Capítulo 15

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Capítulo 15

Terminamos de cenar y todos empiezan a sacar las botellas para prepararse sus bebidas. Me hacen gracia, todos con sus parejas, bebiendo, riendo y solo tenemos 16 años...

-¿Quieres algo Dafne?- me pregunta Celia.

-No gracias. Sabes que no bebo.- le dedico una sonrisa.

-Ya, hace unos meses no decías eso- y se echa a reír a carcajada limpia. La fulmino con la mirada y se fue con su chico o mejor dicho, con su perrito faldero. Pero como se puede ser tan cutre y cruel a la vez.

Me fui a la orilla del mar. No la aguanto, es que es muy imbécil. Siempre está metiendo sus narices donde no le conviene, como se dice aquí: ¿Quién le ha dado vela en este entierro? Desde muy pequeñas está igual. Según Leslie, le da envidia de yo haya rehecho mi vida y ella no. Es una larga historia pero, me gusta recordarla porque después llegó Leslie a mi vida y lo cambió todo.

Celia y yo éramos my buenas amigas, o por lo menos lo que ella me hacía creer. Salíamos juntas, íbamos al cine... incluso nuestros padres salían juntos. Pero llego un día que me enteré de que todo lo que yo le contaba se lo decía a las demás, no es que fueran secretos o algo parecido pero, en aquel entonces eso era traición. Pero ahí no acabó todo. Leslie llegó de Inglaterra, aunque sabía hablar nuestro idioma le era un poco confuso al principio. Celia intentó ponerla en mi contra, pero Leslie desde pequeña tenía las ideas muy claras así que me apoyó en todo y por eso la quiero tanto.

La brisa del mar me acaricia y me refresca la cara, mi pelo se mueve al son de las olas. Me tranquilizo y me aferro con los pies a la arena, esta húmeda y me reconforta.

Vuelvo a sentarme en la toalla, faltan 5 minutos para las 00:00. Nos reunimos todos en las toallas y empezamos a contar los minutos restantes. Llegan las doce y saltamos las siete olas. Les se acerca y me dice:

-Daf, me voy con Raphael al piso, luego volveremos.

-Okay, cuídate.- ella asiente, coge de la mano al francés y se van.

Todos empiezan a desmadrarse, incluso Celia esta liándose con su perrito faldero. Se acercan las chicas y me piden que les aguarde sus bolsos.

-Vale, pero meter todas las botellas bacías- las señalo las que están en tierra- en las bolsas.

-No.- dicen. Dan media vuelta y se van

-¡Chicas!- grito- Y es ahora cuando me quedo sola con la basura de los demás.-murmuro.

-No te hacen mucho caso.- esa voz.... Es Héctor.

Me giro y me lo veo allí asentado en mi toalla, con las piernas cruzadas y mirándome. Su mirada me desconcierta y no puedo evitar morderme el labio.

-Hola,- le digo con un tono irónico- has decidido aparecer.

-¿Aparecer? ¿Es que alguna vez te he dado la sensación de que he desaparecido?

-Hombre, eres como un fantasma.- parpadeo varias veces. Ríe.

-No es lo que me dicen siempre- se acerca a mí y me susurra en el oído- Daf, estoy más cerca de lo que piensas.

Abro los ojos de par en par, tal vez de la sensación de que están saliendo de sus orbitas.

-¿Estás intentando ligar conmigo?- le pregunto

-No si tú no quieres.- me guiña el ojo derecho.

-¿Qué es lo que quieres?- no me voy a andar con rodeos.

-Hoy lo sabrás. Hoy es el día.

-¿El día de qué?

-Ya lo veras- se levanta y se quita la camiseta. Me deja ver su cuerpo en forma, sin bello y seba hacia el agua.

-Espera, voy contigo.- me quito la ropa y ahí está mi bikini preferido, que acentúa mis curvas. Me acerco a él y le digo- El primero que llegue decide.

-¿Decide el qué?- me mira extrañado.

-Ya lo veras- digo imitándolo, el parece intentar entenderlo, pero yo empiezo a correr. Me sigue pero, llego yo antes.- Decido...- jadeo un poco- preguntarte.

-Vale, pregúntame- dice intentado reprimir una sonrisa pero el intento es en vano.

-¿Por qué me mareo y siento ganas de vomitar cada vez que me pasa esto?

- Son los síntomas.

-¿De qué?

-De... las visiones. Se podría decir que ese es tu don

-¿Cómo que un don? ¿Y si hoy he visto que la carretera se transformaba en un río, que es lo que quiere decir?

- Cada uno tiene un don. Pero centrémonos en la visión. Había algo más ¿verdad?

-Ah...- intento recordar- sí, unas voces que susurraban cosas inteligibles y... tu voz, también estaba, decías que me tranquilizara.

-No significa nada, no tienen porque significar algo, no son de esas visiones que te anticipan lo que va a pasar, sino que te advierten.

-¿Y de que me advierten?

-Vas a ser juzgada en el tribunal de los Dioses.

-¿Qué?- dije sorprendida, había dicho Dioses.

-Sí, Dafne, Dioses. Yo también reaccioné así, pero no te asustes no te va a pasar nada, yo estaré contigo. ¡Dafne! ¿Te encuentras bien?

-¿Te estás riendo de mí?- me río

-No Dafne, ¿tu padre nunca te dijo algo sobre esto?

- Él me contaba historias mitológicas antes de irme a dormir- miré a la nada. Luego sacudí la cabeza y volví donde estábamos- Mi padre, ¿que tiene él que ver con esto?

-Tu padre forma parte de la logia, él mismo me ha enviado a que te ayudara con tus comienzos.

-Héctor, si quieres hacerme daño, lo estás haciendo muy bien.- tengo un nudo en la garganta que me impide hablar con fluidez.

-No Dafne, traigo pruebas. Pero por favor confía en mí.- me suplicaba, y yo no sé cómo asentí. No lo conozco, pero la confianza que radia me atrae.- Ven, salimos fuera, nos secamos y vamos a mi casa.


Una novata allí arriba (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora