— Por favor no me sueltes. — Sentí como sus manos intentaban alejarme de ella, me aferré aún más, no quería que se fuera, que se alejara.
— Kara suéltame.Fue cuando me di cuenta, y me sentí ridícula.
Ridícula de cómo me veía y de lo que hacía.Vi como Lena estaba intentando soltarse de mí, como las miradas que antes eran de risa ahora eran de desagrado de cómo tenía abrazada a una persona en contra de mi voluntad, de cómo quería alejarse y yo no la soltaba.
Me alejé rápido de sus brazos, diría que agresivamente. Su mirada era de desconcierto y de incomodidad, me sentía patética. Era patética.— No se porque lo hice yo, sentí una necesidad es decir, lo lamento tanto estoy siendo una estúpida Lena — Dije sin más, me deje caer en el suelo agarrando mi cabeza y con mis manos sobre mis rodillas — Desde que decidí irme de la casa de Eliza pensé que todo iba a mejorar, que por fin estaba haciendo las cosas bien, incluso que me sentía bien — Lena me escuchaba pero no se acercaba, estaba inmóvil en su lugar. — Creía que por fin iba a lograr aquello que tanto quería es decir, había terminado mi carrera, me había graduado y tendría mi propio hogar tal y como lo soñé desde que era una niña que no tenía ni padres y vivía en un hogar — la vista se me estaba empezando a nublar y la voz parecía no querer salir pero aún así seguí hablando. — Pero desde que llegué aquí solo me han pasado cosas malas, al parecer estoy destinada a ser una don nadie. — Terminé por decir, sentí como la lágrima caía.
Con una sonrisa burlona y con lágrimas en los ojos me levanté y volví a mirarla y hablar.
— Y al parecer ahora estoy quedando loca, o quizás siempre lo estuve.
Sentí como su mano chocaba con la mía. Y ahí estaba devuelta, esa electricidad.
— Las mejores personas lo están. — Y su sonrisa me abrazó, un abrazo cálido. Me acomode mis gafas y le sonreí.
— Aveces me gustaría ser un animal, podría ser...
— Libre. Podrías ser libre. — Su mirada seguía demostrándome compresión y amor, pero ahora se encontraba más apagada, más oscura.Lena se alejó, sin más y sin decir nada se fue. No la seguí, sentía que no quería que la siguiera o que estuvieran con ella, ella quería espacio y era más que evidente.
Camine en dirección contraria, y ahí estaba la madre de Lena, aquella y extraña anciana.
Desde que había llegado era la única que parecía querer darme respuestas, querer ayudarme de alguna manera, o quizás solo estaba siendo manipulada.— Se que no querrás ir a casa, es evidente. Por eso quiero que me acompañes al bosque, quiero enseñarte algo. — Todo mi cuerpo quería ir en dirección contraria, pero no le hice caso. Quizás, ella sí tenía las repuestas.
Nos adentramos al bosque, era el mismo camino que había hecho yo aquel día. Ella parecía guiarse bien, las ramas y piedras las esquivaba con tal facilidad mientras yo intentaba hacer malabares para no golpearme y caer sobre ella.— Kieran, ven aquí. — Al decir eso, el mismo gato negro con ojos extremadamente extraños, baja de un árbol, maullando y posándose en el hombro de la anciana.
— ¿Como es que Kieran y Lena nunca se ven juntos? — Hubo un silencio, Kieran me miraba mientras la anciana seguía avanzando. Cuando pensé que iba a recibir una respuesta hacia mi pregunta, vi como frenábamos de golpe en donde lo que parecía ser un parque.Ese parque. Era el mismo parque, el mismo lago y las mismas piedras, ya había estado ahí. La noche que casi morí ahogada, estábamos en el mismo lugar, pero ¿porque habíamos venido aquí?.
— Kieran me contó que aquí fue donde te encontró, dice que este lugar te gusta. No me mal interpretes Kara, no intento caerte bien. Pero mi Kieran fue quien decidió traerte aquí.
— Estoy cansada, tú con tu gato — señale a la anciana — con este maldito pueblo, y esa maldita chica Alice que me guió hasta lo que tenía que ser mi hogar y no lo fue. De que no me den respuestas, de no entender que fue aquella maldita luz — Sentía como mi voz empezaba a subir de tono, incluso estaba gritando y no me importaba, ya nada me importaba sólo quería respuestas, unas jodidas respuestas a lo que estaba pasando y porque no tenía control de ello.— Ya la viste, ¿viste la luz? — Su voz era de sorpresa.
— A qué te refieres con eso, ¿que sabes tú de eso?
— Se mucho sobre eso, normalmente la luz es en el último momento cuando tú estás...No pudo seguir hablando ya que la voz de Lena se sintió detrás de ella, interrumpiendo lo que estaba por decir, ¿en qué momentos había aparecido? Lo único que sabía es que Kieran ya no estaba.
— Se refiere a que estás a punto de descubrir cosas de ti Kara que aún no sabes, con el paso de los días, lo harás. — Su voz era suave. — Hay cosas que no puedo explicarte entiendo tu desesperación, a cualquier humano le pasaría. Pero solo tienes que tener paciencia.
— No quiero tener más paciencia, he tenido suficiente. — Mi voz seguía sonando fuerte, la anciana ya no hablaba dejaba que Lena lo hiciera.
— Tendrás que tenerla, tendrás que esperar. Las cosas no llegan como uno quiere Kara. Tu más que nadie lo debes de saber. — Su voz seguía siendo suave, pero dura y decidida. — Fuiste abandonada por años, fuiste herida por las personas que te dieron la vida, pasaste por violencia, abusos incluso adicciones. ¿Pero aún así lo hiciste no? Te graduaste, obtuviste una familia, y conseguiste amar. La paciencia fue la única virtud que tuviste en todos esos años, ahora debes hacer lo mismo que la pequeña Kara hizo, ser fuerte.Sus palabras me chocaron, tanto que no supe en qué momento había comenzado a llorar, o cuando había dejado de estar enojada.
— ¿Lena? — Me acerqué a ella. Y agarre sus manos, su vista bajo a nuestras manos. Pensé que se iba a alejar, que intentaría hacer todo para soltarme. Pero no fue así, sentí como sus dedos encajaban perfectamente con los míos y nuestras manos quedaban entrelazadas.
— ¿Si, Kara?
— No se que tienes, y a este punto no se que eres. Sólo se que eres enigmática, y me atraes como un imán.Solté sus manos, acercándome a su rostro. Más específicamente a aquel parche que cubría uno de sus ojos, el izquierdo. Acerqué cautelosamente mi mano a él, con temor a que tal vez Lena me la quite porque tal vez le moleste. Por suerte no pasó.
Al tocarlo ella se estremeció pero no hizo nada, se quedó quieta en su lugar y cerró su otro ojo, no sin antes hacerme una mirada que no lograba descifrar.
Lentamente fui retirando aquel parche, con manos temblorosas y respiración acelerada. Al quitarlo del todo parecía normal. Fue cuando Lena respiró profundo y lentamente empezó a abrir ambos ojos.Lo que empezaba a ver me desconcertó.
Fue cuando logré ver sus ojos. Ambos de diferentes colores. Uno era tan verde como la esmeralda, un hermoso verde que nunca antes había visto en otro lugar, ni en ninguna otra mirada. No sabría con exactitud lo que me transmitía esa mirada pero era lo más parecido a paz que podría encontrar dentro de este infierno. Por otro lado el otro ojo, el que me había dado impresión desde el primer instante en el que hice contacto con él.
Su otro ojo. Rojo como la sangre, era la primera vez en mi vida que veía a alguien con ojos de este color y lo creía imposible. De igual manera había algo en él que me resultaba curioso e interesante, algo que me atraía hacia él. A cualquier persona le daría miedo, pero se trataba de la mirada de Lena, no había manera de que me transmitiera otra cosa que no sea comodidad, paz y otros sentimientos que no podría desifrar.
— ¿Que eres Lena? — Mi cabeza estaba fuera de sí misma, me sentía hipnotizada por esos ojos.
Vi como aquellos bajaban su vista hacia mis labios, lo mismo hice yo. Quería que me dijera que era, que me explicara porque me sentía así, que estaba pasando, donde estábamos. Y después de todas esas cosas me besara, y como si fuera una bruja y podría leer mi mente, sentí como sus labios chocaban con los míos dándome una electricidad tan inmensa que agarre su cintura atrayéndola a mí y profundizando aquel beso. Empezó lento, cada movimiento era más adictivo que el anterior, sus mano se encontraban en mi cabello, agarrándome con fuerza mientras yo apretaba con mas necesidad su cintura. No sabía en qué momento habíamos terminado de esta manera pero no quería que esto terminará.Algo si tenía claro, nada de lo que estaba pasando era normal en este pueblo, Lena había dejado en claro que no era humana, y no me resultaba aterrador la idea de besarla, ¿entonces porque me resultaría aterrador algo del pueblo?, quizás y las respuestas están en ella, en nosotras. Después de todo, era la única persona en la que sentía poder confiar en este lugar.
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PULSO - Supercorp
أدب الهواةUn pueblo con casas que guardan una historia detrás de sus paredes. Un espeso bosque que mantiene secretos ocultos. Un misterioso lago y parque abandonados. Una anciana y su gata, que tienen todas las respuestas que Kara necesita.