17. Final. Caer

34 3 16
                                    

Orihime no disfruto de la fiesta y cada momento en que el final se acercaba a la consumación del matrimonio se ponía nerviosa. Así que al llegar la noche, estaba muy angustiada, a su vez resignada. El de cabello carmín la tomó de la mano para llevarla gentil a la habitación, llorando los espíritus se refugiaron en el bosque, pensando en lo que había pasado. La mujer fue tratada con amabilidad por su ahora esposo, pero no fue precisamente una experiencia mágica para la chica. Descanso entre los brazos de Abarai, quien solo dormía después de su acto carnal. Algunas lágrimas cayeron por sus ojos grises, respiró hondo, se levantó, con una sábana se cubrió para poder mirar por la ventana. Desde la playa el ojiceleste la pudo ver con su perfecta figura semis desnuda en el castillo.

Usando su cantó lleno de pena y dolor Jaquen llamó a la pelirroja hacia la bahía, su fiel caballo Kukkapuro también escuchó esta melodía por lo que fue en busca de la duquesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Usando su cantó lleno de pena y dolor Jaquen llamó a la pelirroja hacia la bahía, su fiel caballo Kukkapuro también escuchó esta melodía por lo que fue en busca de la duquesa.

Ven y cura mi pena, que lloró
por esa tristeza de mi corazón,
perdona mi egoismo, mi coro
es el viento del sol.

¡Ho divino sol que ilumina
la noche y trae el alba del día!
Perdona las heridas
de mis manos, de mis palabras
soy el único culpable
de esta dolorosa agonía.

Solo he querido que la mujer
qué me ha de arrebarme el querer
de mi corazón, tu hija de tierra
que llegue mi voz a tu alma, cura
mi tristeza con tus manos.

Ven y escucha mi llanto,
este amargo sentimiento
es mi pena, como espuma de mar
que viene y va con mi amar.

Hipnotizada llegó la dama a la arena, a solo unos pasos del oleaje se detuvo. El corcel por instinto la empujó hacia atrás lejos del agua, entonces salió el triton.

- Inoue Orihime, ¿no es así? - preguntó el ojiceleste

- ¡He! ¿Eres el hermano del joven Ulquiorra? ¿Grimillow? - preguntó la dama

- Sí, no nos conocemos excepto por mi hermano... Él es lo único que nos une a ti y a mí... - dijo el caballero

- ¿Cómo está? - desvío el tema la chica

- Enojado conmigo... - dijo el de cabello azul

- Hiciste lo correcto... El joven Ulquiorra debe estar con los de su especie... y tener muchos bebés... - dijo llorando la duquesa

- No. Fui egoísta... le hice daño... Ahora se prepara para irse al ártico... y no volver jamás... y tú, ¿por qué vistes eso...? - dijo el marino

- Bueno, ahora estoy casada... debo cumplir con ciertas obligaciones... - dijo melancólica la pelirroja

- Ulquiorra va a hacer lo mismo... y no se ve feliz... Probablemente ame a sus hijos... pero odie todo lo demás... así que no estoy seguro de que haya hecho bien... Mis sobrinos vivirán con el rencor de su papá hacia mí... No creo que odie a las chicas... aunque sí su vida... - dijo Jean

Espuma de marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora