La pareja Gojo se encontraba nuevamente en la residencia Fushiguro, se veía abandonado el lugar, parecía que nadie vivía ahí hace meses por lo que les preocupó demasiado ese detalle. Volvió a tocar aquel timbre para llamar la atención pero nada, era la décima visita en el mes y no había respuestas ni por el teléfono. Era muy notoria su preocupación, no sabían a quién llamar para que les diera señal de aquel joven pelinegro. Y en su hotel, no se encontraba tampoco. Nuevamente se retiraron del lugar, resignados a no verlo.
Por otro lado, se encontraba aquel joven admirando fijamente los movimientos de su compañera, cepillaba su cabello húmedo de arriba abajo, con la ayuda de ella se encontraba sentado en la cama leyendo un libro, pero olvidó continuar en su lectura cuando ella estuvo al frente. Nuevamente habían pasado otro mes juntos en aquel departamento, casi todos los días iba de visita aquel joven pelirrosa para ver al azabache. Habían vuelto a ser buenos amigos una vez que arreglaron la situación pasada, pero la única condición era no decirle a nadie que estaba ahí. Pero no siempre puede ocultarse para siempre.
Hace un par de semanas, tuvo que llamar al médico para continuar con sus consultas, entre ellas para comentarle sobre alguna opinión sobre la operación en su columna, que era lo que le impedía el movimiento en sus piernas. No era especialista en medicina, pero por lo que escuchaba de Shoko, ese era su problema, y era evidente que había cura. Riesgosa y posiblemente tarde un proceso, pero la había, al menos con volver a caminar y sentirse útil era suficiente para él. Justo hoy era la cita en el hospital donde trabaja su "madre", y sabía que aunque había pedido discreción era probable que le hayan comentado y sobre todo que se la encuentre ahí.
—Bien, estoy lista —miró el reloj—. El joven Itadori nos ayudará a llevarte.
—¿Por qué nos debe ayudar?
—Porque sinceramente no soy tan fuerte como él, además que se ofreció demasiado.
—De acuerdo —cerró su libro—, andando entonces.
Salió aquella joven de la habitación en búsqueda de su energético vecino, el cual ya esperaba en la puerta principal para cuando salieran a buscarlo.
—Buenos días (T/n) —saludó—, ¿Y Megumi?
—Oh, buenos días. ¿Puedes ayudarme a colocarlo en su silla?, no quiero lastimarlo.
—Por supuesto, no te preocupes (T/n).
Minutos después, y una queja por parte del pelinegro, se encontraban los tres en dirección al hospital para la cita médica del mencionado. En este caso, conducía la joven enfermera mientras Itadori no dejaba una conversación con Fushiguro, no le molestaba volver a tener a su lado aquel amigo que no le paraba la boca, después de todo extrañaba ese detalle de él. Ayudaba a despejar aquel nerviosismo que tenía de asistir, y no tanto por reencontrarse con su "madre", si no por la respuesta que podía darle el doctor ante su petición.
Se encontraba confiado estos dos meses que se detenía por segundos en sus piernas, sabía que con ayuda en un año aproximadamente y si el destino lo quería, estaría nuevamente caminando por sí solo. Sabía que no estaría nadando o incluso corriendo como cada mañana, pero se sentiría útil por sí mismo. Dejó de prestarle atención a su mejor amigo, para dedicar sus pensamientos en aquel sentimiento de felicidad combinado con nerviosismo, pero todo pasaría, y se mantenía positivo.
—Fushiguro, ponte ligero para poder bajarte, ¿de acuerdo?
—Eres una molestia —suspiró—. Les advierto que quiero entrar solo al cubículo del doctor, ¿entendieron?
—Sí señor —respondieron ambos.
Una vez que lo colocaron en su silla, avanzaron entre conversaciones para hacer el ambiente entre ellos más tranquilo y amistoso, lo cual le funcionó. Llegaron al cubículo donde sería atendido, confirmaron su asistencia y esperaron unos minutos antes de que él tuviera permiso de pasar. Movía sus brazos un par de veces y mordía su uña sin previo aviso, la joven entendió la situación por lo que se sentó en cuclillas frente a él tomando su mano delicadamente y alejarla de su boca, sonrió para ofrecerle confianza.
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╰❥Heridas (Megumi y tú)
FanfictionMegumi Fushiguro, después de su accidente pretende alejarse de todas las personas que lo estiman. Su tutor, quien lo ha cuidado desde niño, busca que vuelva a ser el mismo chico amable y tierno que era en su juventud. Aunque esto le está tomando más...