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Nayeon fue la primera en despertarse, suspiró mientras veía a Jeongyeon profundamente dormida a su lado. Su boca se dirigió a los labios de la escritora dándole un dulce beso que la hizo suspirar en sueños.

—Voy a darte un beso por cada virtud que te encuentre, espero tengas tiempo, podría tomarme toda la vida —le susurró al oído dejando un beso sobre su mejilla.

Nayeon se movió un poco tratando de salir de la cama con cuidado de no despertar a la menor. Volvió a dirigir su mirada a Jeongyeon y le acarició el cabello colocándole la sábana bien y tomando la camisa que la escritora había usado antes para ponérsela sobre su cuerpo desnudo. Se estiró sintiendo un leve dolor en sus músculos que se debían a esa maravillosa tarde que había pasado haciendo el amor con la mujer que tanto adoraba.

El día aún no terminaba, todavía seguía siendo el cumpleaños de Jeongyeon, aún podía prepararle una bonita cena, sin embargo tenía que apresurarse, pues pronto iba a anochecer.

Luego de ponerse ropa interior, fue directo a la cocina para ver qué podía preparar con los ingredientes que la escritora tenía. Al final se decidió por preparar unos cortes de carne que Jeongyeon tenía en el congelador. Puso un mantel en la mesa y decoró con un par de pétalos de flores. Colocó un par de copas acompañadas de una botella de vino y por último encendió velas. Todo se veía divino, esperaba que fuese del agrado de la menor.

—Hey... —como si hubiese escuchado sus pensamientos, Jeongyeon apareció por detrás con el cabello húmedo, parecía que recién salía de la ducha—. ¿Y esto?

—¡Sorpresa! Cociné la cena para ti, ¿Te gusta? —preguntó Nayeon con rubor en sus mejillas.

—Es hermoso, muchas gracias... —la escritora se acercó lo suficiente a Nayeon para dejarle un corto beso sobre sus labios—. Muero de hambre, ¿cenamos ya?

—Claro... toma asiento, ¿te sirvo una copa? Espero que no te moleste que haya tomado esa botella de vino de tus cosas, es solo que pensé que hoy es un día importante y debe ser especial.

—Está bien, puedes tomar lo que quieras de aquí, no voy a enojarme por eso —contestó tomando asiento a un costado de ella—. Hace mucho que no festejo mi cumpleaños, no considero que sea algo por lo que se tenga que festejar.

—¿Por qué? Cumples un año más de vida.

—En realidad cada año que pasa es un año menos de vida —respondió la escritora encogiéndose de hombros—. Envejecemos y con ello nuestra esperanza de vida, por eso no es algo que me guste festejar.

—No seas aburrida, ahora ya tienes con quien festejar todos tus cumpleaños, yo haré que esos días sean especiales e inolvidables —murmuró Nayeon extendiéndole la copa de vino a Jeongyeon—. No volverás a pasar un cumpleaños sola.

Jeongyeon esbozó una amplia sonrisa.

—Hace mucho que no me dolían las mejillas de tanto sonreír. Serás la culpable si me salen arrugas en la cara —bromeó la escritora tomando un sorbo del vino—. Exquisito.

—No me molestaría verte envejecer, envejecer contigo... —dijo con voz apenas audible—. Tenía mucho tiempo soñando con esto que tengo contigo.

—Nayeon, yo aún no sé si estoy preparada para tener una relación formal, necesito un poco de tiempo para...

—Shh... —Nayeon colocó su dedo índice sobre sus labios haciéndola callar—. Algún día entenderás que no necesito mucho. Entenderás también que no hace falta que me digas lo que somos; cada vez que nos besamos lo somos todo. Que no quiero que me preguntes cómo estoy, pero sí en dónde me gustaría estar. La respuesta es sencilla... en tus brazos, ya lo sabes. Y cuando me mires a los ojos, entenderás que no me pasa nada, me pasas siempre tú y no tengo nada más que decir.

Jeongyeon asintió con la cabeza, intentando procesar las palabras de la mayor, ¿Cómo podía ser tan buena? Una mujer así se merecía todo, no un amor a medias.

"Un día así como cualquiera, conoces a alguien que te hace sentir que no habías conocido nada y que la primera vez no siempre es la primera".

—Abrázame que mi corazón necesita escuchar al tuyo —pidió la escritora en un susurro y Nayeon rápidamente la envolvió entre sus brazos transmitiéndole todo su cariño, sin necesidad de palabras—. Realmente no te merezco... eres demasiado buena para estar con una persona como yo. Creo que llegué tarde a tu vida...

—Nunca se llega tarde a un amor que está destinado a ser tuyo —dijo Nayeon rompiendo el abrazo para poder mirar a la escritora a los ojos—. Puede que no hayas sido mi primer amor, pero fuiste el amor que convirtió a todos los amores en irrelevantes.

—¿Lo ves? Cuando intento levantar mis murallas, llegas tú con tus palabras bonitas a derrumbarlas de nuevo.

—¿Te parece que tengo buena labia? —preguntó Nayeon con una sonrisa pícara.

—A veces pienso que tú eres la escritora aquí y no yo, ¿no has pensado en escribir un libro? Yo lo compraría sin duda.

—Hmm... —Nayeon pareció meditarlo unos segundos antes de responder—. Me gusta escribir, pero la mayoría de veces escribo cosas muy personales que no me gustaría compartir con cualquiera. Pero lo he pensado, quizás algún día me anime a escribir algo para publicarlo.

—Lo haces muy bien, escribes hermoso —dijo sinceramente.

—Que mi escritora favorita me diga eso hace que mi corazón quiera estallar de alegría. El simple hecho de estar aquí a tu lado me da taquicardia, soy tan feliz y siento que esa felicidad no me cabe en el pecho y en cualquier momento mi corazón puede estallar. De hecho se me ha ocurrido una nueva frase que debo de escribir en mi cuaderno ahora —Nayeon corrió rápidamente hasta el sofá para ir por su libreta y bolígrafo.

Jeongyeon observó como la contraria estaba concentrada escribiendo y de pronto la curiosidad de leer lo que escribía se apoderó de ella.

—Crees... ¿crees que pueda leer cuando termines de escribir? —preguntó la escritora con timidez—. Sé que dijiste que no te gusta compartir lo que escribes con otras personas, pero...

—Contigo hago excepciones, claro que te permito leerlo —contestó Nayeon extendiéndole su cuaderno a Jeongyeon.

"Gracias por estos días y por los que están por venir, por estos besos y por los que estamos por inventar, por estas caricias y por las que estamos por descubrir, gracias por esta vida y por cada una en las que vamos a coincidir".

Cuando la escritora lo estaba leyendo, Nayeon pudo ver como se deslizaba una pequeña lágrima sobre su mejilla. Jeongyeon estaba conmovida. No hizo falta decirle para quien era lo que escribió, ella lo sabía perfectamente.

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Koi no yokan (恋の予感) • 2yeon • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora