Seokjin despertó y sonrió. Tenía a Jungkook pegado a su cuerpo. Su trasero pegado a su entrepierna, que también despertaba. Se regañó asimismo, por no haberle procurado un pijama a su bebé y haber permitido que se durmiera desnudo. Hacía frío, por eso probablemente el menor estaba tan pegado a él. Besó su espalda y su cuello. Sintió como se removía lentamente. Dio la vuelta, pero continuaba con sus ojos cerrados. Entonces comenzó a llenarlo de besos en su rostro y cuello, mientras sentía los reclamos de Kookie. Al fin éste abrió sus ojos y le regaló su mejor sonrisa. No pudo resistirse y lo besó.
— ¡Seokjin! Ni siquiera me he lavado los dientes —le dijo tratando de apartarlo.
—Yo tampoco. Así es que no importa. ¿Crees que eso me detendrá? —y siguió atacándolo con besos, inclinando su cuerpo hacia él, hasta quedar sobre su pecho.
Jungkook lo miraba y sólo sonreía, mientras se retorcía por el placer que esos besos le daban a todo su cuerpo y porque Jin cada vez lo escalaba más, hasta que se rindió y abrió sus piernas, para acoplarse perfectamente. El mayor estiró sus brazos para no aplastarlo. Para Jungkook era la vista perfecta. Seokjin era precioso, sus hombros anchos se veían en todo su esplendor y su pecho con las marcas que en la madrugada le había dejado, indicaban que ese hombre le pertenecía y le pertenecería. Ni siquiera cuestionó cuando lo vio buscando en la mesita de noche el lubricante y como luego introducía sus dedos largos en su entrada. Apenas un toque y estaba listo para recibirlo.
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Ya era más del mediodía, cuando decidieron que el hambre que estaban sintiendo era más grande que el deseo de estar jugueteando en la cama. Jungkook estaba en la cocina vestido de pie a cabeza con la ropa que Seokjin le había prestado, preparando algo de ramen para comer.
Seokjin mientras, cocinaba algo más para acompañar y tratar de calmar el hambre voraz que ambos tenían. Cantaban animadamente canciones de grupos de chicas, bromeando e incluso imitando algunos pasos de coreografías. Sus voces se acoplaban perfectamente. Jungkook entonces sintió curiosidad.
—Tu voz es hermosa Seokjin, ¿Acaso estudiaste algo de canto?
—En la Universidad, tenía clases de canto. Era parte de la carrera. Ahí aprendí a trabajar un poco mi voz. Pero no es tan grandiosa como la tuya Kookie. Yo sólo soy un aficionado.
Jungkook sonrió. Ahí estaba el Seokjin que conocía. Siempre menospreciando su talento. Cuántas veces había tenido que convencerlo que era muy talentoso y que no era menos que ninguno de los otros miembros. Pero a veces, las opiniones que algunas fans tenían, prevalecían sobre sus halagos. Eso lo disgustaba mucho. Ahora estaba igual, menospreciando su hermosa voz.
—No soy mejor que tú. Yo sólo fui un trainee. Apenas si manejo las notas. Pero reconozco que cantar me gusta mucho. Lo hago siempre que estoy haciendo alguna actividad. Es más entretenido que estudiar.
Seokjin lo quedó mirando. Cada vez se convencía más que su Kookie no era muy feliz con sus estudios y que era una lástima que su talento se hubiera perdido.
Después de comer y dejar la cocina limpia, se dedicaron solamente a hacerse mimos y besarse. Vieron una película y siguieron haciéndose mimos y besándose. Para Jungkook la sensación de compartir con Jin era tremendamente familiar. Era lo que hacían cuando tenían tiempo libre y no iban a ver a sus familias. Bueno excepto por los besos..., porque mimos si existían. Recordaba cómo se acomodaban en el sofá o en la cama del mayor a ver películas o videos de ARMY y siempre Jin le prodigaba caricias y mimos. Siempre había sido cariñoso con él en privado. Rara vez frente a las cámaras. Ahora la sensación era la misma, podía sentir esa misma calidez en sus brazos, sólo que en ese momento además, Seokjin besaba su cuello y buscaba desesperadamente su boca para meter su lengua y morder su labio inferior.
Ya casi anochecía, cuando Seokjin dejaba a Jungkook en su departamento. Ninguno quería que ese momento mágico pasara.
—Jungkook...todo lo que pasó entre nosotros...yo...quiero que entiendas que esto va en serio. Eres ahora mi pareja, mi novio... ¡Dios! Ni siquiera te lo he pedido formalmente, pero...
El menor lo calló con un beso.
—Seokjinnie, no necesitas decir nada formalmente. Desde anoche soy tuyo y exclusivamente tuyo. Y tú eres mío y sólo mío. Me haces el hombre más feliz sobre la tierra. Sólo me basta con saber que quieres estar conmigo. Yo quiero estar contigo. Ahora estamos juntos.
Seokjin miraba a Kookie. Era tan lindo ese mocosito. Simplemente lo adoraba. Quería llevárselo de vuelta a su departamento y hacerle el amor. Y mantenerlo para siempre a su lado.
—Iré a Busan con mi familia por tres días. Luego volveré y tendré mis dos últimos días libres. Quiero pasarlos contigo. Sé que debes trabajar, pero puedo ir a buscarte al Restaurante cuando cierres. ¿Está bien?
Seokjin asintió. Estaba bien. Perfecto. Lo iba a extrañar. Pero se mantendrían en contacto. Entendía que tenía sus planes y que debía ir a ver a su familia. Lo besó por cerca de media hora más, antes de soltarlo y dejarlo bajar del auto, para entrar.
—Te quiero Kookie...—fueron sus últimas palabras antes de marcharse.
—Y yo te amo Seokjin. Siempre lo he hecho... —Obviamente no lo dijo en voz alta. Las dijo para sí mismo. Se sentía devastado. Si él lo hubiese amado así "allá". Una vez más lloró. Aún no sentía esta vida como suya. Excepto por tener a Jin. ¿Podría acostumbrarse? ¿Podría vivir sin volver a cantar, sin estar en un escenario? Tenía a Seokjin, tenía a Seokjin, repetía una y otra vez, para acallar esas otras voces que reclamaban la parte de la vida que Jungkook estaba dejando atrás.
Cuando entró al departamento, se encontró con una escena que lo impactó. Taehyung lloraba amargamente en los brazos de Jimin.
— ¿Qué sucedió? —preguntó ante el dolor que parecía experimentar su amigo.
Tae se incorporó avergonzado y se secó sus lágrimas —No te preocupes Kookie. Idioteces mías. Es sólo que ya debo volver a Daegu y eso me pone triste. Estoy muy solo allá. Y extrañaré a Jimin y a ti también. Me gustó mucho compartir contigo. Eres un buen amigo y me alegro que Jimin te tenga. Pero no puedo evitar sentir tristeza. Mi vida es un asco y no sé cómo revertir todo esto.
Jungkook entonces salió de la burbuja en la que estaba envuelto, para golpearse con el dolor de Tae. Recordó la época en que estaba grabando la serie para la TV y entró en crisis, por las exigencias que tenía. En ese entonces lloraba mucho y Jimin siempre lo sostuvo.
Además todos en el grupo se esforzaron por ayudarlo y hacerlo sentir mejor. Finalmente había dejado el drama, para concentrarse en BTS. Todos estuvieron con él. Taehyung era un chico tan sensible, lleno de buenos sentimientos. Inocente en muchos aspectos. Era tan niño como él. Por eso se habían llevado tan bien al principio. Jungkook lo quería mucho. Como a cada uno de sus hyung. Sólo que había terminado enamorado del mayor y el poder tenerlo ahora en esta vida, era tan bueno. Sin embargo, al ver a Tae, se cuestionaba cuánto iba a costarle su propia felicidad.
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Dos Caminos, Dos Destinos
FantasySeokjin y Jungkook. Jungkook y Seokjin. El mayor y el menor. El menor y el mayor. Famosísimos. Todos los conocen, miembros de BTS, la banda surcoreana sensación del momento. "Mamá e hijo" dicen algunas fans. "Hermanitos" dicen otras. Sólo unas pocas...