25

365 44 7
                                    

Lisa's POV

-¡No me toques un puto pelo, gilipollas! -Dije a puro grito mientras me alejaba de la presencia de Ben, estaba muy harta de sus propuestas, quería salir del círculo vicioso en el que me había metido, pero cada vez iba más y más profundo.

-No, no... Ven aquí, palomita, tienes que decirme dónde coño tienes mi dinero... ¿Te lo metiste por el culo? -Alzó sus cejas con una socarrona sonrisa en sus labios, ahora me tenía acorralada en la pared.

-Ese dinero es mío, Benjamin, ese puto dinero es mío, no puede ser que yo sea la que se juega la vida en la calle vendiendo y cobre solo el 10%, ¿ves eso justo? -Mi voz se iba apagando con cada paso que él daba hacia mí.

-Tendría que haberte dejado podrirte el día que te encontré medio inconsciente como una putita desvalida en aquel callejón... No querías que tus preciosos padres supieran en qué estaba metida su linda hija y por eso seguiste currando para mí, ¿recuerdas, mi amor? -Pegó su sudoroso cuerpo al mío y yo me estremecí casi al instante que sentí aquello, no quería estar allí.

-Ben, aquello fue hace much-... -Sentí ahora su mano tapar mi boca y me miró directamente a los ojos, como sí me quisiese atravesar el alma.

-Y tú, en el momento que viniste conmigo, firmaste un contrato de por vida, muñeca. -Quitó su mano de mis labios para atacar estos con su boca de una forma feroz, empujándome contra la pared agarrándome por el filo de mi camiseta.

-Para, porfavor... -Susurré, las lágrimas de aglopaban en mis ojos y mi voz sonaba rota.

Noté como su cuerpo se pegaba más al mío, agarró con fuerza mis muñecas y su asqueroso aliento impregnó mis fosas nasales, y lo supe, iba a volver a pasar.

*********

Horas más tarde.
Caminaba por las calles centrales de Busan, no había tanta gente porque
una ola de frío había asolado la ciudad, y aunque no estuviese nevando, me estaba congelando a pesar de llevar un buen abrigo puesto. Encontré un parque con un estanque pequeño, no había ni un solo pato o cisne por allí tampoco... Claro, las pobres aves también tenían frío, allí mismo me senté y me encendí un cigarro de la felicidad, observando después cómo el espeso humo blanco se camuñaba entre el vapor de mi aliento.

Mi madre siempre decía que cuando la vida te diese alguna razón para llorar, buscases otra razón con más peso para sonreír, pero ahora tenía los ojos encharcados en lágrimas, básicamente porque:

-No podía acusar a Ben frente a la policía, me metería también en el asunto.

-No podía matarlo, podrían encontrarme y también estaría en líos.

-No podía contárselo a mis padres, también estarían en líos.

Las únicas personas que sabían todo este asunto y estaban medio
involucrados conmigo eran Sunmi, Rosé y Brenda, pero tampoco quería desahogarme con ellos, posiblemente podría resultar molesto que alguien se estuviera quejando a tu lado continuamente, y yo no quería ser molesta.

Ojalá pudiese desvelarle todo esto a Jennie... Ella siempre encontraba la parte positiva a todo lo que no estaba relacionado con ella, siempre me quería a su lado, siempre sonreía conmigo y me hacía tan sumamente feliz tenerla en mi vida que no quería que se me escapase, por mucho que fuese a provocarle problemas en un futuro... Ya había intentado alejarme de ella pero no podía.
Podría... podría personificarla perfectamente como si fuese el sol, porque aunque se esté quemando, esté ardiendo, siempre trae un rayo de claridad cuando la noche llega a su fin, cuando los problemas dan tregua, ella siempre me da esperanzas con su sonrisa tímida. La situación ahora mismo es que, si, ella era el Sol, aparte de por todas esas cosas moñas que he dicho, lo es porque ahora solo puedo mirarla de reojo... Si la miraba de frente me deslumbraría, si la miraba de frente podría ser un problema para las dos. ¿Qué era lo que me aseguraba de que si Ben la descubría no iba a hacerme daño con eso?

𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora