15. Libre

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Entonces lo giró para poder ayudar a Ciffer. Por fin abrió los ojos el marino.

- Mira Inoue tu espalda, las runas brillan... - dijo Ayame

- Eso significa que funciona el hechizo... - dijo con débil voz el ojiverde

- No me siento diferente. Pero si me duelen las piernas... como miles de pequeñas agujas y... calambres... Me es difícil moverlas... - dijo algo angustiada la pelirroja

- Eso no se irá hasta que completes tu transformación en sirena... - dijo el caballero

- ¡Tráiganme rápidamente todo para curar las heridas del joven Ulquiorra...! - exclamó la chica tomando la mano de su amado

El estruendo se seguía escuchando, haciendo retumbar el palacio.

- Deberías atender la puerta... Tocan con mucha insistencia... - dijo Baigon

- ¡Señorita Inoue! ¿Está bien? Vimos caer ese relámpago en su habitación... - dijo la voz tras la puerta

Orihime estaba más preocupada por el triton qué por ella misma, tanto ruido le molestaba.

- Estoy bien... solo tengo algunas quemaduras leves por el impacto... Ahora, ¡vayan a detener lo que sea que causa los temblores! - dijo irritada la dama

Apenas se escuchó la respuesta. Las hadas volaron para ir por los medicamentos en la alcoba de la doncella.

- Sí majestad... - dijo un susurro

El de pálida piel apenas podía respirar.

- No podré usar magia por un tiempo... - dijo el ojiverde acariciando el rostro de Inoue

- No importa. Yo no puedo usar magia y sin embargo hago lo que puedo con mi fuerza... conocimiento... habilidad... - dijo la mujer

Con cuidado la pelirroja ponía el ungüento en las ampollas, las envolvió con gasa y vendas.

- En eso eres mejor que yo... soy un pescador, más no un luchador... no con una espada en un caballo... solo se usar una lanza... - dijo el triton

- Y yo nunca podría hacer lo que tu acabas de realizar... soy muy mala con los libros... - dijo dando un beso a Ciffer

Un poco más animado por el cariño de la duquesa, el de pálida piel empezó a curar las heridas de Orihime, dando lengüetazos a las ampollas. Era una escena dulce, a la vez de ácida, ella sabía que no podía quedarse más, ahora que su hombro estaba mejor gracias a la magia del marino y un poco de saliva. Así que le puso una manta, le dio un beso y dejó el estanque para ponerse su vestido y su armadura. En los muros del castillo arqueros y lanzadores repelen el ataque de los barcos invasores.

- Esto no está bien... sí atacan el palacio podrían herir a Ulquiorra... - dijo en el agua Jean

- Debemos darnos prisa e ir con el señor Aizen... él puede llamar a tu hermano, con la gran demostración de magia que hizo... será fácil usar su voz para que controlé a esa mujer y lo liberé... - dijo Basterbine

- De acuerdo. Vamos por mi papá... - dijo inseguro el ojiceleste

El grupo de criaturas marinas se sumergio a una zona un poco más profunda donde la luz del sol apenas llegaba. La mayor parte de la iluminación provenía de otros animales y crustáceos.

- ¡Grimillow! ¡Llevó días preocupado...! ¿Quiénes son ellas? ¿Y tú hermano...? - dijo serio el castaño

El triton más viejo comía algunos moluscos en el fondo de la arena.

- He intentado sacarlo del castillo... pero no he podido... y ellas me están ayudando... - dijo inocente Jaquen

- ¿Ellas? Son unicornios del mar como tú... pero, ¿qué hacen tan lejos de casa? Aquí hace calor para ustedes... - dijo el padre

Espuma de marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora