"una vez que encuentras tu destino no te puedes separar de él".
Esa frase había resonado en mi cabeza desde que la dije. No podía parar de pensar en Jason. Por más que intentaba no podía sacarlo de mi cabeza.
-¡Hey Micky!- saludó mi vecina Aurora.
-Hola-
-¿Vas al mercado?- preguntó.
-Sí, ¿Necesita que le traiga algo?- pregunté cortésmente
-Oh no. Es solo que necesito que alguien cuide de Thomás hoy. Elian empezó la escuela ayer y tengo trabajo atrasado- dijo preocupada.
-No se preocupe. Yo cuidaré de Thomás por hoy. Lo llevaré al mercado- dije.
-¿En serio? ¡Gracias!-
Después de eso tomé al pequeño Thomás en brazos y salí rumbo al mercado. En la calle todos se me quedaban mirando. ¿Nunca han visto a un hombre cargar un niño de dos años? Metanse en lo suyo.
Llegué al supermercado y tomé un carrito. Senté a Thomás dentro de este para no perderlo de vista.
-Bien Thomás. ¿Que quieres comprar?- pregunté.
El niño señaló un pasillo. El pasillo de los juguetes. No sé por qué no me sorprende.
-Bien. Compraré las cosas que necesito y luego iremos a comprarte un juguete- acaricié los cabellos rubios del niño.
Él rió. Empujé el carrito por los pasillos y seleccioné varias cosas que me hacían falta. Comida, ropa entre otras cosas. También le compré un dulce a Thomás. Llegué al pasillo de los juguetes y Thomás exclamó de felicidad.
-¿Que juguete quieres Thomás?-
El niño se quedó mirando todos los juguetes. Al final se decidió por un peluche de lobo gris.
Iba a ir a pagar todo pero en otro pasillo ví a Jason. Me sorprendí al verlo. Él volteó la mirada y me vió. Nos miramos por unos segundos hasta que él volteó la cabeza y se fue por otro pasillo.
Negué con la cabeza. Debía olvidarlo.
Pagué por todo y me dirigí a casa con Thomás. Cuando entré en mi departamento Alex me recibió contento.
Dejé a Thomás en el sofá con su nuevo peluche y fui a llevar las cosas a sus respectivos lugares. Volví con Thomás, quien jugaba alegremente con su peluche y con Alex.
-¿Qué hacemos ahora Thomás?- le pregunté al niño.
-mamá- dijo.
-Sí, mamá está en el trabajo. Vendrá a buscarte en unas horas- le expliqué.
Él me miró con los ojitos bien abiertos. Era tan lindo. Miró toda la casa y señaló la puerta de entrada.
-¿Quieres salir? Pero si acabamos de llegar- sonreí.
Él siguió señalando la puerta.
-Bueno, vamos a pasear- lo tomé en brazos. -Vuelvo más tarde Alex-
Salí del edificio. Caminé con Thomás un rato y llegué a un parque de niños. Que, oh sorpresa, era el mismo donde conocí a Jason.
Thomás era muy pequeño aún para montar algún juego, así que solo me senté en un banco un poco alejado de los niños con él.
-Dime Thomás. ¿Te gusta el parque?- Pregunté.
Él asintió.
-Cuando tengas la edad necesaria te traeré aquí todos los días- dije y toqué suavemente su nariz.
Él rió fuertemente. Sonreí.
Alcé la mirada por un momento y Vi que Jason caminaba hacia mí con la vista en el suelo. Luego alzó su rostro y me vió. Estaba apunto de escapar pero lo llamé.
-¡Ven aquí Jason!-
Oí un suspiro de su parte. Se acercó al banco y me miró enojado.
-¿Que?- preguntó de mala gana.
Este Alfa si tiene carácter.
-Sientate- dije y señalé el lado vacío del banco.
Él me hizo caso y se sentó a mi lado. No hablamos, solo se oía los balbuceos de Thomás jugando con su peluche sobre mis piernas.
Necesitaba romper ese incómodo silencio. Cuando iba a hablar él se me adelantó.
-No sabía que tenías un hijo- dijo.
Por un segundo me quedé procesando lo que dijo. ¿Hijo? ¿Se refiere a Thomás?
-¿De que hablas?- pregunté aún confundido.
-Ese niño es tu hijo ¿No? No me puedo creer que engañarás a tu pareja conmigo. Aún peor teniendo un niño- habló molesto.
Reí. Él me miró aún más enojado.
-¡No te rías!- exclamó.
-Él no es mi hijo. Es hijo de mi vecina- su rostro se tornó rojo de la vergüenza. -Y no tengo pareja- sonreí.
-ahmn... bueno. Cualquiera se equivoca- dijo bajito, muy avergonzado.
-¿Y que pasaría si tuviera pareja?- pregunté.
-p-pues nada... No me importa- dijo sonrojándose más.
Sonreí al verlo nervioso. En un impulso tapé los ojitos de Thomás con mi mano y acerqué mi rostro al de Jason. El parecía asustado.
Rocé nuestros labios suavemente. Él cerró sus ojos. Junté nuestros labios en un beso tierno. No duró de cinco segundos.
Me separé de él aún sin destapar los ojos de Thomás, quién ya estaba haciendo berrinche. Jason estaba sonrojado hasta las orejas.
Destapé los ojos de Thomás quién me miró enojado. Era muy tierno. Jason parecía seguir procesando lo que pasó.
-Te ves tierno sonrojado- dije.
Él negó rápidamente.
-Pareces un adolescente en su primera relación. ¿Cuántos años tienes?- pregunté.
-21- respondió.
Reí. Él me miró con una expresión que no pude descifrar. Se acercó más a mi. Por instinto le volví a tapar los ojos a Thomás.
Jason unió nuestros labios está vez. Obviamente le correspondí el beso. Se separó a los pocos segundos sonrojado nuevamente.
-Tengo que irme- dijo y rápidamente se levantó del banco.
Salió corriendo a quien sabe dónde y me dejó ahí sentado procesando lo que acababa de pasar.
Destapé los ojos de Thomás y lo miré. Él me miró confundido y sonreí.
-Ay Thomás. Me estoy volviendo loco- dije y me levanté del banco con el niño brazos para dirigirme al edificio.
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