-¿Por qué no me dijiste que hoy era tu cumpleaños?- preguntó Jason.
Estábamos en mi antigua habitación. Cómo supuse, mis padres nos hicieron pasar la noche aquí. Ya nos habíamos bañado y nos estábamos preparando para dormir.
Volteé a ver a Jason. Su expresión demostraba tristeza. Me acerqué a él y acaricié su mejilla.
-No quería decirte nada para que no te atormentas la cabeza- expliqué.
-Pero pude haberte dado un regalo- dijo e hizo un puchero.
-¿Con que dinero?-
-No tenía que ser material- dijo.
-¿Ah si? ¿Y que me darías? Mi cumpleaños aún no acaba- dije y lo miré pícaramente.
Él se sonrojó.
-No sé-
-Se te están pegando mañas de Omega- dije sonriendo.
-¡Cállate!- Apartó mi mano de su cara y volteó su rostro hacia otra dirección.
Sonreí cuando tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos aún sin mirarme. El silbido sonó en mi cabeza. Me sorprendí cuando Jason lo usó. Lo abracé. Él escondió su rostro entre mi cuello y hombro. Después de unos segundos apartó su cabeza de mi cuerpo y me besó.
-Feliz cumpleaños- dijo y se liberó de mi abrazo para dirigirse a la cama.
Sonreí y me acosté junto a él. Mi antigua cama era pequeña, por lo que tuve que reducir el espacio. Lo abracé por la espalda y pudo dormir cómodamente.
Al día siguiente me levanté y no ví a Jason por ningún lado. Alertado me levanté de la cama y me vestí rápidamente. Salí y lo busqué por toda la casa. Él último lugar fue la sala. Ahí solo estaban mi mamá y Mily.
-¡Madre, Jason...!-
-Está afuera con tu padre- me interrumpió.
Suspiré aliviado. Saludé a Mily con un beso en su frente y salí de la casa. Vi la silueta de mi padre en el granero. Caminé hacia allí. Me quedé parado a un lado de la puerta. Papá le estaba enseñando los animales a Jason.
Reí al notar que papá era más bajo que él. Jason acariciaba con entusiasmo a los animales. Luego se puso a cepillar la crin de un caballo.
-Y cuantame algo de ti Jason- pidió mi padre.
-Bueno, tengo 21 años, estudiaba derecho, pero por problemas con mis padres ya no puedo hacerlo- respondió.
Fruncí el ceño cuando mencionó a sus padres. En serio quiero saber la razón de que sean tan malos con Jason.
-¿Puedo saber que sucede con tus padres?-
Jason miró a mi padre y luego suspiró.
-Desde pequeño siempre han Sido muy estrictos. Quieren que haga todo lo que ellos quieren. Incluso me tenían una prometida para casarme a los 25 años. Padre me pegaba muchas veces y madre no decía nada. Papá es alcohólico, cada vez que llegaba me pegaba sin ninguna razón aparente. Y mi mamá es una hipócrita, diciendo que su hijo es lo más importante para ella cuando ella misma me entregaba a mi padre cuando esté volvía borracho. Hace un mes discutí con ellos porque les conté que me gustaba un alfa. Ellos me echaron de la casa- relató.
Jason tenía una expresión de dolor al terminar de contar su historia. Papá acarició su hombro en señal de apoyo.
Mis uñas se habían clavado en mi mano. Había apretado demasiado el puño al escuchar la historia. ¿En serio sus padres son tan malas personas?
-Bueno, olvidando eso, ¿como fue que tú y mi hijo se conocieron?- preguntó mi padre.
-Pues yo estaba sentado en el parque y usé mi Silbido. Luego solo... él llegó. Al principio todo fue extraño. Saber que tu pareja destinada también es un alfa es un poco raro- explicó Jason.
-Me imagino. Pero ahora están juntos- habló papá.
-Sí. Yo me enamoré de Michael y espero que mis sentimientos sean completamente correspondidos- sonrió.
Una sonrisa sincera y cargada de felicidad. Claro que tus sentimientos son correspondidos Jason.
-Bueno, debes saber que si mi hijo no te quiere siempre me tienes a mi- intentó coquetear mi padre.
-¡Papá!- regañé entrando al granero.
Jason se sobresaltó al verme. Papá solo se rió. Las mejillas de Jason hacían competencia con los tomates del jardín. Me acerqué a él y lo abracé.
-Me desperté y no estabas- hice un puchero.
Él sonrió. Papá salió del granero riéndose, dejándonos solos.
-¿Que tanto escuchaste?- preguntó Jason borrando su sonrisa.
-Desde que contaste tu vida. ¿Por qué no me habías dicho nada de eso?-
Puse una expresión triste. Él cerró sus ojos y me abrazó. Escondió su cabeza en mi pecho y pude sentir como comenzaba a sollozar.
-Eso, desahógate- acariciaba sus cabellos.
Él seguía llorando. Tomé su rostro entre mis manos y acerqué mi nariz a la suya.
-Escuchame bien Jason Evans. Nada ni nadie hará que te sientas así nunca más. No permitiré que te hagan daño. Debes decirme todos tus problemas, inseguridades, todo lo que te atormente- hablé y sequé sus lágrimas.
Él asintió.
-Y por nada en el mundo dudes lo que voy a decirte ahora. Te amo-
Él abrió sus ojos sorprendido. Volvió a abrazarme fuertemente.
-Yo también- lo escuché decir.
Nos quedemos por un tiempo ahí en el granero, abrazados, sin importarnos el mundo exterior. Solo éramos nosotros.
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Silbidos (Yaoi/Gay)
RomanceLos destinados tienen un silbido especial y único. Pero que pasa cuando ese silbido te lleva a un destino casi improbable.