Capítulo 26

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Capítulo 26

En ese momento, todo lo que hay alrededor no importa, ni el dolor me impide hacer aquello con lo que nuestros cuerpos se vuelven en uno solo.

Miles de mariposas revolotean en mi barriga, donde hace muy poco solo había un dolor intenso. Pero es tan la pasión que siento en este momento, que todo se queda atrás y me centro en sus labios. A simple vista, son carnosos y voluminosos, pero al besarlos solo siento un calor muy intenso que se propaga dentro de mí y cada vez va ascendiendo poco a poco.

Hasta que Héctor hunde sus manos en mi pelo, el beso era tierno pero, aquello hace que ese calor suba tan rápidamente, que sin más, le eché los brazos al cuello y entre la presión de sus manos, removiendo y jugueteando con mi cabello, y mis brazos, amarrados a su cuello como si fuera a lo único en lo que me pudiera aferrar, aquel beso terminó siendo apasionado y ansioso, algo de lo que nunca me podría haber imaginado hace unos días, que podría sentirlo en mí interior.

Nos separamos por falta de aire. Mi respiración era entrecortada y la suya también. Se veía tan sexy en estos momentos... Sus ojos estaban muy abiertos y brillantes, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y su boca entre abierta para recuperar la respiración, pero aún así no apartaba la mirada de mí. Estaba sorprendido, ¿por qué? ¿Es que solo él puede besarme? Oh no amigo... estamos en igual de condiciones o no se juega.

Retomo la conversación que habíamos tenido antes.

-¿Con esa fuerza te refieres?- le pregunté achinando los ojos

-Oh, con esa y mucho más, si tú supieras lo que siento cada vez que me besas- ante aquella respuesta abrí los ojos como platos, sin embargo el continuó diciendo barbaridades.

-Oye, oye. No te pases de acuerdo, no creo que lo que estás diciendo sea muy adecuado en una conversación con una señorita- dije levantando las manos

Él me mira confundido y después de meditar algo se sonroja.

-Vamos a tener que controlar este poder nuevo- me da un golpecito en la cabeza.

-Auh, eso duele- le miro indignada mimando la zona donde me había pegado.

-Por suerte, yo tengo el mismo don, así que no achines los ojos ¿vale?

-¿Entonces, te acabo de leer la mente?- pregunté incrédula.

-Mucho me temo que sí- dijo haciendo una mueca muy graciosa- y en la pizzería también.

Ah ya recuerdo, se ve que el golpe del desmayo era fuerte, pues hasta ese momento no me acordaba de aquello.

-¿Es malo que desarrolle más de un don?

-No lo sé realmente, pero debemos de confirmarlo.

-Yo no quiero presentarme ante el tribunal, no he hecho nada malo- le digo haciendo un puchero.

-No es como los tribunales de abajo. Aquí tiene ese nombre, porque quieren demostrar respeto, pero no tienes de que preocuparte- me sonríe y me tiende la mano- Además, estaré contigo.

Cojo su mano y me saca de esa habitación, para entrar en otra. En esta casa no hay puertas, me extraña mucho, porque tiene toda la pinta de ser una casa normal y corriente. De hecho la habitación que estamos ahora es un baño.

-¿Que hacemos aquí?

-Princesa, ¿no querrás ir así a ver al tribunal?- se sorprende.

-¿Por qué te sorprendes, que es lo que tengo?- su mano me toma la barbilla y con una sutil caricia gira mi cara para toparme con un espejo.- ¡Vaya!- es lo único que puedo decir. Sus manos han revuelto todo mi pelo y si los Dioses suman uno más uno... ya saben, no es tan difícil. Aunque ellos tampoco son unos santos.

Una novata allí arriba (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora