Capítulo 40

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Capítulo 40

-Héctor, deberías descansar un poco. Ella estará bien.

-No, George, ve tú. Busca a Helena y adelantad con el entrenamiento.- digo acomodándome en la silla al lado de la cama.

-¿Crees que aún van a dejarnos ir? Alguien deberá de sustituirla y supongo que a ti también.

-No, el Tribunal quiere que seamos nosotros cuatro. ¿Por qué? No lo sé, es uno de sus otros malditos caprichos.

-Prométeme que cuando despierte no la alterarás. Ya has oído lo que ha dicho Marcus, solo necesita calma.- dice mientras hace gestos con las manos para indicar tranquilidad.

-Tal vez necesite una de esas plantas que tanta estima le tiene.- ruedo los ojos.

-Héctor relájate. Solo eso.-solo le faltaba ponerse de rodillas.

-George, es la primera vez que veo a Dafne en semanas y la encuentro en este estado.

Los dos nos giramos para verla. Ahí está ella, tumbada en una de las camas de la enfermería. Su piel blanca ahora esta pálida, sin ningún tono rosado que tanto le caracteriza. Su pelo medio mojado esta esparcido por la almohada, dejando algunos redondeles húmedos al alrededor. Sus labios, tan suaves y llenos de vida, ahora están violetas y helados.

No era como esperaba verla, pero aun así tiene algo que hace que mi corazón lata más rápido. Mucho más que cuando la saqué del agua hace tan solo unos minutos.

Flashback

Llego tarde al entrenamiento. Helena me va a matar, por no mencionar a George. Últimamente estaba entrenado con Helena hasta que me dio la gran noticia de que íbamos a entrenar los cuatro. Por fin iba a verla. A mi Dafne, mi Princesa.

Con una carrera rápida llegué al campo de entrenamiento, allí estaba Helena. Estaba de espaldas. Me acerqué a ella despacio, rodeé su cintura con mis brazos y la levanté por los aires. Ella empezó a gritar.

-¡Héctor, basta, no hay tiempo!- la bajo inmediatamente, no vale la pena cabrearla.- ¿Puedes explicarme por qué has llegado tarde? Tú no haces eso.

-Helena, hoy es un día especial y estaba dándole muchas vueltas y me he entretenido y... no se.- digo agotado.

-¿Quién te está exprimiendo, Héctor?- levanta una de sus cejas perfectamente depiladas.

-Usted siempre con segundas, debería de saber que un semidiós sabe perfectamente como detectar la ironía.

-A no ser que haya estado toda su vida internado en el Olympo, siendo el niño bonito de los Dioses y que por fin alguna chica le haya liberado de su esclavitud.- se frota las manos.

-Pero que literaria esta mi Helena hoy- me río.

-Vamos, menos rodeos y más entrenar.- dice dando palmadas.

-A las órdenes mi coronel- hago un saludo militar y ella me fulmina con la mirada.

Fin del flashback

-Si no hubiera tonteado con ella, habría llegado antes, habría entrado antes a por ti, te hubiera sacado antes, Marcus te habría atendido antes y ahora podría estar viendo esos ojos color miel.-cojo su mano que esta fría y la beso, e intento calentarla con las mías.

-No te martirices por eso. No ha sido culpa de nadie.

-Helena- susurro.

-Tranquilo, no me voy a enfadar por lo que has dicho. ¿Es ella?- asiento.

Ella me acaricia y yo poco a poco voy soltando toda la rabia y el dolor que siento dentro de mí.

Flashback

-Has mejorado- le digo a Helena. Ella sonríe satisfecha.- ¡Una carrera hasta el río!

Empezamos a correr, su cuerpo delgaducho y ágil se sincronizaba a cada paso que daba, ese es su don. Pero no me canso de competir con ella.

-¿Qué haces?- digo entrecortadamente.

Ella esta de cuclillas cogiendo algo de tierra, me acerco y le pregunto que qué es eso.

-¿Pues no lo ves? ¿Es ropa femenina, acaso no has visto ninguna nunca?- se echa a reír.

-Ja, ja, muy gracioso. ¿Si pero de quién?- al decirlo caigo en la cuenta de quién es.- Oh mierda. Es Dafne, la nueva.

- Estará bañándose.

Empiezo a mirar por todo el río, no hay nada. Eso en vez de tranquilizarme me inquita, la última vez que vi a Dafne dentro del agua la tuve que sacar porque casi se ahoga. Tengo un mal presentimiento, pero de repente pasa a ser una realidad.

-¡Allí está!- señalo un cuerpo que esta flotando.- Joder, joder...

Entro corriendo, empiezo a nadar hacía su cuerpo. Maldita sea, aun no sabes si está muerta. Llego a su lado y le doy la vuelta. Está congelada, incluso el agua está caliente comparada a su temperatura corporal.

La tumbo delicadamente en la arena. Empiezo a darle palmaditas en la cara mientras mis ojos se nublan por las lágrimas. Helena la seca, como puede, con su túnica y empieza a arroparla con la ropa que había en el suelo para que entre en calor.

-¡Dafne, por favor, no...!- me aguanto mis lloros y me dirijo a Helena.- Ve a llamar a George, por favor.

Fin flashback

-Helena, yo la amo. No quiero que se vaya. No me puede dejar. La necesitamos. La necesito.-lloro

-Cálmate, Marcus la curará.

-¿Y si no puede? ¿Si hemos llegado tarde? ¿Si lo que necesita es ir a un hospital del mundo mortal?

-Héctor, ella aquí está bien. Hemos tenido accidentes peores que este...

-Helena, no intentes engañarme. Una herida se puede curar, pero si te quedas más de dos minutos bajo el agua, no hay remedio. No llega el oxigeno al cerebro.

-Deberías confiar más con ella. No la conozco, pero se le ve fuerte. Podrá con esto y con mucho más.

-¿Tú crees?- parezco un niño

-¿Tú no?- me acaricia la cara

Me encojo de hombros y vuelvo a mirar a mi Princesa. Me fijo en cada trazo de su cuerpo y empiezo a grabarlos en mi cabeza, como si fuera a ser la última vez que la vaya a ver. Aunque tenga muchas mantas encima de ella, me sé el recorrido de su cuerpo hasta llegar a sus deliciosos labios.

Sus piernas paralelas a su cadera, con esos pies finos y elegantes. Su pecho asciende y desciende bajo las mantas dejando paso a su cara. Parece que esté dormida, soñando en algo de color de rosa.

Le acaricio la cara y me acerco a sus labios. Repito lo que tanto me ha gustado hacer a lo largo de este verano. Besarla.


Una novata allí arriba (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora