Dos meses. Ya se habían cumplido dos meses, desde que Sun le había dado la posibilidad de tomar otro camino y otro destino.
Las últimas semanas habían sido un torbellino de cambios y acontecimientos que habían logrado que Jungkook no se diera cuenta, que la cuenta regresiva para tomar la decisión final estaba cerca.
Ahora vivía con Seokjin. Se había mudado, luego que Jimin consiguiera ser contratado por JyP como bailarín de apoyo. Bang Sihyuk había contribuido mucho, al recomendar al chico. En cierta forma el encontrarse con Jungkook lo había impactado. A pesar del tiempo transcurrido, aún sentía dolor por su fracaso. Y en cierta forma, esperaba poder ayudar a esos chicos que alguna vez habían creído en él y que nunca tuvieron la oportunidad ni siquiera de debutar.
Era un miércoles, mediodía. Jungkook no había asistido a clases. Estaba sentado al lado de su amigo, en la estación de trenes. Esperaban a Taehyung. Finalmente entre los dos lo habían convencido de venir a Seúl. Seokjin le daría un trabajo en el Restaurante, pues con la ampliación, necesitarían más personal. Mientras podría trabajar en la cocina. La paga no sería mucha, pero suficiente para ayudar a su familia. Su padre finalmente había cedido. Tampoco podía obligarlo, ya era un adulto. Su orgullo inicial, al principio se había negado a que Jimin "lo mantuviera", pero confiaba que sería "un tiempo".
— ¿Podrías dejar de mover tu pierna de esa forma?, me estás poniendo nervioso a mí. El tren está por llegar. Debes mantener la calma y mostrarte seguro frente a Tae. ¿Quieres que te vea así?
—No, claro que no. Es sólo que aún no creo que todo esto esté pasando. Kookie, tú tienes mucho que ver en esto. Si no hubieras hablado con Bang Sihyuk...
—Ya tonto, si no tuvieras talento, ni el Presidente te hubiese dejado como bailarín—miró su celular, un mensaje de Jin, avisando que estaría en cinco minutos en la estación para recogerlos. El plan incluía un reencuentro de los cuatro a comer en el Restaurante del mayor.
—Jungkook, por favor no le digas nada a Taehyung, acerca de mis sentimientos. No quiero perderlo. Sé que él me ve sólo como su amigo y yo estoy bien con eso. Sólo quiero que sea feliz.
—Lo sé Jiminie. Jamás te delataría, imagino lo doloroso que sería si te rechazara —por un momento sus pensamientos se perdieron en su otra vida y su estómago se contrajo. Sin embargo, rápidamente el pensamiento fue olvidado, cuando vio la hermosa sonrisa de Seokjin y sintió sus labios posarse sobre los suyos.
El tren que venía de Daegu, finalmente llegó a la estación. Jimin sentía cómo su corazón se aceleraba, cuando divisó el pelo rubio de su amigo. Se acercó y Tae lo miró con una gran sonrisa. Fue el abrazo más reconfortante que ambos pudieran recibir.
Mientras viajaban en el auto hacia el Restaurante, todos hablaban animadamente sobre los planes y nueva vida que les esperaba a partir de ahora. Jimin contaba entusiasmado de su trabajo como bailarín de apoyo. Y el progreso que seguía teniendo Jihoon, a quien ahora le daba clases particulares. Seokjin por otra parte comentaba entusiasmado de los avances en la ampliación y bromeaba sobre cómo sería la relación de Yoongi y Tae.
Jungkook sólo escuchaba. No tenía mucho que decir. Sus clases seguían siendo aburridas, sin embargo se esforzaba para tener buenas calificaciones. Poco a poco comenzó a sentir esas voces como lejanas.
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Dos Caminos, Dos Destinos
FantasySeokjin y Jungkook. Jungkook y Seokjin. El mayor y el menor. El menor y el mayor. Famosísimos. Todos los conocen, miembros de BTS, la banda surcoreana sensación del momento. "Mamá e hijo" dicen algunas fans. "Hermanitos" dicen otras. Sólo unas pocas...