El día de hoy empezó raro, yo nunca me quedo dormida... Bueno, vale, solo a veces, pero tenéis que comprenderme, ¡no es mi culpa que el despertador suene a la hora que estoy más dormida!
Estaba ya en la cocina, entre mis manos tenía una tostada con mermelada de frambuesa, era la única que me gustaba, y con mucho gusto siempre la desayunaba. En la mesa estaba mi taza de Shrek con leche y cacao en su interior, todavía humeante.
Una vez terminé la tostada escuché que mamá ya estaba despertando a Yoonkyu en la planta de arriba, por lo que, era la hora de tomarse la medicación. Me levanté, yendo hacía la despensa donde estaba mi pastillero, abrí la casilla que ponía "miércoles" y cogí las dos de las seis pastillas que había, así, a medio día, tendría que tomarme las siguientes dos y por la noche igual.
Siempre me tomaba la blanca antes que la rosita porque me gustaba más contemplar la de color, era pequeñita.
Terminé con los medicamentos, y acabé mi leche. Una vez en mi habitación vi que era demasiado tarde para entretenerse, por eso me desnudé atropelladamente, teniendo que cambiar varias veces la posición de la ropa, pues me equivocaba a la hora de meterla en mi cuerpo. ¡Oh Dios! Qué frío. Nota: No quedarme demasiado tiempo desnuda a no ser que sea un lugar calentito.
Mi teléfono móvil comenzó a sonar, indicando que me había llegado un mensaje, y mientras me ponía una de las botas, con mi mano derecha empecé a desbloquear el telefono para ver al final que era un mensaje de Lisa que me hizo sonreír lo más posible.
Lili - Buenos días, mudita. Espero que recuerdes que a las siete te recojo para venir a ayudar a Rosé con lo de la portada, ¿dónde te recojo?
Yo - Buenos días a la fea más fea de todas.
Yo - Recógeme en la biblioteca del instituto, seguro iré con Moonbyul a terminar tarea.Miré nerviosa la pantalla cuando vi que no contestaba rápido.
Yo - Era broma, ¿eh? Que no, que no eres fea.
Lili - No hacía falta que aclarases que era una broma, sé que soy preciosa... Está bien, a las 7 estoy allí para recogerte. Te quiero.
Yo -Te amo mucho, mucho, mucho. Bueno, no. Un poquito.
Estar mensajeando con Lisa a esas horas me hacía sonreír ampliamente, incluso había dejado de pensar en el autob-... ¡EL AUTOBÚS!
Cogí rápidamente mi mochila, mi telefono, las llaves y el pastillero, metiéndoIo en el bolsillo pequeño de la cartera, para luego salir corriendo de la casa.
-¡ADIÓS MAMÁ! -Dije antes de salir y cerrar la puerta para correr hacia la parada. Podía ver el autobús que me salvaba cuando llegaba tarde y también de caminar hasta el colegio.
Antes de llegar, el autobús arrancó y se fue de allí, doblando la esquina, intenté gritar, pero con los nervios ni siquiera me salió un murmullo. Desventajas de ser yo. Suspiré pasándome la mano por el pelo frunciendo el ceño, tendría que caminar aunque llegase tarde, así que me puse en camino. Mala suerte que se me habían olvidado los auriculares para, al menos, escuchar música.
Entonces, cuando miré al frente, vi que había una motocicleta aparcada a mi lado de la acera, miré sus ojos y por un momento pensé que era Lisa, pero no... era Moonbyul. Claro, Lisa no tiene moto, tonta.
-¿En apuros? -Dijo ella con la voz embotada por estar dentro del casco, me encogí de hombros sintiéndome algo rara cuando noté que su mirada se paseaba por todo mi cuerpo, Moonbyul estaba rara desde hacía unas semanas y me... intimidaba más que de costumbre.- Sube, ha llegado tu ángel de la guarda.
Negaba mirando con temor hacia aquél vehículo que tanto peligro me había advertido mi madre que tenía.
-Venga, te doy mi casco. No te pasará nada, solo... agárrate a mí. -Me resultó extraño que lo último que dijo sonase como a una súplica, pero cuando miré el reloj, las manecillas me convencieron, tenía que llegar a tiempo. Cogí el casco que ella se quitó sin pensarlo mucho más y me senté tras ella.