4. Secretos

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A hurtadillas se metió Orihime al palacio por las caballerizas, cargando al hombro al desafortunado triton.

- Debemos darnos prisa... - dijo Shun'O

- Lo sé. Pero aún así necesitamos agua... en el estanque qué hay en el jardín... hay que arreglarlo para que tenga una temperatura estable... no más de 23°... - dijo la dama

- De acuerdo. Nos encargaremos de hacer con magia el estanque más profundo... - dijo Lily

- Con una constante alimentación de agua de mar... - dijo Baigon

- Gracias chicos. Mientras le daré un leve baño con agua fría, para bajar su fiebre... - dijo la mujer

La duquesa llevó al pelinegro a su cuarto de baño. Rápidamente dejó al triton en la tina de piedra, con una bomba manual hizo caer agua al pozo. Usando únicamente sus manos limpio la sangre y restos de la cuerda del cuerpo de Ulquiorra. Le daba mucha curiosidad, porque pese a su parecido a ella, su piel era extremadamente suave, un tanto jabonosa, pero no era desagradable, no tenía mucho aroma pese a ser una criatura marina. Quizá siendo una adolescente sus hormonas la llenaron de curiosidad, por lo que deslizó sus manos por todo su cuerpo en una caricia tierna. Simplemente no sabía cómo distinguir a una hembra o macho, según el propio ojiverde era niño, pero no había un rasgo como tal qué lo diferenciara.

Afuera las pequeñas hadas entonaban una canción para cambiar el estanque por una gran piscina y hacer que el agua de mar fluyera por entre las rocas, cayendo en el pozo, qué a su vez dejaba escapar el líquido hacia el golfo privado de la duquesa.

~ Somos espíritus de la tierra. Amados por el cielo y la lluvia... Ha sí le debemos nuestra magia al cálido resplandor del señor sol... Nosotros somos... ~ cantó el grupo

~ Shun'O... ~

~ Lily... ~

~ Baigon... ~

~ Ayame... ~

~ Hinagiku... ~

~ Y Tsubaki... ~

~ Por ese amor que tu luz nos dio, te pedimos a ti... Cambiar lo que es, por otro... Que fluya el mar hasta aquí y regresé al inmenso azul... ~ entonaron los pequeños

Así el jardín se convirtió en un estanque con una especie de escaleras de piedra.

- Ya quedó listo para que lo pongas ahí, con agua tibia, constantemente se limpia con la misma afluente... - dijo Tsubaki

- Gracias... debo curar las heridas... pero me da miedo envenenar al triton... así que lo dejaré en la orilla para que pueda mojarse mientras voy a la cocina por miel de lavanda, cera de abeja y unas vendas... - dijo la chica

- ¡Date prisa Inoue! O podrían descubrirte... - dijo Ayame

La pelirroja solo afirmó con la cabeza. Cargó al ojiverde y lo llevó al estanque, donde lo recostó en el primer escalón. El agua apenas lo mojaba, no alcanzaba su bello rostro. Así que se fue a la cocina, en su propia casa se tenía que esconder para no ser cuestionada, corrió a los anaqueles, agarró las cosas que necesitaba y volvió deprisa a su alcoba.

- También traje algo de agua y manto de cielo para ponerle fomentos de agua caliente... con sal... evita infecciones... - dijo la dama

Entonces tomó los trapos los metió en agua caliente para ponerlos en sus heridas. La criatura hacia pequeños movimientos involuntarios, eso hizo sonreír a la de ojos grises. El grupo de hadas se sentó en los hombros de la duquesa.

- Al menos tiene reacciones... eso significa que no está tan mal... - dijo Baigon

- Es cierto. Su cuerpo responde... terminaré de poner la miel y cera... para vendarlo... - dijo la doncella

Espuma de marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora