Sed de sangre

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Capitulo 3

La noche era el momento idóneo para el actuar de quien le arrebataba la vida a los inocentes.

Galantus: (Veamos... ¿Quién será mi siguiente víctima?)

Pensó para sí mientras recorría las calles. Pocas personas seguían fuera de sus hogares, por lo cual llevarse a una persona no sería ningún inconveniente.

Galantus: (Creo que ya... sé a quién)

Pensó mientras posaba su vista sobre un hombre que parecía rondar los 40 a 45 años de edad. Sin pensarlo, cruzó la acera para estar cerca de su víctima.

Galantus: Hey, amigo, disculpa, ¿podrías indicarme dónde queda el bar "La Luna Azul"?

Gustavo: Mm? Claro, está a dos cuadras hacia la derecha. Puedo acompañarte si quieres, voy de camino de todos modos.

Galantus: Claro, será más seguro para ambos.

Después de aquellas palabras, ambos caminaron por las calles por poco tiempo. En cuanto llegaron al bar, pudieron apreciar que el establecimiento estaba cerrado, pues tenía un aviso de la policía pegado en la puerta.

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Con tal de garantizar la seguridad de la población en general, establecimientos de este tipo se cerrarán de manera prematura hasta nuevo aviso.

Gustavo: Parece que no habrá más bares por un tiempo.

Galantus: Es una lástima. Bueno... Ten una buena noche, yo tomaré un taxi.

Gustavo: Buenas noches.

Aquel hombre, sin saberlo, le dio la espalda a quien sería la persona más buscada en estas últimas semanas. Antes de que aquel hombre se alejara demasiado, pudo sentir un fuerte golpe en su cabeza, haciendo que su visión se oscureciera, mientras que su cuerpo caía al suelo, quedando a merced de aquel asesino.

Galantus: Tú, mi amigo... Me ayudarás a que mi juego con la policía sea... más interesante.

Tomó un brazo de aquel hombre para así simular que ambos volvían de una noche de borrachera, algo que pasaría desapercibido ante las pocas personas que seguían en el exterior. No podría decirse con exactitud cuánto tiempo pasó antes de que aquel hombre abriera los ojos, pero en cuanto lo logró, no pudo reconocer nada, pues estaba en total oscuridad.

Gustavo: Mmng... Mi cabeza, ¿dó-dónde estoy...?

Galantus: Oh, finalmente despertaste... Pensé que te había asesinado.

Gustavo: ¿Quién eres? ¿Qué... ¿Qué lugar es este?

Aquel hombre empezó a forcejear con las pocas fuerzas que tenía, pero aquello fue meramente inútil, pues estaba amarrado a una silla. Pero ese era el menor de sus problemas, ya que una gota de agua había caído sobre su cabeza.

Galantus: Ah, vamos... Nos vimos hace poco, ¿realmente no recuerdas quién soy?

Después de aquellas palabras, una luz iluminó a quien era la mente maestra tras los asesinatos.

Galantus: Ahora... creo que mereces saber por qué estás aquí, y el asunto es... que tú, mi amigo, me ayudarás a captar la atención de los medios.

Aquel hombre estaba confundido, pues creía que todo se trataba de una broma, una muy cruel, pero aun así, se mantuvo en calma.

Gustavo: Si bueno... Podrías desatarme, por favor. Esto empieza a ser algo incómodo.

Galantus: ¿Disculpa?

Operación GalantusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora