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Lisa's POV.

Caminaba por la calle con las manos en los bolsillos y el vapor yéndose por mis labios entreabiertos, hacía muchísimo frío, pero no podía volver a mi apartamento, no ahora que el tiempo pasaba tan lento para mí y mi corazón estaba tan acelerado.

Me había escapado de la casa de Ben después de que me diese una de esas malditas pastillas y aún seguía teniendo alucinaciones, incluso el paquete de dinero que le robé a aquel imbécil, lo había colocado en un sitio estratégico de la habitación de Jennie.

No iba a permitir por nada del mundo que Rosé se quedara sin grabar su disco, y con ese dinero tendríamos suficiente para salir de toda esta mierda que nos rodeaba, ahora solo nos quedaba una cosa... Debía librarme de Ben, porque ese desgraciado no iba a parar hasta conseguir lo que quería... a mí. ¿Lo malo? Sabe de mi pequeño hermano.
David solo era un bebé de casi un año, pero me había visto una foto en mi cartera y desde entonces sé que no dudaría en ponerlo en peligro si yo me negara a estar con él.

A pesar del frío que sentía por el ambiente, estaba sudando, y las gotitas de este me caían por las sientes, asomando por mi beanie negro. Me daba tanto miedo tomar esas pastillas... parecía que iba a vomitar el corazón de un momento a otro.

Por fin llegué a mí portal y subí por las escaleras, ocho pisos. Cuando llegué a mi planta, ya tenía la bomber quitada y arrastrando por los suelos, intenté meter mi helada mano en el bolsillo en busca de la llave, y cuando la tuve, no fui capaz de encajarla en la puerta, así que aporreé la madera con los dorsales de mis puños.

-¡ABRIDME, POR FAVOR! -Grité casi desesperada, al momento, Rosé abrió la puerta y cuando me vio así, tiró fuertemente de mi camiseta.
Ella odiaba verme así, y más cuando sabía los sentimientos que estaba desarrollando poco a poco por Jennie, cuando sabía que estaba alejándome
de ella para no causarle problemas, cuando era quien me escuchaba enfadada conmigo misma por ese tema.

-Lisa, lo has vuelto a hacer, joder... -Dijo mientras me ayudaba a sentarme en el sofá, pero yo volví a levantarme para dar vueltas reiteradas veces por todo el salón.

-¿No me digas? No puedo hacer nada con respecto a eso, Rosé, joder, ya lo sabes... -Mis dedos se pasearon por mi cuero cabelludo, tiré de mi pelo de la rabia que sentía en ese momento. -Se me ha ido la cabeza, he ido a ver a Jennie. -Realmente no sé cómo pudo descifrar lo que dije, porque hablaba tan rápido que ni siquiera me daba tiempo a pensar lo que salía de mis labios.

-No, no, dime que eso es mentira. ¡¿Has ido a ver a Jennie?! -Me gritó y yo me quedé quieta en el sitio, mirándola perpleja, no le había visto nunca con tanto enfado en sus ojos mirando hacia mí. -¡¿A caso no sabes lo débil que está anímicamente?! ¡Ella sigue sin hablar desde lo que le hiciste aquella noche, imbécil!

-Yo... yo... ¡joder! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Crees que esa conducta es de alguien maduro?! ¡¿Crees que...?! -No pude decir nada más, porque Rosé me cogió de la camiseta y estampó mi espalda en la pared, incluso me levantó del suelo a pulso por la tela de mí prenda. Nunca había visto a Rosé enfadada, hasta ahora.

-No tienes ni idea, no tienes ni puta idea de lo que vale ella, no tienes ni idea de lo que ella está pasando, no tienes ni idea de lo que es ver que su alma está rota con solo mirarla a los ojos, ¿pero sabes? A pesar de eso, a pesar de estar rota por dentro, ella siempre sonríe, se ríe con las bromas. Eres tú la que está teniendo una actitud inmadura, no ella. -Entonces ella me soltó de mala forma y suspiré mirándola, el efecto de sus palabras me había explotado justo delante de la cara.

-Solo intento no estar presente para que mi presencia no incordie... -Dije en un susurro, pero ella ya había salido de la casa de un portazo, yo me quedé ahí quieta, me miré las manos, temblaba y el corazón me iba igual de rápido que antes, pero por la riña con Rosé, los sofocos fríos habían subido.
Un grito desgarrador salió directamente de mi garganta y di un puñetazo a la pared, sintiendo cómo mi sistema nervioso me informaba que el dolor de mi mano había sido demasiado, por eso dí otro grito, y de rabia, le di una patada al sofá.

𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora