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Una semana pasó como agua entre los dedos, Jimin ya había regresado a su casa y desde aquel entonces no había hablado con Jungkook. Había extrañado a cocodrilo, el animal pasaba todos los días con él y se había dado cuenta que necesitaba una mascota o quizás estaba cubriendo eso con la necesidad de tener a alguien. Ugh, patético. En fin, el club de ajedrez había marchado de viento en popa y Jimin terminó pasando casi todas las tardes en el club, aprendiendo nuevas técnicas que los miembros le enseñaba con dedicación. Decir que lo de Jungkook no lo había sacado de onda sería mentira, pero jimin sabía que el chico lo había considerado como un maldito juego desde el principio. Taehyung le contó que Mingyu le había dicho que lo había escuchado hablando cosas sobre él, que lo consideraba una entretención del momento y nada más.

Bangchan confirmó la versión de Mingyu, ya que la charla que mantuvo Jungkook fue con el chico, quien ahora era novio de Mingyu y no le importó en nada guardarle las espaldas al descarado de Jungkook. Jimin chasqueó la lengua, cada vez que caminaba por el camino del árbol del pelinegro lo hacía lo más rápido posible, ya que no quería encontrarse al chico, pero esta vez para su pesar lo hizo.

—Se te calló un papel. – Jungkook indicó con voz plana, recogiendo la hoja.

—Gracias. –  respondió con educación.

—¿Y cómo has estado? – Jungkook preguntó con voz neutra. Jimin se encogió de hombros antes de responder

—Bien. –Su voz se escuchó seca, como si ya hubiera perdido el interés en el chico. Su expresión también lucía molesta, como si no quisiera estar ahí. —Bueno, hasta luego. – Se despidió, odiándose un poco a sí mismo por ser incapaz de pensar en algo ingenioso y maligno. Algo parpadeó en los ojos de Jungkook.

—Hasta luego. –Murmuró secamente y con cierta irritación.

El rubio agarró la hoja desde las manos de Jungkook, reprimiendo el impulso de lanzársela por la cabeza. Salió caminando en silencio. Después de todo, él era una persona educada y no le daría la satisfacción de mostrarse afectado por la fugaz relación no relación entre ellos. Después de todo él siempre lo consideró una diversión, Jungkook se quería divertir desde el comienzo. Además, Jimin también supo desde el principio que esto terminaría pronto. Es sólo que... Ugh, es sólo que el rompimiento de su trato fue muy abrupto y lo tomó por sorpresa, jamás pensó que él iba actuar así de extraño, diciéndoles esas cosas. El día anterior se mostró bastante afectivo, el tipo había pasado quince minutos besándolo una y otra vez, como si no pudiera tener suficiente y una semana después lo saludaba con el látigo de la indiferencia. Cielos, fue todo muy extraño. Eso lo hacía sentirse desequilibrado, su reacción fue rara y Jimin todavía no podía descifrar qué pasaba con eso. En fin, Jungkook se podía ir a la verga en serio...

—Oye eres el chico suicida. –Un joven le habló. Jimin levantó la cabeza. Un tipo alto le sonreía.

—¿Disculpa? –Dijo con voz cautelosa. El chico soltó una risita.

—Soy Jaehyun, uno de los rescatistas de ese día cuando te quisiste matar. –Le explicó con una sonrisa.

Después de un momento, jimin lo reconoció. Este era el compañero de Jungkook, ambos rescatistas de ese estúpido día. Jimin observó con detención al chico, era atractivo. Su cabello era castaño, sus rasgos faciales eran más llamativos que clásicos. Su cuerpo era delgado y tonificado, no lucía más de veinticinco. El chico le tendió la mano.

—kim jaehyun. –Se presentó. Jimin la apretó brevemente y sonrió.

—Soy Park Jimin, es un placer. –Dijo con voz baja.

—El placer es mío. – El muchacho contestó, mostrándole una atractiva sonrisa. —¿Y ya curaste tu bajo estado de ánimo? – Preguntó sonriente. El rubio se enrojeció.

Chico Gafas «KOOKMIN»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora