Capítulo 9

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Mis papás y sus amigos se han ido en busca de una solución. Mably y yo nos hemos quedado solos en la casa de Darren. Sus hijos no están en casa, así que se han salvado de ver esta catástrofe. No como nosotros que estamos a la expectativa de lo que ocurre. Si no logran detener a Milo, todo estará perdido. Cielos, tengo que ser positivo, pero es tan difícil, estoy muy preocupado por mi amigo.

―¿Y si ya no es él? ―exclamo, preocupado―. ¿Y si ya no podemos recuperarlo? ¿Y si...?

―Tranquilo ―me detiene mi novia y toma mis manos, me observa con ternura―. Todo estará bien.

―Ay, qué conmovedor. ―Vemos a Milo, sentado sobre la mesa, como si nada pasara―. Y qué aburrido.

Chasquea los dedos y Mably cae en un agujero negro.

―¡No! ―grito.

Él sonríe.

―Mucho mejor. ―Salta para acercarse a mí.

―¿Dónde está? ―Frunzo el ceño.

―Acá se trata de nosotros. ―Toca mi barbilla―. El problema es que si tú eres Crawford, ¿qué haré contigo? Deberé matarte.

Me suelto, pegándole en su mano, y retrocediendo.

―¡Detén esto, lastimarás a alguien! ―expreso, angustiado, ya casi a punto de llorar―. Por favor.

―No puedo parar, y pues... ya he herido a personas ―declara, sin expresión en su rostro―. Tú mismo lo viste.

―La gente inconsciente... ―Me quedo pensativo, luego alzo la vista―. ¿Está muerta?

―Qué lento, sí. ―Se ríe.

―Pero fue esa cosa, no tú.

―Esas, son varios.

Niego, moviendo la cabeza, luego reacciono.

―¡No importa, detenlos!

―No quiero ―dice serio―. Me gusta.

―Te controlan.

Hace una pequeña risa otra vez.

―Puede ser, los susurros son poderosos.

―¿Qué harás ahora? ―expreso, aterrorizado.

―Eliminaremos a todos, el proceso ya comenzó, viste cómo crece. ―Hace una sonrisa siniestra―. Ahora, para detenernos, tendrán que matarme, y la verdad no hay mucho tiempo.

―¿Asesinaste a Mably? ―pregunto con miedo.

―Pronto ―exclama, tranquilo―. Deja que la energía se encargue. Solo la mandé lejos para tu suerte, pues yo no hago ese trabajo, el brío se ocupa de todo. ―Toma mi muñeca de repente―. Olvidémonos de eso, hay que despedirnos, porque no me queda otra que matarte ―susurra, próximo a mi boca.

―¿Y no piensas en tus padres? ―Las lágrimas caen.

―Lo único que permanece de Milo, es su deseo por ti, lo demás no existe.

La conversación cambia de... individuos.

―No les creo.

Su risa se escucha en eco.

―Podemos entender a Milo, esa necesidad de que le presten atención. Odrelion se sentía así, por eso es tan fácil que este sentimiento siga vivo en su cuerpo.

―¡Milo no está muerto! ―Lo empujo―. ¡Sé que mi amigo está ahí, libérenlo ahora!

―Ya es tarde, Loid ―declara y el eco en su voz continúa―. Vamos a manifestar los deseos carnales que tiene Milo sobre ti, y luego matarte. ―Me agarra del cuello, rápidamente, entonces me golpea hacia la pared.

―¡No! ―Forcejeamos y caemos al piso―. No... no puedo respirar... no...

Mi vista se borronea, pero creo que no llega a hacer nada, pues me parece que veo un gesto de preocupación en su rostro. Me llama seguidas veces, hasta que al fin reacciono. Me alejo de debajo de él, entonces retrocedo, rápido.

―No me toques ―declaro, nervioso.

Milo se ve asustado mientras se mira las manos, luego alza la vista hacia mí, así que me sobresalto. Me observa con preocupación, sin embargo, por el miedo, vuelvo a ir hacia atrás.

―Lo siento ―se disculpa, y se habla a sí mismo―. ¿Qué hice?

¡Es Milo! Creo que tiene un momento de lucidez.

―Se... seguro puedes arreglarlo.

―No, ya casi no recuerdo la empatía, lastimé personas y a ti, pero siento que no puedo renunciar a esto. ―Se levanta del suelo, despacio―. Debo... debo irme, para que no me atrape, es la única solución.

―Po... podemos solucionarlo.

Me observa y me estremezco, cuando sonríe, pero luego me doy cuenta de que es un gesto de tristeza, antes de responderme.

―No, me encerraré, entonces Crawford no me atrapará ―confiesa.

―¡¿A dónde vas?! ―Me levanto del piso, cuando visualizo otro agujero negro, que él mismo crea―. ¡Detente!

―Al infinito para no volver jamás. ―Cruza y se cierra el portal.

―¡No! ―grito.

No presto mucha atención, pero la energía negativa comienza a desaparecer, entonces llega corriendo la madre de Milo, al ya poder entrar.

―¡¿Dónde está?! ―cuestiona, desesperada.

Detrás, llegan su papá y Mably.

―Los fui a buscar ―me aclara, mi novia―. No lográbamos entrar, había como un campo de fuerza o algo así, y ahora todo se desvaneció.

―Darren podrá arreglarlo ―expresa, la mamá de Milo, luego vuelve a mí―. ¡¿Dónde está?! ―repite.

―Se fue. ―De mis ojos caen más lágrimas―. Dijo que no volvería.

Ella cae de rodillas y llora también.

―No, mi hijo, otra vez esta desgracia, otra vez con esas malditas voces.

―No... ―la corrijo y giro mi vista a la nada, donde antes estaba el portal―. Eran susurros.

Voces Oscuras: Energía NegativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora