraphale? — la voz agitada de Crowley le hizo girar su rostro con la poca voluntad que le quedaba— No, no, vas a llevarme contigo ¡Aziraphale!— el demonio intentó correr hasta su esposo, pero cuando su mano se extendió para tomar la muñeca del ángel, este había desaparecido de la librería.

Sagrado Matrimonio | Ineffable husbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora