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Lisa's POV

Jennie y yo acabamos yendo a un parque perdido de por ahí a hablar, ella iba comiendo una chocolatina que guardaba en su abrigo y yo simplemente caminé con las manos en los bolsillos. Aún tenía que sorber a veces por la nariz por la llantína anterior, pero después de aquel abrazo solo nos dirigimos la palanra brevemente para acordar en ir a hablar en serio.

Ahora me encontraba frente a ella, se había sentado en uno de los bancos y yo, aún con las manos en los bolsillos, pateaba algunas piedras de frente a ella, despejándolas de allí. Ella sabía tan bien como yo que tenía que contarle todo, toda mi versión... así que, sin mirarla a los ojos, comencé a hablar.

-Yo... me peleé con mis padres, y sí... Louise Manoban es tu psicóloga y también mi madre. Entonces... bueno, mi padre fue despedido del trabajo y con el sueldo de mi madre a penas llegábamos a fin de mes... Joder, si la cosa no mejoraba tendríamos que haber vuelto a Tailandia y yo no quería eso, me aterrorizaba la idea de irme de Corea, dejar a Rosé, a Sunmi... Caminaba por las calles en busca de algún trabajo, pero, ¿quién iba a contratar a una chiquilla de 18 años sin ninguna experiencia ni titulación? Entonces... viví en la calle por dos semanas, comía de las cosas caducadas que tiraban en los contenedores de los supermercados... -Alcé un poco la mirada para comprobar que Jennie me escuchaba, y efectivamente, me estaba mirando tan atentamente que parecía que iba a robarme el alma. -Fue por eso, un día estuve bastante mala del estómago, vomitaba todo el rato, me mareaba... La gente creía que yo estaba borracha o algo por el estilo, pero Ben me encontró y se molestó en preguntarme qué era lo que me pasaba. De verdad, era tan buen chico, se mostró tan gentil conmigo en ese momento...

Suspiré cerrando los ojos al volver a recordar aquel día, pero unos golpecitos me hicieron abrir los párpados, y es que Jennie estaba tanteando con la mano la madera del banco a su lado, en indicación que me sentase allí. Sin tan siquiera protestar, me senté a su lado moviendo las piernas nerviosamente, buscando las palabras para continuar la historia que le contaba, hasta que noté su mano sobre mi brazo, lo acariciaba de arriba abajo, la miré a los ojos y me regaló una leve sonrisa.

-Continúa. -Dijo tan segura esa palabra que en cierta forma me estremecí, ¿de qué forma le habría afectado a Jennie estar inmiscuida en estos asuntos? -Entonces él pagó un hospital para mí, pagó hasta que me curé de mí intoxicación alimentaria... Después de aquello, saliendo del hospital le dije que no tenía con qué pagarle, que no tenía trabajo ni dinero y... Ahí empezó todo. Entré en un círculo vicioso de deberle dinero, vender droga, satisfacer sus necesidades y hacer cosas de las que moralmente me da muchísima vergüenza admitir... Cuando yo le decía que quería dejarlo, me decía que conocía a mi familia, y con esa coacción, yo siempre cedía y terminaba trabajando más para él... Hasta que llegaste tú con tus heridas en las rodillas de haber corrido de nosotras, con tus miradas tímidas, como sí fuésemos a
matarte y...

-¿El... col-colgante de Brenda...? -Dijo ella en un susurro mientras su
mano reposaba sobre mi brazo.

-Oh, bueno... Brenda también trabaja para él. Pero... ella está en otro
nivel. Quiero decir... ella se negó a estar jodiéndole la vida a más gente con la droga, porque en realidad es lo que haces, cuando entregas una bolsa de cocaína, heroína o alguna mierda de esas a alguien, no sabes lo que va a hacer con ello. Quizá lo utiliza para drogar a alguna chica y violarla, o simplemente toma tanto que le da una sobredosis... Por eso, cada noche, me atormentan los remordimientos de haber destrozado la moralidad que lo creí tener antes de todo esto. -Miré hacia abajo mientras sentía una lágrima recorrer mí mejilla, ni siquiera me molesté en secarla.- El colgante fue porque Brenda se rebeló a Ben, y quizá... no tendrías que haber sido tú la que lo hubieses escondido, o sí, porque si no, no estaríamos aquí hoy, y créeme que no hay cosa de la que menos me arrepienta, que de haberte podido conocer, mudita.

𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora