Durante toda su vida las atenciones a su persona habían sido algo cotidiano.
Estaba de más enfatizar en que provenía de una familia muy bien colocada en la sociedad, por tanto, desde pequeño todo se le vio facilitado. No realizaba el más mínimo esfuerzo en ningún momento, puesto que los sirvientes que rondaban por todos lados en aquella lujosa casa se encargaban de todo lo que él necesitaba, jamás tuvo que mover un dedo.
Y algo que hay que recalcar, es que todos eran omegas.
Sus padres, ambos alfas imponentes que causaban temor con su sola presencia, tenían la fuerte creencia de que los omegas sólo servían para obedecerles, entonces en su hogar, los sirvientes no eran más que omegas de clase baja que permitían humillaciones y tratos horribles por un mísero salario que les permitiera sobrevivir en aquella injusta ciudad.
A sus 26 años, su percepción acerca de los omegas no había cambiado en absoluto, si bien no se veía en la necesidad de agrederlos, tampoco le gustaba relacionarse para algo que no fuera mas allá de satisfacer sus necesidades sexuales. Para él, los omegas no tenían otra función que no fuera acatar las órdenes de los alfas, desde su punto de vista, ellos eran incapaces de lograr grandes cosas, sus únicos objetivos debían ser permanecer en la cocina, dedicarse al hogar y criar hijos.
Para Viktor, el omega frente a él no era la excepción a todo aquello que pensaba.
Verlo regañando a su compañero, que también era un alfa, es una de las más grandes ofensas que se le podía hacer. Sentía como miles de estacas se clavaban en su ego, su alfa inquieto gritaba y gruñía ansioso en su interior, desesperado para que actuará en contra de ese omega que estaba sobrepasando sus límites, según él.
Sin embargo, por más que deseara poner fin a esa barbaridad que presenciaban sus ojos, se sentía incapaz de moverse y lo peor de todo, es que ni siquiera sabía el porqué.
Debía reconocer que la presencia del omega era difícil de ignorar cuando este andaba cerca, su aroma café y chocolate mezclados, a pesar de que era leve, resultaba sumamente atrayente para cualquiera, capaz de dejar tarados por unos segundos a los alfas. Y ni que decir de su aspecto, aceptandolo a regañadientes, debía reconocer que era uno de los omegas más hermosos que había visto en su vida, sino era que se llevaba el primer lugar sin competencia alguna.
Todas sus facciones se veían finas y delicada, resaltando en demasía al subgénero que pertenecía, su piel aterciopelada carecía de defectos asemejandose a la más costosa porcelana, el color vino de sus ojos rasgados brillaba dependiendo de la emoción que estaba sintiendo en el momento, y su cuerpo ¡Dios! Viktor debía admitir que tener un encuentro con ese omega debía sentirse como la gloria, el ajustado traje que llevaba enmarcaba perfectamente la curvatura de su cintura, acentuandose de forma gloriosa con el inicio de sus caderas y trasero firme y abultado.
Pero como dicen, nada en el mundo es perfecto, y lo único que mancillaba ese precioso omega era su actitud para con los alfas, porque sí, ya tenía muy en claro cuanto los detestaba por el trato petulante que les daba.
—¡TE DIJE UNA Y MIL VECES QUE A ESTA OFICINA SE LLEGA PUNTUAL!—Bramaba un colérico Yuuri a Georgi, mientras lo jaloneaba de la oreja mientras el alfa suplicaba perdón al bello e imponente omega.
—Todos ustedes pagarán por culpa de este inútil—Dijo Katsuki señalando a los demás alfas—Excepto tú, Otabek.
A los minutos, Yuuri salió del oficina no sin antes gritarle a los alfas que no podrían irse a sus hogares, no sin antes cumplir con el papeleo pendiente de una semana, a lo que no se vieron capaces de rechistar.
Una vez estuvieron seguros de que el omega estaba lo suficientemente lejos como para no escucharlos, empezaron con sus quejas y comentarios despectivos hacia el mismo.
—Todo esto es tu culpa, Georgi, nunca puedes llegar temprano—Le dijo un fastidiado Chris, odiaba por completo trabajar con papeleo, prefería trabajo de campo.
—Es cierto—Secundó Viktor con hastío—De no ser por ti ese tonto no se hubiera enojado.
Otabek solo se limito a darle una mirada de reojo a Viktor, le molestaba como sus compañeros se expresaban de Yuuri, sin embargo no quería intervenir para no causar disturbios durante su horario laboral.
—No me culpen, todo lo que hago es por amor—Georgi, fascinado por el regaño del japonés, se limitó a encerrarse en su burbuja de fantasía, ignorando los reproches de fantasía.
—¿Otra vez con tus conquistas? ¿Quien es el o la desafortunada ahora?—Preguntó con sorna Chris, puesto que, todos ahí sabían como Georgi se enamoraba de alguien diferente cada semana.
—Se acaba de ir—Respondió sin más, aún embobado.
—¿Es en serio? ¿El omega histérico?—Viktor no podía creer que su amigo fuera masoquista.
Al ver el asentimiento de cabeza de Georgi, ambos alfas se limitaron a reír agregando más comentarios burlistas hacia Yuuri.
—Limítate a observarlo, Georgi—Otabek, quien había estado callado durante toda la conversación, por fin volteó a ver a todos sus compañeros completamente serio y visiblemente molesto—No puedes con él.
Ante el comentario de Otabek, Viktor se mostró ofendido ¿Qué podía tener de especial ese mísero omega como para que Otabek le dijera eso a su amigo?
Ante la interrogante de todos los presentes, en especial de Viktor, Otabek habló nuevamente.
—Yuuri es... Un poco diferente.
—Define diferente—Dijo el platinado ya un poco harto de tanto misterio.
Ante eso, Otabek suspiro debatiéndose mentalmente entre si contestar o no a los demás alfas.
Al final, soltando un suspiro, decidió responder, después de todo siempre terminarían enterándose—Yuuri es un omega puro.
Todos soltaron un jadeo de asombro por la respuesta de Otabek, creían que tanto los alfas como los omegas puros eran simplemente leyenda.
Según los relatos, aquel tipo de personas habían existido hace mucho tiempo ya, cuando el subgénero recién hacía acto de presencia en la sociedad. De acuerdo con las historias, estas personas eran más fuertes que el promedio, sus sentidos estaban más desarrollados que el resto y también, sus feromonas eran sumamente potentes, al punto de que eran capaces de doblegar a las personas con solo utilizarlas.
Otabek, al ver las caras consternadas y juiciosas de sus compañeros, agregó—Por favor no vayan a pensar que Yuuri está en su puesto por eso, jamás se ha aprovechado de su condición, todo lo ha obtenido por mérito propio.
—Si es un omega puro ¿Por qué su aroma es tan leve?—Preguntó aún dudoso Chris.
—Siempre ha usado supresores especiales que son capaces de disminuir su aroma—Respondió Otabek—Y también ha entrenado mucho para lograr un excelente control sobre sus feromonas.
El resto de los alfas no prosiguieron con sus interrogantes, pensando en la información que se les acababa de revelar, sin embargo, había algo que sí tenían en claro.
Debían sacarle provecho a ese omega.
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N/A: ¿Hay alguien aquí con vida? Jsjsjsj
Me desaparecí mucho tiempo, lo sé, y no tengo más que decir que disculparme xd
¿Le gustaría que continuará esta historia?
Y perdí mis separadores, lo siento otra vez :c
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★Mi Sexy Detective★ [Viktuuri/Yuri!!! On Ice]
Fiksi PenggemarLa agencia policial de St Petersburgo es la mejor de toda rusia. Sus agentes, todos alfas, son las personas mas fieras y valientes que existen, capaces de resolver todo tipo de casos, desde el mas mínimo robo hasta un cruel asesinato. Sin embargo, d...