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Lisa's POV

Estaba más que nerviosa en el coche de camino a la casa de WheeIn donde iban a hacer aquella pequeña celebración que básicamente consistía en comer, ver películas y jugar a algunos juegos algo tontos, pero la sorpresa iba a ser que Jennie no sabía exactamente el día que venía y esperaba que le hiciese ilusión verme.

Rosé iba a mi lado, conduciendo su vieja ranchera, aunque ahora tuviese más pasta que antes, me dijo que no iba a cambiar esta chatarra por nada del mundo, oye, y si se pone así, yo la respeto completamente.

Toqué en el bolsillo de mi chaqueta de cuero la pequeña cajita que había para asegurarme de no haber olvidado el regalo para Jennie, una vez llegamos a la casa de WheeIn y vi los globitos de todos los colores pegados en el marco de la puerta no pude evitar, no supe si de nerviosismo o de mera gracia al ver esos globos propios de una fiesta de cumpleaños de una niña de cinco años.

Al aparcar la chatarra, bajamos de ella y fuimos hacia la puerta, yo me quedé estática allí, suspirando mientras Rosé me miraba algo extrañada y yo me daba cuenta de ello porque le veía de soslayo.

-¿Vas a llamar a la puerta ya o te ha dado la vena criminal y estás buscando los puntos débiles de esto para forzarla? -Dijo en un tono algo divertida y yo sonreí aun nerviosa.

-Joder, ya voy. -Alcé mi mano para tocar el timbre y el estómago me dio un vuelco. -Oye, ¿y si venimos más tarde? -Dije apresuradamente dando pasos hacia atrás.

-Lisa "Cobarde" Manoban. -Dijo Rosé mirando al frente, esperando a que alguien abriese la puerta.

-¡Eh, yo no soy cobard-...! -Paré de hablar porque la puerta se abrió y la sombra de Jennie pasó rápidamente entre la pelirroja y yo, iba con la cabeza agachada y comenzó a correr calle abajo.

-¡Jennie, espera! -Dijo WheeIn parándose en la puerta, nos miró, yo la miré y entonces pude ver una sombra más pequeña tras ella... Era Jisoo. Tenía que ir tras Jennie.
Sin decir absolutamente nada más, corrí por el camino que la morena había tomado, la veía al final de la calle que había tomado pero no bajaba el ritmo. Esta persecución me recordaba al primer día que nos vimos, con la diferencia que aquel día yo iba conduciendo el coche del hermano de Sunmi y ahora iba corriendo y el haber fumado durante unos años me pasó factura, pues el aire me faltaba poco a poco.

Al final, llegué a un parque y moví a cabeza en busca de algún lugar donde ella pudiese estar, caminé durante un par de minutos, estaba atardeciendo y las farolas comenzaron a encenderse.
Llegué a la orilla de un estanque de patos, y allí, a lo lejos, estaba ella sentada en un banco. Me acerqué poco a poco a su posición, se encontraba cabizbaja, con unas alas rositas de hada algo dobladas y, sorpresivamente, no estaba llorando, solo tenía la mirada fija en el suelo.

Me senté a su lado y miré al frente, donde se veía la puesta de sol con el estanque y algunos patos por allí.

-Al menos esta vez no has acabado con las rodillas heridas por haberte tropezado. -Dije en un susurro, ella levantó la cabeza con rapidez al reconocer mi voz. Su cara de asombro fue un poema, pero no me dio tiempo a más nada que a reír porque se abrazó a mí con tanta fuerza que parecía que quería dejarme sin respiración.

-Lili... -Murmuró con un susurro roto mientras escondía el rostro en mi cuello, yo acariciaba lentamente su espalda.

-No te lo esperabas, ¿eh? -Me separé poco a poco de ella, descubriéndola con una sonrisa y los ojos algo llorosos. -Esas alas te quedan realmente bien, angelito.

-Para... -Sonreí al ver que ella también lo hacía, entonces levanté una pierna y la íntroduje entre su espalda y el banco, quedando ahora pegada a su cuerpo, acaricié un poco un mechón de su pelo hasta que lo puse tras su oreja.
-¿Por qué corrías? -Ahora mi mano se quedó en su espalda acariciándola lentamente, tratando de darle mi apoyo.

𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora