Epílogo II

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Milo

«¿Cómo pudiste traicionarnos? ¡Te dimos todo!»

Me duele la cabeza. Estas cosas, creen que yo iba a permitir que asesinaran a Loid, estaban muy equivocadas. Él tenía razón, jamás desaparecí y lo que en realidad no saben, es que hay algo más en mí, que solo mi fuerza de voluntad. Camino en círculos, en la nada misma que yo creé, y estos imbéciles, siguen cotorreando. Cada vez me dan más migraña. Aunque tiene sentido, se alimentan de energía negativa y yo soy el único al que pueden comer desde este lugar.

«Sabes que te estamos escuchando, ¿cierto?», comentan esos susurros, insoportables, y yo solo me río.

Claro que lo sé, eso no evitará ningún comentario despectivo hacia ellos.

―Cállense, no los necesito, tengo mi propia fuerza ―les declaro la guerra, sin contar que esas voces roncas que tienen me irritan.

«¿Cómo te atreves? Nosotros despertamos tu potencial».

¿Qué es lo que no entienden de que no quiero oírlos? Aunque en algo sí tienen razón, tengo potencial. Me he dado cuenta de que no los necesito para nada. Yo obtuve esta maldición por las voces originales, estas solo aprovecharon el momento. Viajaron por aquella dimensión cuando era un pequeño bebé, se introdujeron mientras estaba atrapado, mientras esperaba para nacer, pero mi poder en realidad viene del tiempo en el que estuve con la energía negativa.

Cierro los ojos.

―Mi cuerpo ha sido una mezcla de magia negra desde que me formaba y es solo mío, así que desaparezcan ―dictamino.

No oigo nada más, excepto unos aplausos, así que abro los ojos. Me sorprendo al ver a Loid, pero el que aplaude es un hombre desconocido para mí.

―Yo intentando atrapar a esos susurros miles de veces y tú solito los eliminas, ¿qué haré ahora? ―Parece que se burla.

Entrecierro los ojos.

―¿Quién eres? ―Observo a Loid―. ¿Cómo pudiste traerlo aquí?

El hombre sonríe.

―Soy el famoso señor Crawford y su novia. ―Señala al brujito, el cual lo mira desconcertado―. Felicidades, tus celos te han cegado para descubrir la verdad.

―Eras tú. ―Frunzo el ceño, luego sonrío―. Como sea, ya no puedes atrapar lo que no tengo ―me burlo.

―Pero si ahora eres mucho mejor. Perseguir a los susurros de Odrelion ya me parecía muy aburrido. Me pregunto si los volveremos a ver, los mundos locos son tan impredecibles.

Vuelvo a fruncir el ceño.

―Deja de decir estupideces, no regresarán, perdiste.

―Y como perdí, vamos a buscar otras voces ―exclama con confianza.

―¿Van a buscar a las voces de Agatha? ―pregunta Loid, nervioso.

―Eso sería complicado, su compañero tiene el poder del tiempo, prefiero a alguien más sencillo.

―¿Tayara? ―menciono a mi amiga, hija de las voces.

―Casi. ―Se ríe―. Quiero al chiquito.

―¡¿Al hermanito de Tayara?! ―chilla Loid―. ¡¿Pero es solo un bebé?!

―Ah, entonces tendremos que esperar. ―Vuelve a reír―. ¿Pero qué estoy diciendo? El espacio-tiempo conmigo no existe, puedo viajar a su historia cuando quiera. ―Hace una pausa mientras gira su rostro a mirarme―. ¿Qué dices? ―Sonríe de manera siniestra―. ¿Viajamos en el tiempo?

Entrecierro los ojos.

―No iremos contigo a ningún lado.

―Era una expresión, iremos a esa dualidad estelar, quieran o no.

―¿Dualidad Estelar? ―expresa, nervioso, Loid.

―Sí, iremos a la historia de Bailey. 

Voces Oscuras: Energía NegativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora