Capítulo 02. Tú lo haces.

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Tan sólo habían pasado unas cuantas horas.

Y al despertar, sentía una que otra punzada en mi cabeza. Enterré mi rostro en el suave colchón donde estaba acostada, soltando una profunda exhalación para poder seguir durmiendo.

Arrugué las cejas

¿Qué hora era? O mejor dicho, ¿qué me había despertado exactamente? No tenía idea, pero lo que sí sabía, era que había bebido anoche a pesar de no recordar gran cosa, y eso tenía mi frente recibiendo ligeras palpitaciones de dolor.

Auch.

¿Qué fue lo que hiciste esta vez, May?

Normalmente hago cosas malas, hago muchas cosas malas, mi padre se decepciona de mí con frecuencia. Y a pesar de fingir que no me interesa, sí siento algo de vergüenza cada vez que recuerdo que, soy hija única y al mismo tiempo, un desastre.

¿Y si mejor no despierto nunca?

Un chillido intenso volvió a hacer que mi cabeza sintiera una especie de taladro golpeándome. Ahora ya sé por qué desperté. Es el sonido de una llamada, alguien me está llamando. Y no sé por qué, pero imagino que debe ser muy temprano.

Con cansancio, giré hasta quedarme boca arriba. Miré mi techo, sin ganas de levantarme, ni físicas, ni mentales. Froté mis ojos, dejando que el aparato sonara y sonara algunas veinte veces. Cuando por fin cesó un poco, entonces lo tomé de la mesita de noche para revisar

14 llamadas perdidas de papá.

Volví a cerrar mis párpados por un momento

Sí, quizás ya estoy a punto de morir, asesinada.

Será mejor no responderle hasta que se calme un poco y no quiera enterrar viva su hija. No recuerdo gran cosa, pero sé que lo arruiné. Arruiné algo importante para él y eso es perjudicial.

Tonta May.

Miré algunos mensajes que tenía sin revisar

Natalie: ¿Cómo te fue anoche?

Desmond: Me ligué a la chica del bar.

Papá: Voy para allá.

Papá: Tenemos que hablar.

Jum, ¿cuál de esos mensajes era más importante ahora?

Ciertamente, le respondí primero a Desmond.

Yo: ¿La llevaste a la cama?

Yo: Eres despreciable. De verdad esperaba más de ti.

Su respuesta mágicamente llegó muy rápido.

Desmond: Sólo hablamos y aceptó salir conmigo, malpensada.

Desmond: Y ven rápido a trabajar o te quito el sueldo del mes.

Sabía que bromeaba.

Miré la hora en la pantalla

10:23 am.

Bien, quizás podría tardar un poco más. Excepto que, antes de que pudiera continuar con la tranquilidad de un día soleado, mis ojos volaron una segunda vez a mi buzón de mensajes, dándome cuenta de que había uno especialmente al que no le había prestado atención.

Papá: Tenemos que hablar.

Rápidamente, me puse de pie, ignoré el pequeño mareo y corrí hacia el cuarto de baño para empezar mi día.

Un concierto para dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora