Capítulo 3

217 23 0
                                    

Perspectiva de Elizabeth

"Estupendo", murmuré sarcásticamente. Saco mi teléfono del bolsillo para pedir ayuda, cuando de repente noto que un auto se ha detenido detrás de mí. En el asiento del conductor hay una mujer, y cuando se acerca y me ve, detiene sus pasos y me pregunta: "Hola, ¿necesitas ayuda?".

La preocupación que sentía en ese momento desaparece en el instante en que escucho su voz. Me siento tranquila. Aunque esta persona sonriente que me ofrece ayuda me parece extraña, me doy cuenta de que es genuina.

"Ehm, sí, hola. Lo siento, mi auto tiene un neumático pinchado y necesito ayuda para cambiarlo", respondo finalmente. Entonces, acercándose lentamente, me dice: "Yo puedo ayudarte sin problemas. ¿Tienes tus herramientas?". Decepcionada, le digo: "Busqué en la cajuela del auto y no encontré nada".

"No te preocupes, yo tengo las mías. Déjame buscarlas en mi auto y vuelvo". Sonrío y le agradezco. Cuando regresa a su auto, por un momento pienso que va a subirse para marcharse, pero se dirige directamente a la parte trasera para sacar sus herramientas. Mientras tanto, saco mi neumático de repuesto y lo coloco en el suelo junto a mi auto.

Cuando vuelve, comienza a ubicar las herramientas que va a necesitar y sin más, se pone a aflojar las tuercas de la rueda pinchada. Coloca el gato hidráulico y empieza a levantar el auto. Yo simplemente la miro, impresionada por la seguridad y naturalidad con que se mueve y realiza el cambio de neumático. "¿Sabes de autos? Pareces una experta", le pregunto. Ella sonríe y me responde: "Lo básico y algunas cosas que me enseñaron por ahí".

Su sonrisa y el tono de su voz son suaves, pero de alguna manera me resulta misteriosa. Es amable pero no dice mucho. Responde lo justo y necesario. Mientras continúa con su tarea, ya ha aflojado las tuercas para sacar el neumático pinchado. Lo coloca debajo del auto y, queriendo saber más de ella, le pregunto su nombre. "Soy T/N, ¿y tú?".

Su pregunta me sorprende, y en parte me decepciona porque pienso que tal vez me reconocería, pero tampoco me molesta. "¿En serio no sabes quién soy?", digo entre risas nerviosas.

"Bueno, sí sé quién eres, pero no quiero ser irrespetuosa ni hacerte sentir incómoda asumiendo cosas sin conocerte adecuadamente", responde con otra sonrisa. Otra vez, esa sonrisa, que de alguna manera me hace sentir cosas desconocidas.

No es la respuesta que esperaba, su consideración hacia mí me hace sentir valorada. Y por un momento no puedo decir nada. Ella levanta su mirada y cuando nos miramos fijamente a los ojos, realmente puedo verla. Una mirada penetrante e intimidante. Tratando de encontrar las palabras, abro la boca para decir algo, cualquier cosa, pero nada sale. Aclaro la garganta y después de un suspiro digo: "Lo siento, estoy tan acostumbrada a que la gente se me acerque y me hable como si me conociera completamente, incluso si ni siquiera los conozco. A veces es halagador, pero en otras ocasiones me siento incómoda cuando hay mucha gente o tengo que hablar con desconocidos. Así que gracias. Soy Elizabeth". '¿Qué me pasa?'

Ella se pone de pie frente a mí y en ese momento realmente noto su altura. "Te ofrecería mi mano para estrecharla, pero la tengo sucia. Mucho gusto, Elizabeth", dice haciendo una V con los dedos como un gesto amistoso (el signo de amor y paz). Eso me hace reír, y entre risas le devuelvo el mismo gesto. "Mucho gusto, T/N. Eres muy alta", digo nerviosa. 'En serio, ¿qué me pasa?'

"Solo un poco, mido 5'11 (180 cm)". '¿Sólo un poco?, pensé, soy un duende a su lado'. Vuelvo a reír y digo: "¡Jaja, pues yo mido 5'6!". Simplemente sonreímos.

T/N ya ha colocado el neumático de repuesto y ajustado las tuercas con las manos, y luego termina de colocar el auto al nivel del suelo y da el último apretón a las tuercas con la llave de cruz. "Muy bien, solo queda guardar tu neumático pinchado y todo estará listo".

Ella va a la parte trasera de mi auto para colocar el neumático pinchado, se limpia las manos con un trapo y noto que ya se está haciendo de noche. En ese momento, miro el sol poniéndose en el horizonte, regalándonos un hermoso atardecer como paisaje. Vivir en la ciudad a veces hace que te olvides de lo hermosa que es la naturaleza.

Cuando dirijo mi mirada a T/N, me doy cuenta de que me está mirando fijamente. '¿Qué estará pensando?'. Rompiendo el silencio, digo: "Realmente te agradezco, si no te hubieras detenido, habría estado aquí mucho más tiempo".

"No hay de qué, me alegra poder haberte ayudado". Por un momento, nos miramos sin decir nada más, hasta que nuevamente habla diciendo: "Me alegra haber podido ayudarte. Maneja con cuidado, Elizabeth".

Dándome cuenta de que nuestro momento llega a su fin, le digo apresuradamente: "Espera, déjame recompensarte por tu ayuda". Por alguna razón, no quiero que se vaya.

"No hace falta de verdad". Insisto un poco y le digo: "por favor, déjame invitarte a tomar un café o algo". Sin dejar de mirarme, con un tono suave, dice: "soy más del tipo de persona que toma 'té', pero puedo aceptar un café".

'Le gusta el té', pienso. Sonrío. "Genial, yo también prefiero el té". "Dame tu número de teléfono y te enviaré la dirección de un lugar estupendo que sirve té". Noté que en ese momento me puse nerviosa. Ella sacó su teléfono del bolsillo y yo hice lo mismo. Intercambiamos nuestros números y acordamos encontrarnos en el lugar. Regresé a mi auto, le envié la dirección en un mensaje, arranqué el motor y me puse en marcha.

"¿Qué te sucede, Lizzie?", me dije en voz alta. Cuando manejo, tiendo a hablar en voz alta para aclarar mis pensamientos. Por lo general, soy una persona reservada e introvertida cuando conozco a personas nuevas. Pero con esta mujer, me resulta difícil mantenerme distante. Esa vibra misteriosa y tranquila que tiene, de alguna manera me atrae y me da curiosidad por conocerla mejor. Aunque cambiar un neumático no era el momento adecuado para tener una conversación profunda.

Podría simplemente agradecerle por la ayuda, ya que lo hizo sin esperar nada a cambio. Sin embargo, la curiosidad que tengo por conocerla me hace ser un poco más atrevida e insistir en alargar un poco más el tiempo con ella.

"Es alta, le gusta el té y tiene una sonrisa bonita", comienzo a enumerar. "Basta, Lizzie, ¿qué estás diciendo?"

Entre todas las conversaciones conmigo misma, llego al lugar de nuestro encuentro con T/N.


...

¡Gracias por leer!

Siempre atenta a cualquier comentario que puedan tener.

Saludos ✌🏽

V

Luces, cámara, amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora