Entre Sombras y Secretos

Parte 4: Refugio en el bar

El sonido de la lluvia golpeando las ventanas de la sala de reuniones se mezclaba con la tensión palpable en el aire. Los hombres de Marco discutían animadamente los negocios del día, mientras él los observaba con cansancio. La mafia italiana había crecido rápidamente en los Estados Unidos, pero con el crecimiento venían más problemas y desafíos.

- "Tenemos que encargarnos de ese asunto de una vez por todas," declaró Fred, uno de los hombres de Marco.

- "Estoy de acuerdo, no podemos permitir que esto continúe," agregó Alex, otro miembro de la organización.

Ese día había sido particularmente duro, con la necesidad de cobrar deudas pendientes y enfrentar la traición de algunos miembros de su propio círculo.

- "¡Marco! ¿Qué opinas tú?", preguntó Fred, mirando expectante a su líder.

Marco se levantó con expresión sombría.

- "Ya he tomado mi decisión. Háganlo rápido y limpio," respondió, sabiendo que no había margen para la debilidad en su posición.

Cuando la reunión finalmente terminó, Marco se dirigió al bar que poseía en el centro de la ciudad. Era su refugio, un lugar donde podía relajarse y olvidarse de las tensiones de su vida en la mafia. El bar, conocido por ser exclusivo y elegante, era mucho más que un simple lugar de entretenimiento.

- "El jefe ha llegado," comentó el bartender al ver a Marco.

- "Gracias, Tony. Prepárame mi whisky de siempre," dijo Marco mientras se acomodaba en la barra.

Después de recibir su bebida, Marco se dirigió a un rincón oscuro, apartado de las miradas indiscretas.

- "¿Cómo va todo, Marco?", preguntó Tony mientras limpiaba un vaso.

- "Difícil día, amigo," respondió Marco, suspirando profundamente.

Mientras observaba a las personas disfrutar de la noche, sus pensamientos se desviaron hacia su complicada vida en la mafia. Era un hombre de poder y autoridad, pero también llevaba consigo el peso de las decisiones difíciles y la lealtad frágil de aquellos que lo rodeaban.

- "Marco, ¿quieres que te traiga algo de comer?", ofreció Tony.

- "No, gracias. Solo necesito un momento de paz", contestó Marco, sumergiéndose en sus pensamientos.

La tensión en su mente parecía ceder lentamente a medida que el alcohol surtía efecto. La música, las luces y la sensación de anonimato en su propio bar lo hicieron sentirse más libre por un momento. Sin embargo, no podía ignorar que la mafia italiana tenía enemigos y amenazas constantes.

- "Está lloviendo mucho afuera. Parece que será una noche larga", comentó Tony, mirando hacia la tormenta afuera.

Mientras la noche avanzaba, Marco contempló la vida que había elegido y las complicaciones que la acompañaban. No sabía que pronto su mundo se entrelazaría con el de una misteriosa mujer, una mujer que cambiaría el curso de su destino y lo arrastraría a un juego peligroso de engaño y deseo.