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El joven moreno miraba con detenimiento las enormes puertas mientras el bullicioso ambiente lo rodeaba, pero él parecía estar sumido en sus propios pensamientos, en su propio mundo.

Apretó la empuñadura sobre la espada que colgaba de su cintura, con determinación, con coraje, con decisión, pero también con esperanza y temor. Temor de no poder lograrlo, temor de defraudar a su familia, temor de arruinar esta oportunidad.

Alejó su vista de la estructura para fijarla ante la enorme multitud, y una vez más los sentimientos de inferioridad y desánimo lo inundaron. Había muchas personas allí, demasiadas para que lograra contarlos todos desde su panorama. Cada uno había venido con un propósito y ese era lograr pasar la prueba y quedar en un puesto como nuevos reclutas. De forma alguna, un diminuta chispa de esperanza se encendía dentro de si, esperanza que todo saldría bien, que de alguna forma milagrosa todo resultará a su favor.

Él sabía que no iba a ser fácil, era algo que tenía muy en claro, muchos de los que se encontraban aquí habían sido entrenados desde su juventud para este momento, muchos incluso habían pagado en academias privadas para poder ser capacitados y muchos otros solo con el arduo esfuerzo de muchos años.

La pregunta era ¿Por qué era tan importante? La respuesta podría ser variada.

Gloria, dinero, poder, fama, prestigio... Cada uno tenía un propósito diferente, pero todos sabían lo beneficioso que era poder lograr ser alguien dentro de ejército real.

Desde mucho tiempo atrás el reino se ha caracterizado por honrar a sus héroes, es una sociedad que se rige por estas costumbres y desde tiempos antiguos se le ha otorgado gloria que se merecen a quienes sirven al pueblo. Por lo que es la razón por la que el principal objetivo de la mayoría de las personas que quieren aspirar a algo grande, estas deben saber sostener una espada perfectamente.

Pero también estaba otro motivo y este era que el principal escalón para subir en la sociedad real era ser parte del campo militar, casi todos los que conformaban la corte del rey en algún momento habían sido parte del ejército, ya sea en campo o sirviendo solo en alguna otra función.

Pero era claro que todos en algún punto habían dado un servicio para el reino. Esto no era específicamente un requisito, era más bien una pauta silenciosa entre la sociedad de este reino. Si bien, si se podría llegar alto sin necesidad de tal cosa, se tenía que tener un estatus demasiado alto desde el nacimiento. Aun así, muchos jefes de las altas casas enviaban a sus hijos a servir por solo el hecho de poder regodearse de ese estatus o en otros casos por qué solo podía haber un heredero de una casa, así que los demás hijos solo podían aspirar a subir por este medio o por su propia astucia.

Así que aquí se encontraban él, un joven de tan bajo estatus que necesitaba de cualquier medio para poder estar en ese lugar. Él como cabeza de su hogar tenía que apoyar a su madre desde que su padre había fallecido hacía ya cinco años. En ese entonces un reino vecino había intentado invadir el reino y su padre era parte de los soldados que fueron a combate, la batalla no fue tan larga pero sí demasiado sangrienta, cobrado la vida de cientos de soldados y entre ellos, su padre.

Desde entonces su vida había cambiado drásticamente, puesto que su padre involuntariamente había dejado atrás a su esposa, tres hijos y uno más en camino, así fue como él, el hijo mayor, a sus cortos quince años, tuvo que tomar las riendas de ser el líder del hogar. Nada fue fácil desde entonces, después de la partida de su padre, el sustento de su hogar había caído en sus manos y en ese momento nadie quería contratar un jovencito por un buen pago. Con gran dificultad lograba traer un buen bocado a la mesa y con lo que su madre ganaba lavado ropa ajena no era suficiente, sus hermanos pequeños necesitaban comer bien para crecer sanos.

Destinos (Omegaverse/Btsxtn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora