Capítulo 2

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Camino junto a Loid en dirección a la escuela y él me cuenta su dilema con los escépticos que todavía no creen en los seres sobrenaturales. Cosa que parecía arreglada hace tan poco, pero la gente se olvidó de todas las cosas que sucedieron, pues prefieren vivir en una burbuja e ignorarlo. Como mi familia, prácticamente. Y eso que tengo un tío que se puede transformar en chica y robar energía negativa, hasta podría decir que es inmortal.

Nos detenemos al encontrarnos con Damn y Lubstein, los chicos que mencionó Loid mientras caminábamos hacia la escuela, por lo tanto, no nos dejan entrar por ser unos tontos sin cabeza, o sea, bullies escépticos. Si Loid fuera un brujo experto y encima alguien valiente, estos no lograrían nada.

―Ah, pero qué tenemos aquí, el que se cree brujo ―se burla el primero―. ¿No te dijo tu mami que la fantasía solo se queda en la tele? Loquito.

―Bien dicho, Damn. ―Hace un choque de manos, el segundo con su amigo―. Los locos no deberían ir a la escuela sino al manicomio.

―¿No tienen mejores cosas que hacer? ―intercedo. Mantengo mi mochila a mi espalda, apoyándola en mi hombro, permaneciendo relajado con mi mano en la cinta de esta―. Ya terminan las clases, Loid. ―Miro a mi amigo, el brujito rubio―. Por suerte, no tendrás que soportar más a los mundanos.

―¡¿Me estás llamando corriente?! ―Levanta el puño Lubstein.

Me río.

―Así es, comparado con Loid, no eres nada, solo eres un mísero humano.

―¡¡Tú también eres uno!! ―Me agarra la ropa Damn―. ¡¡Y un estúpido cuatro ojos!! ―Alza la voz―. ¡¿Qué te haces el interesante con esa pose?!

Presiono la mano en la cinta de mi mochila, enfadado.

―No me toques. ―Frunzo el ceño.

―¿Y qué vas a hacer? ―se burla.

La mochila se cae, pues la suelto, y tomo la mano con la que me agarra.

―No me molestes.

Sostengo su muñeca y por alguna razón que desconozco, su gesto se vuelve pálido, como si se sintiera mal, como si hubiera visto el infierno mismo, así que rápido se libera, asustado, entonces sale corriendo, por lo tanto, su amigo lo sigue, sin comprender. Aunque yo tampoco estaría entendiendo qué le pasó.

Loid se agacha y mira la cinta de mi mochila.

―¿Se quemó? ―consulta.

Me giro y observo de lo que habla. Parece como si se hubiera cortado, tiene la forma de mis dedos impregnada allí. Nos quedamos un rato intentando entender, pero luego cuando toca el timbre, nos olvidamos del asunto. 

 

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Voces Oscuras: Energía NegativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora