╰❥Capítulo 12: Heridas

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El rubio miraba atentamente a la mujer que se encontraba bebiendo café frente a él, ambos se encontraban nerviosos ante la solicitud de aquella reunión pero jamás negaría que le importaba lo que tuviera que ver con el joven Fushiguro, ella siempre estaba al pendiente de él. Dejó aquella taza sobre la mesa mientras recibía unos papeles que el médico de su "hijo" había atendido, con nerviosismo abrió aquel sobre donde venía la información suficiente que necesitaba saber, él podría volver a caminar. Sus lágrimas comenzaron a caer acompañadas de una gran sonrisa, estaba emocionada de lo que estaba pasando, se levantaron al mismo tiempo y ella corrió a su amigo abrazándolo emocionada, él sería el doctor a cargo de todo el proceso que necesitaba el pelinegro.

—Buenos días, les traje un poco de pan para acompañar el café —entró sonriente—. Ah, siento molestar.

Podían tener cuarenta años pero aquellos celos provenientes de su esposo siempre estaban ahí. Nanami estaba soltero, pero ella sabía perfectamente que tenía constantemente citas con una mujer un poco menor que él. El pasado justo era eso, pasado, pero el albino seguía en aquella juventud donde el rubio estaba completamente enamorado de la castaña siempre siendo detallista con ella, pero al final del día ella siempre elegía a Satoru Gojo.

—Satoru —se separó de su amigo—, ¿podemos hablar?, es algo muy importante —sonrió.

—Ah, ahora soy Satoru —susurró—. Sí, sí podemos.

Nanami se despidió de la pareja Gojo para darles privacidad en esta noticia, salió del lugar donde se encontraban. El mencionado anterior se encontraba con los brazos cruzados pensando en un drama sobre el abrazo de su esposa y su antiguo o quizás aún rival amoroso, justo cuando iba a decir algo al respecto, ella lo abrazó emocionada y soltando lágrimas ante eso, asustando un poco a él más alto, pero al verla entendió que algo bueno debió pasar para tenerla así.

—Satoru, Nanami me dio una muy buena noticia sobre Megumi.

Iba a quejarse nuevamente pero al escuchar que era sobre su hijo, prestó toda su atención posible a ella y lo que diría.

—Megumi podrá ser operado y volver a caminar. Claro que debe llevar un cuidado antes y después de que vuelva hacerlo, pero podrá volver a moverse, que es lo que más desea.

Ambos se abrazaron demasiado contentos, estaban felices por él, imaginaban su emoción al recibir la noticia, él se sentirá mejor consigo mismo después de todo. Prepararon toda esa tarde para decirle, seguramente aceptará sin dudar aquella propuesta que ha esperado, decidieron preparar cena en casa para invitarlo, para su suerte no se negó.

Esa tarde se presentó solo con Yuuji, ya que su ahora novia se encontraba ocupada y pues al ser solo una "cena" ambos no tuvieron problema en que no se presentara. Su mejor amigo, era quien lo ayudaba a cargarlo por llamarlo de esa manera, ya que admitamos que tenía incluso más fuerza que él mismo,

Se la pasó jugando con sus pequeños hermanos y su mejor amigo, hasta que comenzó la cena, todo era muy perfecto para ser sinceros. La pareja Gojo prefiere no mencionarlo frente a todos, quizás era algo que él quiera hablar a solas, por lo que al terminar lo llevaron con ellos al jardín, con el simple pretexto de conversar, pero la notoria sonrisa en la castaña era evidente que algo querían decir.

—¿Ocurre algo?, los noto extraños. ¿No estás viejo para hacer bebés?

—Para tu información estoy en mi mejor momento de la vida para practicar la creación de bebés —respondió indignado—, quien no quiera es Shoko.

—El punto no es ese Megumi —se detuvo frente a él—, Nanami vino a buscarme para hablar de ti.

—¿De mí?

—Megumi —se inclinó—, eres candidato perfecto para una cirugía y volver a caminar, claro con los cuidados necesarios.

Se encontraba completamente sorprendido, no entendía qué pasaba con claridad, pero sintió como lágrimas de felicidad salían de sus ojos, completamente emocionado, ¿como no estarlo?, cada noche le rogaba al cielo que esto sucediera, había pasado un año entre dolor y resignación, pero hoy escuchó aquello que anhelaba, estiró sus brazos primero hacía la mujer castaña, quien sin pensarlo lo abrazó contenta, volvería a ser él, sanaría esas heridas en su alma y su corazón. Decidió que no se comentara absolutamente nada, hasta que llegara el momento, aún sentía inseguridad de adelantar su felicidad, por lo que regresó a su departamento y por más que quisiera hablarlo, prefiere tragar aquella felicidad tan solo un poco más, hasta que Nanami le diera fecha de su operación.

No tardó mucho en estar presente en el departamento, su ahora novia se encontraba en pijama en la sala mientras leía un libro mientras bebía café. Al verlo llegar agradeció a su amigo y lo ayudó a llegar a su lado.

—¿Cómo te fue? —le sonrió—, me alegra verte de nuevo feliz con tu familia.

—Muy bien, gracias por preguntar —estiró sus brazos—. Puedo decir que gracias a ti todo va mejor.

Ella entendió aquel movimiento que se sentó sobré sus piernas, sonreía ampliamente, adoraba verlo de esa manera, besó su mejilla repetidas veces para que su compañero también sonriera e incluso riera, lo logró.

—Estoy feliz de verte mejor que cuando nos conocimos.

—Y aún puedo estar más —la abrazó—, de verdad que agradezco lo que haces por mi.

Aquella noche pasó entre besos, sonrisas, abrazos y caricias. Todo lo habitual del día a día, que parecía no molestarle a ambos, todo de ella le causaba una sanación a sus heridas internas, ¿como no amarla?, era imposible si quiera ignorar ese sentimiento, ella era aquella luz en su nueva oscuridad cuando cayó en el pozo de la depresión.

Toda la noche, ella durmió tranquila, prefirió no causarle molestias, aunque le era imposible dormir y demostrar la felicidad que tenía con ella. Se encontraba dormida sobre su pecho, como de costumbre, él se había vuelto su almohada favorita y ella su peluche favorito a la hora de descansar. Sin duda se había enamorado perdidamente de esta mujer.



╰❥Heridas (Megumi y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora