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A la mañana siguiente, Nayeon se despertó muy temprano para preparar el desayuno, quería agradecerle a Tzuyu por haberle preparado la comida el día anterior. Preparó café y hot cakes acompañados de fruta picada en cuadritos.

—Unnie, buenos días —saludó la taiwanesa llegando hasta la cocina aún con la pijama puesta y soltando un par de bostezos.

—Hola pequeña Tzuyu, ¿No tienes clases hoy? —preguntó Nayeon y la menor negó con la cabeza—. Preparé el desayuno, espero que te guste.

—Gracias unnie, anoche me desvelé terminando un proyecto, pero al menos hoy tengo el día libre para seguir durmiendo —comentó dando un mordisco al hot cake haciendo enseguida un gesto de satisfacción—. Está delicioso unnie, por cierto... ¿cómo estás?, ¿ya te encuentras mejor?

—Mejoraré pronto —respondió tomando una sorbo de su café. La verdad es que aún no le contaba que Jeongyeon le había escrito una carta en su cuaderno ni tampoco que presentaría su nuevo libro en la biblioteca.

El teléfono de Nayeon sonó sobre la mesa del comedor y en la pantalla pudo ver que se trataba del señor Im, su padre.

—Mi progenitor —murmuró Nayeon atendiendo la llamada—. Buenos días padre.

Hola hija, ¿cómo estás? Supe que enfermaste y no fuiste a la biblioteca un par de días. Intenté comunicarme, pero... ¿tu teléfono estaba descompuesto?

—Oh... sí, lo envíe a reparar, por eso no pude contestar —mintió tomando un nuevo sorbo de su café—. Pero no te preocupes, ya estoy mejor, ayer fui a la biblioteca y la señora Park me contó sobre el convenio que firmaste con aquella escritora, pero estoy algo confundida, tú no sueles firmar ese tipo de cosas de forma exprés, siempre lo haces con tiempo de anticipación, ¿a qué se debe eso?

No pensaba hacerlo, pero la representante de la escritora fue muy insistente, incluso me ofreció una cantidad de dinero bastante generosa.

—¿Por qué aceptaste padre?, ¿por qué Yoo Jeongyeon tenía que presentar su nuevo libro en esa biblioteca? —cuestionó Nayeon con frustración llamando la atención de la taiwanesa al escuchar ese nombre—. Existen un sinfín de bibliotecas en Seúl, ¿por qué la nuestra precisamente?

Porque la nuestra es la mejor, la más grande, elegante, bonita y estética de Seúl —respondió de manera obvia—. Hija no te compliques la vida, el equipo de la escritora va a encargarse de casi todo, tú tan solo tienes que encargarte de los detalles mínimos, el convenio ya es un hecho.

—¿Y tengo que ser yo la que esté al frente?

—Por supuesto, eso forma parte de tus obligaciones como gerente, además te pago muy bien, no puedes quejarte —mencionó el señor Im haciendo que Nayeon rodara los ojos—. Tengo que irme, estoy por entrar a una junta importante. Cuídate mucho hija, y mantenme al pendiente de cualquier inconveniente.

—De acuerdo, hasta luego papá —dijo Nayeon finalizando la llamada.

—¿Qué le pasa a esa escritora? No le bastó con romperte el corazón en mil pedazos, ¿ahora va a perseguirte? —cuestionó Tzuyu con molestia—. Unnie, sí quieres yo puedo encargarme de todo con tal de que no tengas que verle la cara a esa escritora de nuevo.

—Yo lo haré, mi padre tiene razón, es mi trabajo y tengo que cumplir con el. Debo aprender a separar los asuntos personales de los laborales. Además solo será hoy y mañana, no te preocupes por mí, yo estaré bien.

Tzuyu la miró con los ojos entrecerrados, ella no era tonta, sabía perfectamente que su unnie se moría por ver a la escritora. Su única preocupación era que la lastimara de nuevo.

Koi no yokan (恋の予感) • 2yeon • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora