—Bueno Megumi, estamos en casa —empujaba la silla donde se encontraba el mencionado—. ¿Quieres cenar o prefieres ducharte?
Habían pasado alrededor de siete meses desde aquel accidente que cambió la vida del joven pelinegro. Durante estos meses, su tutor, su hermana y su nana eran quienes cuidaban en su totalidad a dicho joven. Pero sus ánimos bajan poco a poco, dejó de saludar a su hermana con besos y abrazos, ahora se hacía de lado al momento en que quería besar su mejilla. Dejó de salir con sus amigos a cenar, prefería estar encerrado en su hogar.
Cuando Gojo llegaba con él a las consultas y mencionaba que era su padre como toda la vida lo hacía, ahora se molestaba que lo mencionara. Si lo ayudaba con fuerza para trasladarlo de un lugar al otro, le gritaba en que no era un inutil y que lo dejara en paz. A su novia, quien se iba a convertir en su esposa, terminó aquel romance de años que tenían. A su nana, dejó de llamarla de esa manera para llamarla por su nombre.
—Déjame en paz, no eres mi enfermero.
—No, pero sabes perfectamente que por ti, soy todo lo que necesites para tu bienestar.
—Lárgate Gojo.
Le dolía cuando lo llamaba de esa manera, habían pasado veinte años juntos que para él siempre será su pequeño Megumi y el "papá Satoru" como solía llamarlo hasta hace unos meses. Dio un suspiro mientras salía sin decir nada, entendía su frustración, pero no le agradaba en lo absoluto que decidiera desquitarse con las demás personas. Cerró la puerta de la habitación, caminó hasta el garaje donde tomó su auto para salir a dar una vuelta.
Quería tomar aire fresco para tener más paciencia de la que podía tener, en el fondo, sabía que era un llamado de auxilio desde su corazón al exterior. Condujo hasta llegar a la cafetería frente al hospital donde trabajaba la castaña que lo había apoyado a cuidar de los pequeños Fushiguro. Envió un mensaje antes de bajarse del auto y caminó hasta la mesa de afuera a esperarla.
No pasó mucho tiempo cuando sintió una mano tocar su hombro e inclinando para besar su mejilla, sonrió ante aquel acto y tomó la mano femenina, se giró alrededor hasta quedar al frente de él. Aunque había formado una familia con la que fue su mejor amiga desde la preparatoria, ella vivía más cerca de su trabajo y el albino vivía normalmente siempre con Megumi y más después del accidente. La pareja lo había hablado, por lo que no tenían problemas por ello, para ella también era como un hijo y en ocasiones solía llamarla "Mamá Shoko", pero ahora ni siquiera dejaba que lo cuidara.
—¿Cómo estás? —preguntó mirándola, te ves cansada.
—Estoy bien, no te preocupes. Creo que mejor que tú sí lo estoy.
—No lo dudo —miró el menú—. Megumi cada día está peor, sinceramente lo desconozco.
—Sí te creo —suspiró—. La última vez me gritó, cosa que nunca había hecho y me corrió de su habitación.
—Sé que no tendría porqué pedir perdón por él —quitó sus lentes—, pero en parte lo entiendo, es muy drástico todo esto, pero aún así no lo justifico.
—Lo entiendo —comenzaron a ordenar—, debemos ser pacientes, seguro asimilará todo esto.
Comenzaron a conversar mientras almorzaban juntos, ella había sido quien le dio la noticia desde el teléfono de el azabache cuando llegó accidentado al hospital, aunque iba un tanto consciente, ella no pudo contener las ganas de llorar y tumbarse al suelo. Le dolía igual que si fuera su propio hijo.
—Pensé en contratar una enfermera —comentó—, alguien que sí permita tener en todo momento a su lado y lo ayude en su tratamiento necesario.
—No estaría nada mal —picoteaba su comida—, hay algunas pasantes que podrían ayudar o alguna enfermera de planta.
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╰❥Heridas (Megumi y tú)
FanfictionMegumi Fushiguro, después de su accidente pretende alejarse de todas las personas que lo estiman. Su tutor, quien lo ha cuidado desde niño, busca que vuelva a ser el mismo chico amable y tierno que era en su juventud. Aunque esto le está tomando más...